(Viene del DIA 5 (I): Enigmas del Monasterio de S. Jorge) Habíamos dejado el día abandonando el misticismo y la magia del Monasterio de San Jorge para volver a nuestra ruta hacia el siguiente destino. La carretera asfaltada israelí había pegado un cambio radical delante de nuestros ojos a un camino roto lleno de baches de unos 8 km, pero que nuestro pequeño "Splash" lograba superar a poco más de 30 km/h mientras a lo lejos ya intuíamos un lugar diferente, bajo las abruptas montañas de Judea, en una enorme planicie que deja a lo lejos el Valle del Jordan, territorios Jordanos (y una de sus fronteras) y la carretera 90 por la que hemos bajado (estamos haciendo una ruta circular)
Ya hace unas horas que nuestro GPS sirve para poco, por lo cual nos dejamos guiar por la intuición y las indicaciones, aunque a veces son algo más intimidatorias de lo que desearíamos, como el antiguo checkpoint en desuso o el aviso en un cartel rojo de prohibición por Ley de entrada para Israelíes.
Recordamos que Moisés nunca pudo llegar a estas tierras, quedándose en el Mt. Nebo su última visión de la Tierra Prometida. Sería Josué quién comandaría esta misión y, siguiendo las indicaciones de Dios, los sacerdotes tocaron sus "trompetas", el pueblo paseó el Arca de la Alianza y los soldados gritaron, y con ello los muros cerrados de Jericó se derrumbaron y los israelitas accedieron así a su primer lugar tras el retorno de la esclavitud en Egipto.
Jericó, la ciudad más antigua del mundo
Jericó es hoy por hoy un oasis verde gracias a sus fuentes de agua potable en el Valle del Jordán a unos 30 kilómetros al este de Jerusalén, a 7 Km. al oeste del río Jordán, a 10 Km. al norte del Mar Muerto. Se encuentra a unos 260 metros bajo el nivel del mar lo que la convierte en la ciudad más profunda de la tierra como el Mar Muerto es el lago más profundo.
Si Damasco era la ciudad del mundo más antigua (que viéramos en el viaje a Siria), la ciudad de Jericó es la más antigua del mundo SIEMPRE HABITADA y data de unos 10.000 años. ¿Cuál es más ancestra? La verdad es que no nos queda muy claro si la diferencia está en el concepto de "siempre habitada". Lo que si observamos es que Jericó y sus alrededores están llenos de tesoros religiosos, arqueológicos y naturales, y esta será nuestra ruta.
Conducir en Jericó resulta realmente sencillo, pues aunque nuestra imaginación tenía una idea del caos de las típicas ciudades árabes, muy lejos de esto encontramos una ciudad que ha crecido en su extensión, dejando grandes avenidas y mucho espacio entre casas (también muy diferente de la aglomeración de Nazaret).
Desde lo que puede considerarse el centro de la ciudad hay unos 3 o 4 km hacia las afueras para encontrar los principales reclamos de este lugar bíblico y gracias a lo bien que está señalizado y a que es fácil orientarse, no tardamos en llegar al parking (3) de Tell es-Sultán (antigua Jericó, por 5 ILS) y un funicular (1). ¿Vamos para arriba? (55 ILS cada uno por el ascenso y descenso)
La base donde hemos llegado no es un lugar cualquiera. Se trata ni más ni menos de las faldas del Monte de las Tentaciones, el reclamo que más nos atraía para llegar hasta aquí y que albergó a Jesús cuarenta días aguantando las tentaciones del Diablo. Jesús ayunó cuarenta días y cuarenta noches.
Este funicular también "sobrevuela" el lugar más ancestro de la tierra, Tel es-Sultán (4), incluso más que las Pirámides Egipcias o de las tierras bañadas por los Valles del Eufrates o Tigris visitados en 2009. Se pueden visitar pero desde el aire se tiene una visión perfecta de ruinas que datan desde el 9.600 a.C. al 7.000 a.C. y donde los arqueólogos han hecho una excelente labor descubriendo capas de ciudades y asentamientos humanos realmente magníficas, anteriores a los propios cananeos
Y decimos que la labor ha sido magnífica porque Jericó ha sido derruida y reconstruida hasta !!23 veces!! según los historiadores, con el paso de grandes figuras como Alejandro Magno, Herodes El Grande o los grandes califas árabes o turcos.
