Ayer fijabamos el nacimiento de Hungría con el reinado de San Esteban a partir del año 1000. Estabamos en plena edad Media, y la Corona comenzaba a acuñar moneda y ha establecer regimenes feudales así como ha establecer la Iglesia Cristiana.
En 1241-42 los mongoles arrasarían el imperio, no obstante, los verdaderos años gloriosos de la Hungria Medieval vendrian después, durante el reinado de Matias Corvino. Pero como bien cita la historia, y como ya hemos visto en recientes viajes (Siria por ejemplo), el Imperio Otomano no tuvo piedad y en 1526 comenzaría la ocupación turca del pais.
Aquí comenzamos nuestro primer día en Budapest, levantandonos temprano para aprovechar el día, y tras desayunar en el buffet del Central Basílica, (ARTICULO COMPLETO DEL HOTEL AQUÍ), comenzar una ruta parecida a la siguiente ...
Así. lo primero que hacemos es acercarnos a la impresionante Basílica de San Esteban, en honor al primer Rey de Hungria. La fachada es de estilo neoclásico, con dos grandes torreones que albergan la campana más pesada de Hungría (9 toneladas).
Considerada como la Catedral de Budapest, Szent István-bazilika, es el edificio religioso más grande de la ciudad. Su construcción duró más de medio siglo (entre 1852 y 1905), incluyendo el derumbe de la cúpula durante una tormenta en 1868. Nada más entrar, se puede acceder a una pequeña sala de objetos que llaman el tesoro (donde cobran 400 HUF y finalmente no entramos). El interior (gratis) es muy parecido a cualquier iglesia Cristiana, aunque quizás algo más sombría y oscura.
Aunque la verdadera reliquia cristiana de la basílica se encuentra detrás del altar mayor, en la capilla de Santa Diestra, donde se encuentra la mano derecha momificada de San Esteban, de gran devoción entre los fieles.
A las 10'00, justo al lado de la entrada al recinto interior, abren el ascensor de acceso a la Cúpula (500 HUF cada uno). No hay casi gente, así que allí nos dirigimos para intentar observar una de las mejores vistas de la ciudad. Dos ascensores o un ascensor y 146 escaleras, nos separan del punto más alto de Pest, junto al Parlamento.
Las vistas no nos decepcionan, es cierto que hay una de las mejores vistas de todo Pest, incluso se puede divisar el Parlamento al fondo.
La altura de la cúpula es de 96 metros y nos deja intuir el Danubio entre las callejuelas. También podemos ver la entrada a la Calle Andrassy donde estaremos por la tarde y algún que otro edificio singular de la ciudad.
Tras disfrutar placidamente de la panorámica que ofrece, ponemos rumbo a otro de los grandes símbolos de la ciudad, pasando antes por Szabadsag Ter o la Plaza de La Libertad, donde aún se conserva uno de los pocos monumentos soviéticos que siguen en pié en la ciudad, curiosamente casi en frente de la embajada de EEUU (como siempre flanqueada con mil protecciones y sin dejar pasar andando, !!paranoicos!!). También podemos observar el Banco Nacional de Hungria, un edificio que combina azulejos vistosos junto a bonitas piezas ornamentales.
Budapest bien podía llamarse también "La Ciudad de las Estatuas" porque toda ella está llena de bustos a las principales celebridades que hicieron historía en este pais, como la de Imre Nagy, el primer ministro reformista de la ciudad. Tras un pequeño paseo, llegamos al Parlamento, un verdadero simbolo de la ciudad que copa postales y souvenirs.
Allí nos encontramos unas colas considerables. Menos mal que días antes habíamos pedido la reserva "de grupo" y nos acercamos al inicio de la cola y con ese papel y los pasaportes nos dejaron pasar a la puerta X donde en una pequeña habitación-oficina nos dieron 2 entradas (gratis para ciudadanos de la zona EURO) para la visita guiada de las 11'30 (como ponía nuestra reserva).Como queda un rato para la visita, aprovechamos para ver los exteriores del Parlamento (el tercer más grande del mundo tras Rumania y Argentina), obra de Steindl inspirada en el británico terminada en 1902, que mezcla muchos estilos arquitectónicos (neogótico, neorománico, neobarroco) e irnos a "almorzar" algo a una curiosa confitería local.
