“La María se va con las botas puestas”
Nadie nos creerá nunca ésto pero eran sus últimas palabras antes de que ese cuerpecito de apenas 30 kilos volviese a dormir, un sueño del que ya no iba a despertar. Ella lo sabía y se despidió tras cenar de manera tan grande como fue su vida. Tranquila y feliz, su pequeño corazoncito (repleto de amor) se fue apagando como una velita cuyo fuego va consumiendo poquito a poquito.
NOTA IMPORTANTE: Este es un artículo personal antiguo de cuando escribíamos para la familia que queremos conservar por cariño pero carece de correcta estructura y corrección ortográfica adecuada. Disculpa por anticipado si vas a leerlo aunque forma parte de nuestra esencia 😉
Antes había estado dos días (y sólo dos después de entrar andando) pegándose con sus últimos fantasmas, seguramente pocos, que pasaron por su vida.
En la vida hay muchas clases de personas. Suponemos que para todos siempre hay alguien especial, más que nadie. Pero la abuela chavetas no era como el resto de las personas. Era diferente. De esas personas que aparecen una vez en la vida y hace del mundo un lugar maravilloso para la gente que tuvimos el placer de disfrutarla. No sólo emanaba optimismo. No sólo era su cariño y su reparto de amor sin esperar nunca nada más que ese pequeñito abrazo que le cargaba de energía para otro día. No sólo era alegría, dinamismo, ganas de vivir… especialmente ésto último. Una persona de 97 años que se levantaba generando entusiasmo a todos lo que la rodeábamos y nos enseñaba a relativizar los absurdos problemas a los que nos enfrenta el día a día. Una persona que con 97 años estaba absolutamente lucida de cabeza y lo hacía todo por si misma de cuerpo. Pero no era sólo eso …
… esta entrañable viejecita hacía que las cosas sucediesen a nuestro alrededor. Nos crió, nos educó, nos enseñó todo lo que sabía y nos dió sus valores. Era de esas personas únicas y especiales que pocas veces te encuentras por la vida, y que dudo que volvamos a encontrar alguna vez. De esas personas que hace que tu vida sea maravillosa y sólo lo conseguía a través de su cariño, enorme como ella.
Llevamos estos días para poder escribir unas líneas sin poder dejar de llorar. Cada instante, cada recuerdo de esta pequeña y tierna personita siempre con los brazos abiertos cuando sus “muchachitos”, sus “frascuelos”, sus “chavetas” entraban por casa (los que la hacían viajar por el mundo y seguiremos haciéndole viajar), quedan ya en nuestros corazones. Y lloramos porque no vamos a poder volver a tenerlos. Sólo por eso. Porque no habrá vida más plena que estos 97 años de una persona GRANDE de verdad.
No se si algún día sabremos explicar como esta viejecita pudo ser tan especial, tan querida por cientos de personas que fueron a despedirse de ella estos días, algunas de ellas con las que apenas había compartido un rato y a las que había cambiado la vida.
ABUELITA, PAULA E ISAAC (y el resto de la familia chavetas ) TE VAMOS A ECHAR MUCHISIMOS DE MENOS, pero ESTÉS DONDE ESTÉS siempre estarás con nosotros, en nuestro corazón, en nuestro "chavetas" (a la que tú diste nombre) y en nuestros recuerdos…
Pienso en ti. Pensamos en ti ...
Desde este 10 de Abril de 2011, en el cielo luce una nueva estrella única y especial, que nos repite sus últimas palabras antes de dormirse …
… “Chicos, la María se va con las botas puestas”
NOTA: Os lo hemos dicho a todos los que habéis estado estos días con nosotros, pero os lo volvemos a decir… MUCHAS GRACIAS A TODOS, DE CORAZÓN