Este paseo por la historia avanza según el funicular progresa por la empinada ascensión que no podríamos plantearnos hacer a pie (porque nos llevaría mucho tiempo). Un funicular curioso, pues parece ser que ostenta el título de ser el "más bajo del mundo" al encontrarse en la ciudad más baja del mundo.
Aunque seguimos emocionados con la visita del Monasterio de San Jorge, a medida que nos acercamos podemos observar que el día va a ser realmente completo en este sentido. Un monasterio ortodoxo domina la ciudad anclado en el Monte de las Tentaciones, construido a una altura de 350 metros SOBRE el nivel del mar.
Llegamos a la cima a una zona preparada con un par de terrazas, un mirador y algunas tiendas aprovechando las cuevas de la roca. Quizás no es el recibimiento más espiritual pero al no haber casi turistas (seguimos sin entenderlo demasiado) resulta una zona agradable a la que volveremos luego y donde aprovechamos para coger algo de refresco (10 ILS)
Desde luego la panorámica desde aquí de Jericó es realmente magnífica. Un verdadero oasis enmarcado entre las montañas abruptas del Desierto de Judea por las que hemos llegado, el Valle del Jordán y Jordania de fondo y el Mar Muerto a pocos kilómetros. Sin duda uno de los lugares privilegiados de este mundo desde un punto de vista natural e histórico, con 113 yacimientos de incalculable valor histórico incluido de sus antiguas murallas.
Bordeamos la montaña y encontramos unas escaleras. Un pequeña ascensión nos lleva al templo que buscamos. Por supuesto, ni decir tiene que aquí todo está administrado por la Autoridad Nacional de Palestina, aunque este lugar sagrado está gestionado por la Iglesia Ortodoxa de Jerusalén.
El camino de piedra termina en el Monasterio de la Tentación (2), que abre de 9 a 13 y de 15 a 16 (o 17 en verano). El encontrar la puerta cerrada puede llevar a equívocos ya que la visita se hace bajo la supervisión de un monje que recoge a pequeños grupos en la puerta y la vuelve a cerrar hasta que acaba.
Estuvimos esperando por algún otro viajero despistado hasta que llegó un grupo de cuatro personas, y entonces el monje decidió que por fin podíamos pasar cerrando la puerta en nuestras espaldas.
Estamos en una edificación que ensalza la cueva donde Jesús pasó esos 40 dias y 40 noches esquivando las tentaciones del Diablo, y cuya más antigua edificación data de los Bizantinos del S.VI. Desde luego, los Bizantinos hicieron una buena prospección de lugares sagrados en su día pues, en general, todos los lugares cristianos que vamos encontrando siempre tienen su inicio en su imperio. Aquí fue Augusta Helena de Constantinopla, la capital del imperio que viéramos en la reciente escapada a Estambul 2013, la que identificaría la cueva en su peregrinación del 326 d.C.
El devoto monje se para en una de las estancias y se retira hacia atrás. Hemos llegado a la cueva venerada, donde el aire resulta cargado y se respira una energía especial. Una pequeña reja nos separa del punto más sagrado.
La tierra sobre la que se construyó el actual monasterio fue adquirida por la Iglesia Ortodoxa en 1874 para que finalmente en 1895 se construyera lo que vemos en la actualidad alrededor de esta pequeña cueva-capilla. Parece increíble que se haya podido edificar literalmente sobre el propio acantilado. Hasta sus terrazas generan cierta incertidumbre.
Continuamos nuestro camino y ante nosotros se abren unas grandes puertas en lo que parece ser la última estancia visitable. Lejos de la exhuberancia a la que estamos acostumbrados en la Europa Católica, una pequeña habitación con objetos religiosos, algunas pinturas y un pequeño y decorado arcón guardan alguno de los secretos de este misterioso monasterio.
