Si hay algo que tenemos claro es que si tuviésemos que elaborar un menú muy especial con ingredientes realmente diferentes (un poquito de sol, doscientos gramos de alegría, una pizca de sal …) no nos lo pensaríamos dos veces, nuestro supermercado preferido sería ... !!!SEVILLA!!!!
Hace tiempo que queríamos hacer este relato de 2008 (Isaac: Y Paula ya tenía ganas de volver a convertirse en la principal redactora). Sevilla es una de esas ciudades que merece la pena visitar por muchos motivos, su clima (siempre dispuesto a hacer tu estancia agradable), su olor (que hace que en todo momento te sientas a gusto), la alegría y amabilidad de su gente, diversidad de lugares que visitar y la magia de sus noches….. Con todo esto en mente no queríamos dejar pasar la oportunidad de perdernos un fin de semana largo !!!solo de chicas!! entre sus calles. Tienes ya disponible también la Ruta de pueblos por la Sierra Norte de Sevilla (con mapa)
- Jueves. Ingrediente: un poquito de sol
- Viernes. Ingrediente: doscientos gramos de alegría
- Sábado. Ingredientes: una pizca de sal.
- Domingo. Fin del menú especial, energías recargadas.
Jueves. Ingrediente: un poquito de sol
Llegamos un jueves a media tarde y nos dirigimos al alojamiento que habíamos elegido para pasar estos días, ubicado en el barrio de Santa Cruz, uno de los barrios más emblemáticos y bonitos de la capital hispalense y centro histórico de Sevilla y que nos permitía estar a pocos metros de las visitas obligadas aquí sin necesidad de demasiados preparativos. Las opciones son múltiples y para todos los gustos, incluidas las que tienen cabida para aquellos que quieren huir de la masificación turística como las que deseábamos sentir el corazón de una ciudad llena de alegría.
Nuestra primera anécdota del viaje (hubo unas cuantas que no olvidaremos y que componen siempre la guinda de todo pastel) es que las leyendas urbanas que inevitablemente lees al visitar un lugar nos hicieron mentirle al taxista que nos llevó a nuestro alojamiento. Se cuenta que la de los taxistas es ser un poco pillos con los visitantes, con lo que le hicimos creer que sabíamos perfectamente el camino porque ya habíamos estado un montón de veces… En fin, gracias a esto ya estábamos convencidas de que Sevilla no se nos iba a resistir ya en toda nuestra estancia.
Una vez instaladas y alucinando con nuestra habitación por su moderna y original decoración, sobre todo comparándolo con lo que nos había costado, nos vestimos para dar la primera vuelta de reconocimiento. !!Que ganas de disfrutar al máximo cada minuto!! Y dando un pequeño paseo (de 500 m) vislumbramos la plaza con la Catedral y los Reales Alcázares...
Por la hora que era, elegimos una de las terrazas que inundan la plaza para degustar nuestra primera cena sevillana con el sol todavía acompañándonos, y hoy nos retiramos pronto ya que queríamos elaborar nuestro planning para los siguientes días y descansar para estar al cien por cien por todo lo que nos esperaba.
Viernes. Ingrediente: doscientos gramos de alegría
Viernes, y con las fuerzas que da un riquísimo desayuno, emprendimos la marcha hacia la primera parada obligada, la Catedral, conocida también como Santa María de la Sede y en su origen como la Mezquita Mayor de Sevilla. Por su tamaño es la Catedral gótica cristiana más grande del mundo y el tercer templo tras San Pedro en Roma y San Pablo en Londres, la Unesco la declaró en 1987 junto a los Reales Alcázares y el Archivo de Indias como Patrimonio de la Humanidad. Aquí se encuentra también el cuerpo de uno de los Navegantes más famosos: Cristóbal Colón
Y por supuesto la subida a su famoso “minarete” doña Giralda de Sevilla, hoy en día, Torre y Campanario de la Catedral, fue construida a semejanza del alminar de la Mezquita Kutubia de Marruecos que tanto nos recuerda a los últimos vistos en la escapada a Estambul, un camino de cuestas hacia arriba sin escaleras ya que estaba pensado para que el Sultán subiese al mirador en caballo.
Entre fotos asomando la cabeza para disfrutar de las vistas y los gritos del vértigo de Natalia para que no lo hiciese, llegamos al mirador.
Las vistas desde cada ventanuco de la Giralda son espectaculares y no me lo podía perder.
