7:10 de la mañana. Suena el despertador. ¿Por qué? ¿Para qué? Otro día más desde hace más de 1 año, incluyendo sábados y domingos. Ha pasado tanto tiempo que a veces olvido los motivos del porqué puse esa alarma infinita por entonces que nunca ha dejado de sonar, convirtiéndome en un autómata desde las primeras horas de luz hasta la noche. Se está haciendo todo esto tan largo, TAN LARGO, que no soy capaz de explicar como mi cabeza, mentalmente agotada y llevada al límite, es capaz de equilibrarse todavía.
Esto va sobre desahogos personales... que de eso y otras reflexiones solían ir las bitacoras personales aunque, por algún motivo que desconozco ahora mismo, abandoné en algún momento.
7:10 de la mañana. Suena el despertador.
¿Por qué? ¿Para qué? Nadie lo pregunta. ¿Os habéis visto alguna vez en el medio de mucha gente pero sintiéndoos la persona más solitaria del mundo? Quizás por eso, porque nadie lo pregunta, haya perdido todo el sentido que tenía. Y es que esto va también de sueños y... de fustración. "¡Es que ha habido una pandemia por el medio!" me repiten. Ya, pero hay algo tan intangible como los sueños y la magia, la que me transmitía aquella viejecita, que no entiende de virus, solo de energías y yo era un fiel defensor de eso ...
Sucedió en medio de los ecos del silencio. Ese día de Marzo de 2020 lo vi claro. Lo que nunca pensé es que esa decisión robase uno de los periodos de mi vida hasta tal transformación. Hastiado, intoxicado, aburrido, enfadado, impotente, resignado... creo que he pasado por todos esos estados de ánimos y alguno más, pocos positivos. Bueno miento como un bellaco, quizás magnificando lo que a lo mejor no es tal, pues las ocurrencias de la "diminuta" que habita mi casa siempre acompaña una mueca de sonrisa, como poco.. Eso si, hace tiempo que decidí apagar "a los medios" que, junto a políticos de los que ya había renegado, han logrado un clima de crispación permanente del que sentirse "orgulloso". Ya me llegaba con la situación que .. ¡me ha doblegado! ¿Por qué no decirlo? ¿Por qué no poder utilizar mi propio blog para desahogarme? ¿Tiene qué ser todo perfecto? No, recuérdalo Isaac cuando lo leas en el futuro como otras tantas veces lo has hecho. Hubo un día en el que el agotamiento pudo contigo, te supero y sometió... aunque también aprendiste que a falta de sueños, los recuerdos sirven de faro.
Y es que gracias al recuerdo, todavía soy capaz de levantarme ocasionalmente en aquella tienda de campaña entre los arcos imposibles esculpidos por viento y arena en medio del Sáhara y hervirme la sangre, pellizcarme la piel para saber si estaba soñando con aquel amanecer privilegiado al que estaba asistiendo mientras con una botella de agua lograba un higiene básico para avanzar la aventura. Experiencias, tan diferentes todas, pero con un patrón común... hacerme dar un pasito más persiguiendo algo que comenzó hace 7 años.
2020 acabó y 2021 era el año, pero lo fuerte que llegué a Navidad ha sido una caída libre sin frenos hasta este 23 de Mayo buscando que esta pesadilla se acabe. Al menos veo luz, algo que hasta hace poco no quería aparecer, pero muy lejana a ese concepto de apertura de los bares que tanta euforia a destadado. Que lo diga yo, el que no se perdía una fiesta hasta las 8 de la mañana pero creo que pagaría más por una mesa con amigos, una tabla de quesos y una buena botella de vino. La edad dicen... Sea como fuere, quiero (NECESITO) abrir el telón de nuevo...
Papá, ¡quiero viajar!
El mundo y sus circustancias. Cada persona y sus circustancias dicen... La vida me ha enseñado que uno puede quejarse de cosas que a otro podrían parecerle banales y por las que se cambiaría sin pestañear. Sin embargo, para mi en esa mesa no estarán ya algunas de las personas más importantes de mi vida, incluida mi mejor amiga. Y eso es algo que llevo tan profundamente clavado y que me he auto-impedido exteriorizarlo tan poco, que me mata por dentro. Y es que también va de buenas personas, ¿por qué al final la miseria se ceba en los que más aportan emocionalmente? Ahí podría meter a mi primo...