Ante la mirada preocupada de Paula, y cerca de la anterior habitación, Isaac salgo a una privilegiada terraza que sirve de balcón del paraíso para los tres monjes que habitan este rincón sagrado. Las vistas de Jericó son todavía mejores que las que disfrutamos unos metros más abajo desde la zona de llegada del funicular.
En esta histórica ciudad de Jericó, llena de historias y miserias, está localizada en el evangelio la curación del ciego Bar Timeo y la conversión de Zaqueo el publicano, además de ser sus calles aquellas por donde Jesús caminó en innumerables ocasiones en sus varias visitas a la población.
Abandonamos el claustro y nos despedimos del eremita que guarda entre sus manos una gran llave de la puerta principal, la cual no ha abandonado en ningún momento, y que cierra nuevamente la puerta del convento ante nuestra mirada.
Bajamos nuevamente a la altura de las terrazas, descansamos y nos refrescamos (30 ILS) del sofocante calor del día de hoy (Jericó tiene un microclima privilegiado todo el año por su ubicación geográfica). Son nuestras últimas miradas al oasis de la Palestina más aislada, al oasis de la ciudad antes de regresar a por el coche y avanzar un poco más al Norte. Nuestro destino ... el Palacio de Hisham (5)
Este complejo arqueológico (20 ILS), también conocido como Khirbet el Mafjar ("el lugar donde el agua brota de la tierra") es otro de los principales destinos de Jericó. Tras las época Bizantina llegaron los omeya y en pleno S.VIII (entre el 743-744) el califa Walid II al final del reinado de Hisham el-ibn Adb El Malek (como para recordarlo) construyó un lugar de vacaciones y pabellón de caza que ha sobrevivido mal a los tiempos.
Sin embargo, a pesar de que el terremoto del 747 d.C. lo destruyó poco después de su construcción, todavía se pueden distinguir edificios reales, la mezquita, fuentes de agua y preciosos mosaicos en él.
El palacio de invierno fue edificado sobre unas antiguas termas romanas y hay que reconocer que debió ser un auténtico lujo por lo que podemos intuir en la gran explanada que ocupa, incluida la estrella de Palacio, símbolo de un gran califa de Oriente Medio, que se restauró en muy buenas condiciones
Como en todo Palacio de "retiro", como ya viéramos en los Castillos del Desierto que conducen a Irak en Jordania 2006, no faltan las columnas, áreas de piscinas, termas y diferentes estancias que intuyen las grandes termas que guardaba el principal complejo.
El trabajo arqueológico realizado a partir de 1930 ha permitido recuperar piezas de valor histórico incalculable así como hacer una reconstrucción de como debió ser en su corto apogeo. Una visita que sin duda merece la pena, y de nuevo, completamente solos como viene siendo habitual.
Con la extrañeza de apenas ver turistas en todo este área que nos ha hecho disfrutar de una mañana inolvidable, quizás por el miedo injustificado que las agencias ejercen sobre sus turistas, retornamos al centro de Jericó a estas horas muy animado de gente haciendo su vida y desde allí nuevamente a la ruta 90 donde el GPS vuelve a guiarnos (aunque no tiene mayor complicación que tirar hacia el Sur).
A unos 20 minutos hacia el Sur, y pasando nuevamente por el cartel que nos llevaría al lugar del Bautismo de Jesús donde estuviéramos por la mañana y el cruce que lleva a la ruta 1 hacia Jerusalén, dejamos a la derecha un sitio arqueológico llamado Qumrán (administrado por Israel), de gran importancia por el hallazgo de los manuscritos del Mar Muerto (en 1947) tan importantes para el Judaismo. Sin embargo, hoy, dichos manuscritos o rollos de Qumrán (fuente teológica y organizativa de Judaismo y Cristianismo entre los años 250 a.C y 66 d.C) se encuentran en el museo de Jerusalén, por lo que no pararemos y continuaremos nuestra ruta al Sur. Se cree que fueron ocultados por los esenios debido a las revueltas judías de los romanos en aquellos años.