Es curioso conocer que existen varias réplicas de la Giralda en España, como en Burgos, Tarragona o Badajoz, pero más todavía que en lugares como el antiguo Madison Square Garden de Nueva York estaban realizando una copia en los años 20 cuando un incendio la destruyó. Pero hay algo que una réplica nunca podrá tener. Las fotos no engañan ...
Tras bajar, disfrutamos un ratito del Patio de los Naranjos, y de ahí a nuestra segunda visita, los Reales Alcázares, conjunto de Palacios rodeados por una muralla, de construcción datada de la Alta Edad Media, pasando por diferentes estilos a lo largo de su historia.
A día de hoy es el Palacio Real en activo más antiguo de Europa, a lo largo de su historia sirvió como aposento a distintos monarcas como serían los Reyes Católicos durante su estancia en Sevilla. Son espectaculares tanto por sus distintas salas como por sus cuidados jardines que te invitan a sentarte durante horas a contemplarlos sin cansarte.
Como el calor ya empezaba a hacer mella en nuestras piernas, decidimos que después de estas visitas estaría bien un paseo en calesa y disfrutar de la parte que no nos daría tiempo a ver andando ya que tendríamos que repartir el tiempo con una visita también muy importante.. !!la Noche sevillana!! jejejeje, con lo que hicimos un trato con el “calesero” y allá fuimos.
Otra de las cosas que no te puedes perder en Sevilla es el sentarte en sus terracitas a disfrutar de un rico gazpacho (bueno para gustos, en ese momento a Paula no le gustó na de na, aunque tenemos que decir que supo apreciarlo con el tiempo). Con esto en la cabeza acabamos nuestro particular paseo y seguimos camino a la calle Sierpes, la calle de las tiendas y dónde pudimos descubrir una de las más originales que hizo nuestras delicias.. Paramita. Después de vaciar un poco la cartera, jeje (unas más que otras) nos dispusimos ya sin dilatarnos más a tomar ese gazpacho fresquito y a reponer fuerzas con una rica comida.
Después de comer, y para hacer la digestión nos acercamos a la orilla del Guadalquivir para ver los horarios de los barquitos porque más tarde daríamos un relajante y bonito paseo y para acercarnos a nuestra tercera visita obligada que era La Torre del Oro, una torre albarrana situada en el margen del Guadalquivir y cuyo nombre hace referencia al brillo dorado que reflejaba en el río, tuvo diversos usos como el de cárcel, hoy en día alberga el Museo Marítimo. Con esto dábamos por finalizado el tiempo de recorrer Sevilla en pleno julio, tendríamos que resguardarnos un poco del sol y prepararnos para la segunda parte del día…y la noche !!claro!!!
Por orden: descansar, duchita, pintar los ojos y listas para salir de nuevo y !!sin chaqueta!!… .esto es Sevilla (y más para los que somos de A Coruña)
Nos dirigimos al barco que nos llevaría a dar un agradable paseo por el río Guadalquivir , viendo en el camino la zona donde había estado instalada la Expo del 92 totalmente abandonada e Isla Mágica. Siempre hablamos de los imprescindibles paseos por el Támesis en Londres, el Tiber en Roma, el Sena en París, el Bósforo en Estambul, el Moldava en Praga o el Danubio en Budapest, e inconscientemente olvidamos la riqueza que tenemos sin irnos muy lejos de casa. Estaba acabando otra manera de ver Sevilla…
Volvimos al muelle de la Torre del Oro, Sevilla atardeciendo… !!espectacular!! Ni nos enteramos cuando empezó a anochecer ...
Era momento de cruzar el puente de Triana y llegar al barrio del mismo nombre que habíamos elegido para nuestra primera salida en la ciudad, lleno de gente y de sitios dónde tomar un algo al aire libre y disfrutar de la noche en un ambiente de alegría y buen humor. Así, dimos un pequeño paseo por Triana hasta que encontramos un huequito en una terracita a la vera del río dónde tomar unas tapas para cenar. Justo al lado teníamos una plataforma que la gente utilizaba para darse un baño a esas horas. !!Daba igual!! la temperatura acompañaba y seguro que el aguan también.
