Imaginad una población sucia, polvorienta, calurosa, en medio de la mismísima nada, a la que se llega por una imaginaria pista de tierra y arena, cruce histórico de caminos entre Sudán, Chad y Libia y que aparece como último "oásis de suministro" de mercaderes Toubus aprovisionados del contrabando con esa Libia a la deriva. Podría ser el escenario de un Western pero su nombre es Kalait, la última frontera y asentamiento antes de salir a la definida como "una de las regiones más remotas del planeta", la meseta de Ennedi, donde hoy llegaremos a los Cinco Arcos, una especie de escultura triunfal en forma y en meta de nuestra expedición.
La ballesta que sustituyó ayer a la partida se porta perfectamente y todas las preocupaciones tras la grave avería sufrida se han desvanecido. Es hora de disfrutar del destino en un escenario sin limites a la imaginación.
- Travesía por el Sahel y la presencia de Francia en la "estabilidad"
- Kalait, el último pueblo polvoriento de contrabandistas antes de Ennedi
- Los Cinco Arcos, uno de los campamentos más mágicos de la meseta de Ennedi
Travesía por el Sahel y la presencia de Francia en la "estabilidad"
Anoche, en medio de la oscuridad, no fuimos capaces ni de reconocer el entorno donde habíamos acampado. Ha sido una noche de viento y coyotes en los alrededores de unas pequeñas montañas pedregosas a la salida de Biltine. El grupo parece que se ha levantado con energía, como si el pequeño percance ya estuviera superado en nuestras mentes y hubiese ganas de avanzar rápido. Mi preocupación por el varillazo en el ojo, que ayer inicialmente me dejó el interior bastante rojo, se ha difuminado, apenas quedará en una "marca de guerra" en el lateral. Alonso, mientras, sigue repasando cualquier pequeño detalle que se nos pueda escapar...
Gilbert hoy ha puesto el desayuno en el interior del camión. Ahí nos esperan nuestras tortillas todas las mañanas, al menos hasta que tengamos huevos. Yo ya me he hecho mi propia rutina con un buen colacao caliente acompañado de leche en polvo tras mi aseo diario que empieza con la búsqueda del arbusto o piedra más alto que me permita un poco de intimidad. Supongo que como todos..
La pista que conduce a Kalait es de tierra y arena, a veces imaginaria, pero al fin y al cabo la última que tendremos antes de la mismísima nada. Vamos a una región entre la frontera de Libia y Sudán conocida por ser una de las más remotas del planeta y esto agraviado con la crisis de Libia. De hecho, es un buen momento para hacer geopolítica, entre parada y parada e ir bajando progresivamente la presión de las ruedas.
En la actualidad, Chad está considerado el único país estable de la zona del Sahel y esto es así por puro interés. Antiguamente existía una ruta Níger-Libia que grupos como Boko Haram han vuelto inestables por lo que Francia, a pesar de las injerencias de Estados Unidos y China, se sigue haciendo fuerte. Pongámonos en situación: un país con más de 320.000 refugiados procedentes de Darfur, Lago Chad y R.Centroafricana, con un 87% de población bajo el umbral de la pobreza, una esperanza de vida de 54 años (la más baja junto a Lesoto, R.Centroafricana o Sierra Leona) y unos vecinos absolutamente inestables. Las noticias cuentan que Francia, con apoyo internacional, sigue siendo el máximo aliado en la región e incluso tiene en Yamena 4.500 soldados bajo la denominada Operación Barkhane contra el yihadismo en esta compleja franja del planeta.
La realidad es la de siempre, muy diferente, de puros intereses petrolíferos, de recursos minerales, hegemónicos y de salida al Mediterráneo. Francia apoyó al Gobierno tras su independencia en los 60 y 70 pero también al sanguinario dictador Hissène Habré en 1986 antes de hacerlo con el actual presidente Idriss Déby, 30 años de poder, acusado de violaciones de los derechos humanos. También acudió en rescate de éste en 2006 y 2008 y el mismo año pasado, Febrero de 2019, cuando 450 rebeldes de Union des forces de la résistance (UFR) intentaron una ofensiva entre Tibesti y Ennedi detenida por cazas franceses. A Francia siempre le ha interesado un Chad estable, en su momento con esperanza de encontrar petróleo como luego ocurrió, y una Libia sin Gadafi...
¿Libia? ¿No era colonia italiana? La realidad es que el Sahel es una verdadera partida de Risk (¿os acordáis de aquel juego de mesa?) para las grandes potencias, lejos de los problemas reales de la gente. Níger tiene el mayor contingente estadounidense en África, compuesto por 800 soldados, pero ha sido Libia la última "gran batalla", el bastión neocolonial italiano que tenía 135 empresas y una gran comunidad. Libia y Chad ya estuvieron en guerra antes de los 90. De hecho la intervención contra Habré se enmarca bajo la mano intencionada francesa en el conflicto. Francia siempre quiso "meterse" en Libia. Jugó al gato y al ratón con Gadafi, pasando de firmar acuerdos comerciales con París a apoyar a los rebeldes que derrocaron al dictador. La inestabilidad post-Gadafi le favorece como país liderando la lucha por los derechos humanos mientras se reparten los recursos energéticos y petrolíferos gracias al apoyo más seguro hasta el momento, Jalifa Haftar. Es una historia sabida por todos que no interesa contar...
Aunque todo esto no deja de ser una visión lejana de un viajero medianamente documentado en este largo viaje mientras nos aproximamos ya a Kalait, tras alguna nueva parada.