La ruta 90 o ruta del Valle Jordán que atraviesa de Norte a Sur Cisjordania, nos acerca ahora a un lugar que se nos hace familiar y donde 37 km después (apróx media hora) pararemos en uno de sus pequeños oasis, ya fuera de la influencia de la confusa frontera de Cisjordania, nuevamente en territorio de Israel.
Ein Gedi, un oasis a orillas del Mar Muerto
La aridez y el calor que asola ahora nuestro entorno se ha hecho especialmente insostenible en el Mar Muerto que ven nuestros ojos. Ein Gedi es mencionado en muchas fuentes históricas y se menciona varias veces en escrituras bíblicas aunque no fue siempre habitado hasta la fundación del kibutz cercano en 1956.
Paramos en una de las playas públicas que hay en este área y aprovechamos para llenar nuestro primer depósito de gasolina (294 ILS) y tomar unos helados (18,50 ILS). Volvemos al Mar más bajo (416,5 metros por debajo del nivel del mar) y de mayor salinidad del planeta que ya visitáramos en su parte jordana en el viaje a Jordania 2006 o en el de Siria-Libano-Jordania de 2009. Al fin hemos encontrado donde se mete la gente ...
¿Pero que son los kibutz? Son comunas agrícolas israelís de carácter único y experimental y de especial importancia en el pasado para la creación del Estado de Israel, aunque posteriormente las Fuerzas de Defensa Israelís, que tomaron el control de la defensa del país, hicieron que éstos perdieran importancia aunque conservaron su rol como centros de colonización y desarrollo en el Desierto del Negev por el que iremos mañana y en la Galilea que visitáramos ayer.
La playa, por decir algo, deja un poco que desear, aunque es quizás más su curiosa experiencia y la alta temperatura del día de hoy la que nos atrae a disfrutar unas horas de este lugar.
Menos mal que la experiencia de viajes anteriores nos ha servido para venir sin afeitar o depilar estos últimos días, y sin heridas, así como evitar nadar hacia adelante para que no nos entre aguas en los ojos, porque sino un día como hoy sería difícil de explicar y fácil de recordar, jaja. No obstante la excesiva salinidad que hace que aquí no puedan desarrollarse ningún tipo de vida, permite volver a experimentar ese efecto de flotar que tanto nos gusta.
Bueno, digamos que no todos con el mismo equilibrio, ¿verdad Paula? jajajaja
La mascarilla que lleva Paula (aunque es un poco guarrillo de echar sacándolo de una especie de pozas entre las rocas) ya tuvo importancia en el pasado, pues las concentraciones de cloruro de calcio, magnesio, sodio y potasio, con un porcentaje elevado de bromuro hizo que la propia Cleopatra, reina de Egipto, conquistara esta zona junto a Marco Antonio para poder explotar sus minerales naturales y su "potaje natural". Así han salido tantas cremas de este lugar como las famosas de Ahava
En esta zona el atardecer no es tan bonito como en Jordania, ya que queda tapado por las montañas a nuestras espaldas (aunque el amanecer puede ser precioso), así que tras divertirnos de lo lindo un par de horas y pegarnos una buena ducha de agua dulce (las instalaciones están geniales con duchas, lugar para cambiarse que usamos 3 veces por 2 ILS cada uno, chiringuito, etc..) hacemos los últimos 20 km (unos 20 minutos) para llegar al lugar donde pasaremos la noche, el Masada Guest House, viendo el atardecer en el Mar Muerto con un telón de fondo de las montañas jordanas inmejorable
Estamos a los pies de Masada, la famosa fortaleza de Herodes, aunque eso es otro capítulo que contaremos mañana. Mientras hemos aprovechado para cenar (hoy se celebra el inicio de la Pascua judía y están todos con un gran ambiente de fiesta, por 120 ILS cada uno), coger agua para la noche (10 ILS) y despedirnos de un paraje realmente diferente, iluminado en este área solo por la luz de una amiga que nunca nos abandona en nuestros viajes. !!Hasta mañana !! .. que comenzará muy temprano
Isaac y Paula, desde Masada (Israel)
GASTOS DÍA: 569,50 ILS (apróx 121,69 EUR) [Gasolina aparte]