Y entonces, mientras escribo estas líneas en mi rincón del despacho, una vocecita suena a lo lejos desde una habitación decorada de globos, estrellas e ilusiones de niños (y de mayores). "Papaaá, papaaá.. ¡veeeeen!". Se ha despertado la pequeñaja y está deseando que "Pelo pincho" y su "papá" se pelee un poco con ella. Le encanta "guerrear" pero hoy es diferente, algo le ha pasado por la cabeza y se para, te mira y te suelta un "Papá, quiero viajar" que te deja alucinado. ¿Qué oira este personajillo de 3 años en casa para que de un día para otro te suelte esa frase? Y entonces le preguntas a donde quiere ir y esa cabecita inocente logra que el aire turbio se refresque de forma inmediata. "A saltar rocas y ser aventurera". "A Xanceda" (una granja en la que estuvimos hace 1 año). "A la compra" (para subirse en el carrito). "A Japón" (jeje, esto sale cada día). "A ver a los abuelos" "A ver elefantes" "Al acuario" "A Gijón..". La miro, la abrazo y, por momentos, quiero llorar..
Llorar. Creo que necesito llorar. Supongo que de alguna forma, mi forma de llorar es guardar este momento, como otros tantos en su día, en mi bitácora personal que vagaba tiempo abandonada. Hace mucho que no escribía en esta sección personal en la que nació Chavetas y, de forma simbólica, quería hacerlo a unos días de cerrar esta versión que nació un 23 de Noviembre de 2014 y que tantas alegrías nos ha dado. Si, porque este viejo blog, ya casi "vintage", fue el que permitió vislumbrar un sueño, una forma de vida... y que, ¿por qué no decirlo?, una pandemia se llevó por delante, como otros tantos sueños de otras tantas personas. El mundo y sus circunstancias. Cada uno y sus circunstancias...
Me gusta hacerte reír.. ya lo sabes
Ahora mi sueño es mucho más sencillo, ¿quién me lo iba a decir? Es volver a vivir como personas de nuevo, algo que jamás me hubiera planteado. Quiero volver a ser dueño de mi tiempo, criar a la pequeña Oli feliz y darle las oportunidades a las que yo ya llego tarde y disfrutar de nuevo de la vida. Abuelita, que bien me venía uno de esos abrazos que me pedías cuando entraba por la puerta de casa..
"Me gusta hacerte reír... ya sabes". Un buen amigo, de esos que el cruce de caminos te ha traído tarde pero que la abuela diría que llegó cuando tenía que llegar, todavía es capaz de sacarme una sonrisa. Es de los pocos que lo ha logrado últimamente... pero insufla esa energía positiva que solía emanar de mi. ¿Dónde te has ido?
Hoy, sin embargo, algo ha cambiado. Al menos lo creo así porque me he levantado un poco antes algo más nervioso. Nico me lametea la nariz. Oli y Paula duermen. Supongo que tú, pequeño peluche, también has tenido mucho que ver en que no me haya vuelto loco. ¿Y si eres tú la pieza del puzzle que logra el equilibrio? Mmm, quizás sea buen momento para dejar de dejar de juntar letras de lo que me viene a la cabeza porque creo que empiezo a desvariar.
7.10 de la mañana. Suena de el despertador.... pero ahora si, quizás una de las últimas veces en mucho tiempo. Hoy, 23 de Mayo, esa LARGA Y SOLITARIA TRAVESÍA EL DESIERTO que parecía no tener fin parece que ve el mar, aún lejano quizás, así que he decidido romper con todo. "Los pasitos pequeños también te llevan a metas muy grandes" decía aquella viejecita... Lo que no sabía es que era tan difícil encontrar pequeños oasis. ¡Venga! Un empujoncito más. ¿A dónde? Nadie lo sabe porque nadie lo ha preguntado...
¡Hasta siempre Chavetas v4!
Buaaaa!! Qué raro? Me has vuelto a emocionar pero... si hay algo que me ha encantado es que Oli tiene el gen viajero, claro como no podía ser. Y ese mundo de los niños donde ir a ver a los abuelos o al supermercado ya es una aventura; gracias por compartirlo. Y para terminar, ese país que nos unió para siempre: Japón, un viaje que haréis con Oli, ni lo dudo. Chavetas, sois grandes!!!!
Tú si eres grande Menchu... ¡por muchos años más! 😉