En nuestro paseo ya habíamos echado un vistazo a un par de sitios en los que poder saborear un buen cocktel, y sin saberlo nos metimos en el pub de Paz Vega, después del ”buen cocktel” le siguieron algunos más y aquí tenemos otra de las anécdotas del viaje... !!nos fuimos sin pagar!! Está muy mal decirlo y mucho peor hacerlo pero no fue porque quisiéramos sino porque después de decirle al camarero unas diez veces que por favor nos cobrase, no nos hizo ni caso así que no nos quedó más remedio que darnos por invitadas… aunque bueno girando la cabeza de vez en cuando por si se le daba a los armarios roperos que había en la puerta, seguirnos, jaja
Así llegamos a un sitio al aire libre que por lo que habíamos leído, estaba de moda, y dónde todo el mundo pero sin excepción (bueno nosotras si éramos la excepción) pagaban las copas con tarjeta jejeje, allí ya nos quedaríamos el resto de la noche y más horas que tuviera… Lo pasamos genial y disfrutamos muchísimo del ambiente que Sevilla nos ofrecía. A las siete de la mañana nos pareció una buena hora para despedir el mágico barrio. !!Hasta la próxima Triana!!
Pusimos rumbo hacia nuestro hotel caminando ya que, aunque tarde, nos quedaba algo de energía hasta que llegamos a la plaza de la Catedral. Allí no había nadie, ni un gato y con la iluminación de la Catedral, la Giralda y los Alcázares. La plaza desprendía un misterio que no nos dejó indiferentes y nos hizo coger un taxi a doscientos metros del hotel. Si, como lo contamos.. !!doscientos metros!! Me imagino que aunque el taxista no dijo nada, no daría crédito. Cosas como éstas son las que con el paso del tiempo te hace recordar los viajes.
Sábado. Ingredientes: una pizca de sal.
A la mañana siguiente, después de un desayuno tardío en el barrio de Santa Cruz nos dirigimos a otro de los lugares emblemáticos de Sevilla, el parque de María Luisa, el más famoso de la ciudad, uno de sus pulmones verdes, y uno de sus muchos entornos llenos de historia y belleza que lo convierten en un lugar mágico que conserva el encanto de lo antiguo y aledaño a la Plaza de España.
Y de aquí a dicha plaza, la Plaza de España, un conjunto arquitectónico encuadrado en el Parque de María Luisa, y que configura uno de los espacios más espectaculares de la arquitectura regionalista. ¿Coruña? !!Como en casa!!
Se construyó como edificio principal de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 y en sus bancos aparecen representadas todas las provincias de España, así como los bustos de españoles ilustres en sus muros. Otra visita obligada ya que es una auténtica preciosidad y original donde las haya.
Con estas atracciones, y por la hora que era, ya nos tocaba parar a comer y de ahí a nuestro alojamiento a esperar que se pasase un poco el calor y dormir algo para recuperarnos de la noche sevillana que habíamos pasado. A media tarde ya estábamos con las pilas cargadas para hacer un recorrido por otro imprescindible, los patios sevillanos y las plazuelas.
En nuestro caso las del barrio de Santa Cruz, allí, con el ambiente que había, el solete que hacía y la alegría que se transmitía era un momento ideal para tomar unas cañitas y poco de jamoncito (esa pizca de sal que nos faltaba).
Además, viendo en cada plazoleta por donde pasábamos una pareja de novios, suponemos que es una de los mejores meses para casarse y desde luego Sevilla, un lugar especial para hacerlo.
Por la noche salíamos muy dispuestas a comernos de nuevo la noche sevillana, cenando en un local cerca de la Catedral unas raciones y unas tostas aunque sitios había para dar y tomar. Pero……. la noche sevillana nos comió a nosotras.
Domingo. Fin del menú especial, energías recargadas.
La mañana siguiente sería la última de nuestra escapada, y no queríamos irnos sin hacer una visita a la Basílica de la Macarena, una de las más importantes de Sevilla, y poner nuestra tradicional velita. Aprovechamos también para dar un pequeño paseo por el Barrio... y !!tan pequeño!! porque nuestro tiempo ya no daba para más.
Así, con la particular pena de algo que llega a su fin pero con la alegría de haber pasado un fin de semana inolvidable, nos dirigimos al aeropuerto para volver a la realidad. Una realidad en la que no olvidamos seguir con el relato de Tierra Santa, pero como "tengo a Isaac algo colapsado" con asuntos personales, en esta ocasión vamos "horneando" más poquito a poquito...
Paula y Natalia, en nuestro fin de semana de chicas de Sevilla