Puntualmente comienza la visita. En toda ella vamos vigilados por la seguridad local que protege el edificio. Lo primero que nos encontramos es una escalinata que lleva a la sala de la cúpula. Aquí coincidimos con uno de los desfiles que hace la guardia real cada ciertos grupos. Cada rincon del edificio es todo un detalle
Allí, en el centro de la sala de la cúpula, se encuentra el simbolo nacional más importante del pais, la Corona de San Esteban, aquella que en el año 1000 como regalo del papa Silvestre II, legitimaba a Esteban como soberano rey y garantizaba su lealtad a Roma frente a Costantinopla. Este pequeño tesoro, con la cruz torcida colgantes a cada lado y placas esmaltadas de los Apostoles, ha desaparecido en multitud de ocasiones a lo largo de los siglos (invasion mongola -que fueron los que torcieron la cruz-, fascistas hungaros se la llevaron a Austria, etc..) hasta que finalmente EEUU la devolvió a Hungría en una gran ceremonia en 1978.
Avanzamos por algunas de las setecientas estancias de las que consta el edificio, todas ellas a cada cual más suntuosamente decorada, aunque la visita se limita al ala Norte. Incluso podemos ver cuadros de ilustrisimos españoles. Y es que, siguiendo con la historia que habíamos dejado en la invasión turca, en 1541 cuando los turcos ocupan Buda como capital provincial, Hungría queda dividida en tres: la católica Real Hungria, la de musulmanes turcos y la de los principes protestantes transilvanos. Nuevamente la religión provoca una nueva guerra, la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) que implicaría a potencias deseosas de afianzar su hegemonía, entre ellas España, gobernada por Felipe II y posteriormente por Felipe III, que apoyaban la Hungria de los Habsburgo.
Llegamos así al Salón de la Asamblea Nacional, donde se reunen los miembros del Parlamento. Lo cierto es que es una verdadera chulada. Seguramente uno de los momentos que más se recuerda en él fué cuando el 23 de Octubre de 1989 se proclamo la República de Hungría
Acabada la visita salimos paseando por el Danubio. Allí el Parlamento consigue su máximo esplendor ya que sus 250 m de longitud van paralelos al río. Al fondo podemos ver la parte de Buda y la Colina de Gellert que veremos mañana.El Danubio es el segundo río más largo de Europa tras el Volga, surcando hasta diez paises. Es más que un río, ya no solo por su caudal, sino porque en sus orillas ha visto nacer ciudades de gran importancia como Viena, Bratislava o Belgrado. Curiosa nos resulta el monumento Zapatos en el Danubio, del escultor Gyula Pauer, que consiste en 60 pares de botas y zapatos de hierro conmemorando el resultado de la barbarié que vivió la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial cuando los Nazis fusilaron a las orillas del Danubio a multitud de judios hungaros.
Budapest tiene hasta 8 puentes que unen las dos orillas del Danubio. De todos ellos, especialmente importantes son el Puente de Santa Isabel, el Puente de la Libertad y, como no, otro icono de la ciudad, el Puente de Las Cadenas.
En la orilla de Pest de éste puente, nos encontramos los grandes hotelazos de la ciudad: El Sofitel con preciosos coches antiguos, el Le Meridiem o el Four Season, que antiguamente era el Palacio Gresham pero fué sometido a una profunda reforma, éste en parque Rooselvelt Ter, donde también está la estatua de Ferenc Deak, ministro que instauró la Monarquia Dual de Austria y Hungria en 1867. Desde allí afrontamos la entrada en Andrassy Street
Andrassy Street es la avenida/bulevar más emblemática de Budapest, cuyo origen se remonta a 1872. Tal es así que se declaró Patrimonio de la Humanidad en 2002. Se encuentra llena de cochazos, fachadas neorenacentistas, bancos, boutiques de moda, etc...En uno de sus cruces a la izquierda, según subimos la calle, está la zona de Operas por excelencia. Hay multitud de opciones para ver, aunque tendremos que dejarlo para otra ocasión. También encontramos el Teatro de la Opera de Hungria, donde cogemos entradas para la visita guiada de las 15'00 (10 € cada uno) y algún que otro regalo (18 €). En la zona hay bastante lugares para comer así que decidimos meternos en un tipico restaurante hungaro (3.700 HUF los dos) pues el hambre ya aprieta. ¿Llenos? jejeje
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