Kalait, el último pueblo polvoriento de contrabandistas antes de Ennedi
Kalait es el último pueblo hacia la nada. Si estuviéramos en un Western Americano, este emplazamiento sería la perfecta definición de un lugar imaginario donde pasa la bola de heno rodando por el camino. Kalait es eso, un cruce de caminos entre Sudán, Libia y Chad, donde abundan los repuestos de todo tipo procedentes del contrabando con Libia, incluido un gasoil a 0.60 EUR/l (allí lo consiguen a 0.40) que nos permite rellenar el depósito con la manilla de tiempos pasados.
Resulta subrealista, como estar metido en una película de los años 60. Alonso y Óscar cargan combustible por barriles y guardan algunas decenas de garrafas mientras el resto damos un paseo por el mercado de "contrabantistas" bajo los 35 grados al sol de estas horas de media mañana. ¿Qué aspiraciones puede tener una persona aquí? Aguas, coca cola para nuestro vino y otras necesidades personales (10.000 CFA) sirven de antesala para otro cordero antes de partir en torno a las 13.00, ahora si, hacia la meseta de Ennedi. Ah, hemos encontrado a los primeros "turistas" de todo el viaje antes de salir de la población. Son 2 húngaros bien vestidos de camisa que se iban 7 días preparando futuras expediciones.
Un pozo explotado a lo "Chad" a las afueras rellena los últimos depósitos del camión Kumakonda, los de agua, a la vez que vuelven a bajar presión de las ruedas. Ya no hay vuelta atrás. ¿Alguien se baja? Abandonamos el último pueblo y, en nuestra cabeza, todos somos conscientes que "desaparecemos del planeta por unos días".
Un par de cientos de kilómetros donde los paisajes se tornan desérticos y las pistas en arena, con nuevas bajadas de presión de las ruedas que ya ha pasado de 8.5 a 3.5 kg, nos dejan a las puertas de un escenario marciano.
Sangre (la del mecánico chadiano cuando se golpeó la cabeza ayer con el martillo), sudor y lágrimas, averías y ballestas rotas, pero hemos llegado. A lo lejos en el horizonte comenzamos a divisar las primeras formaciones rocosas.
La meseta de Ennedi es del tamaño de Suiza, un baluarte de arenisca en el medio del Sahara formado por altas temperaturas y la erosión del viento, y hogar de nuestros antepasados que dejaron su arte hace ya 7.000 años.
Ennedi es también Patrimonio Mundial de la UNESCO desde febrero de 2016 ...
... y último refugio de múltiples especies casi extintas de las que os hablaré estos días.
UN VIAJE A CHAD A VISTA DEL GRUPO:
Resulta apasionante comprobar como las personas podemos pasar del estado más bajo de moral a la mayor excitación en cuestión de unas pocas horas. Lo que ayer parecía un grave problema, posteriormente transformado en una gran oportunidad de relacionarnos, hoy es puro entusiasmo de ver las formaciones rocosas a lo lejos, manifestadas en abrazos y un sentimiento interior de "lo conseguimos, hemos llegado". Me ha encantado ver como Chema y Enrique no han parado de hablar en todo el viaje, como si llevasen 1 mes viajando juntos. También he logrado yo una gran complicidad con Mark, apoyado en su mejor español que en mi inglés, o Kris, que intuyo que tiene muchas historias de África que contarme. Marteen quizás es el más reservado en estos momentos pero aún así he percibido su cara de satisfacción en cuanto nos hemos subido al camión tras esta maravillosa puesta de sol
No hay día que un atardecer en Chad no sea mejor que el anterior. Hoy nos ha cogido en ruta pero Alonso quiere llegar a acampar en un lugar especial. Nos lo merecemos.
Además, no van a faltar ingredientes. Mientras se despide el sol tras el horizonte ya aparece la luna, hermosa, creciente, que estará en su apogeo en los próximos días..
... aunque nos rompa las fotos nocturnas (no se puede tener todo, jaja).
Los Cinco Arcos, uno de los campamentos más mágicos de la meseta de Ennedi
Alonso maniobra con el camión en una especie de arco triunfal con varias aberturas en su "techo", un total de cinco con alguna a más de 20 metros de altura y de 20 metros de ancho. Su nombre: los Cinco Arcos.
Estamos ante uno de los últimos parajes aislados del planeta, el más remoto y escenario de ensueño para una acampada bajo millones de estrellas, como estos días.
Alonso vuelve a recordarnos que tengamos cuidado con los escorpiones mientras montamos la tienda y Gilbert prepara otro de sus extraordinarios platos. Es un buen momento para hacer esa hoguera que todos imaginamos antes de partir.
El camion Kumakonda parece que tuviera aquí su hogar en Ennedi y el campamento su lugar más idílico. Tengo que reconocer que este lugar compite a la altura del campanento glaciar fletanes de Groenlandia u otros alojamientos mágicos de 1 millón de estrellas en los que he tenido el privilegio de dormir y más si viene acompañado de la hoguera que pone color a una formación rocosa que parece imposible que haya sido creada por la naturaleza.
Cinco días van ya desde nuestra llegada a Yamena y han pasado ante nosotros una diversidad de escenarios muy amplia. Las esculturas de piedra de la Región de Guera dieron paso a la periferia del Sahel y esos nómadas árabes de Chad en busca de agua para enfilar un norte bañado por las arenas del Sahara. Dejado atrás Kalait, la última población de contrabandistas, hemos alcanzado por fin nuestro primer gran objetivo y una de las razones por la que un viajero debe venir a Chad, la meseta de Ennedi. ¿Qué nos deparará este bosque rocoso en medio de un desierto?
Isaac (junto con la Expedición Kumakonda), desde los Cinco Arcos de Ennedi (Chad)
GASTOS DEL DÍA: 10.000 CFA (apróx 15.15 EUR)
