El-Kurru, el día que bajé solo a una necrópolis de 3.000 años

Por favor, si vas a leer este relato, pon de fondo la música de Indiana Jones (Oli, tú también aunque vengas de otra generación). Sí vale, no soy el primero que lo ha hecho ni el último que lo hará pero creedme si os digo que es un privilegio único que un viajero pocas veces podrá hacer en su vida. Al fondo, Jebel Barkal emerge sobre el horizonte como el centro neurálgico y religioso del Reino de Napata que brindó a los Faraones Negros de Nubia una capital en los tiempos de su mayor esplendor como reyes de Egipto. Más allá de sus templos y santuarios existen dos necrópolis que, cuando te adentras en ellas, te hacen sentir ese arqueólogo con sombrero que siempre soñamos. La primera la vimos ayer al atardecer en la pirámides de Nuri pero hoy llega el momento que tantas y tantas veces he soñado y encima algo o alguien (gracias abuela Chavetas) quería que lo hiciese completamente solo. La tumba subterránea del faraón Tanutamani, sucesor de Taharqa, se abría ante mi mientras mis compañeros acababan otra visita. Allí, solo con mi linterna verde y ese sombrero imaginario, he descendido las escaleras que me separaban de la oscura cámara funeraria de El-Kurru hasta que la antesala ha ido iluminando aquellas maravillosas pinturas milenarias perfectamente conservadas.

Hoy es esa jornada que justifica un viaje en si mismo. Hoy es el día en que descendí solo a una necrópolis de hace casi 3.000 años.

Indice

En este artículo de la guía de Sudán (13 posts) podrás leer lo siguiente:

• Mercado y antiguo ferrocarril de Karima
• Un monasterio bizantino en al-Ghazali
• El-Kurru y la tumba subterránea del faraón Tanutamani
• Atardecer en la cima de Jebel Barkal (y un bosque petrificado)

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Mercado y antiguo ferrocarril de Karima

Desafortunadamente, nuestro conductor Ameer ha recibido la noticia de la muerte de su padre esta mañana y se despide de nosotros para regresar con un coche a Jartum (le damos una propina de 400 SDG como es tradición en estos casos). Estaremos todo el día con dos coches en una jornada sin grandes traslados (habrá que apretarse un poco y como volvemos a comer a la casa nubia donde nos alojamos, no viene el cocinero Sharaf a las visitas) y ya han enviado otro vehículo 4x4 desde la capital para que esté con nosotros mañana.

Mientras, tras desayunar, Mohamed nos ha propuesto ir a conocer el mercado de Karima. ¿Por qué? ¿por qué? yo quiero ir ya a ese sitio que todos sabemos...

Los pensamientos iniciales cambian en el momento que Mohamed nos dice que en este mercado si podemos sacar fotos exceptuando en la zona de la estación y que además algunos lugareños quieren tomarse un café/té con nosotros. ¡Este país a nivel de gente es una maravilla! Uno me hace prometerle que le enviaré el vídeo que prepare de su país (lo haré) y nos cuenta que trabaja en Arabia Saudi en temas de petróleo y vuelve cada 4 meses a Sudán, lo cual hace pensar a uno que todos (sea el país que sea del mundo) tenemos un hogar, lo creamos o no.

El mercado de Karima es más parecido a un zoco que otros de estos días anteriores. Aquí se puede comprar un poco de todo e incluso tienen ropa de importación, generalmente asiática, a precios de risa. De hecho, mis compañeros se hacen con algunas cosas y hasta el propio guía acaba adquiriendo una chaqueta. De Patri no os he hablado mucho en este diario, realmente pienso que es la única que disfruta plenamente los viajes ya que el resto muchas veces acabamos viendo lugares a través del visor. Ella no utiliza ni cámara ni móvil para sacar fotos, sus imágenes van en su cabeza que al fin y al cabo son los mejores recuerdos.

A Javi creo que lo perdería hasta en su propia casa. Es el más independiente del grupo y le gusta "escaquearse" con cierta facilidad. También creo que es el que mejor amueblada tiene la cabeza de todo el grupo y cuando mantienes una conversación con él aprecias que puede hablarte de cualquier cosa con bastante criterio y sino, sabiamente, no abre la boca como hacemos otros.

El mercado acaba en el antiguo ferrocarril que lleva a Port Sudán, un área del Mar Rojo abierta a los turistas también que quedará para un futuro viaje. Aquí no nos dejan hacer "muchas fotos" o más bien nos orientan a no hacerlas a la parte de "basura". El sudanés está muy preocupado con eso, no quiere que el turismo muestre imágenes de un país pobre sino sus maravillas, que son muchas, para dar la bienvenida a más personas. Con la secesión de Sudán del Sur que es donde están los pozos petrolíferos, muchos creen que debería apostar por el turismo y motivos tienen, desde luego

Sudán está pasando un momento muy crítico de miserias como hemos comentado estos días y eso, por muy bonitas que sean las fotos, existe.

Un monasterio bizantino en al-Ghazali

Está claro que Mohamed quiere hacerme sufrir aunque él no lo sepa porque lo llevo por dentro. ¿A dónde vamos ahora? La ruta del día iba a ser acercarnos al El-Kurru, algo así pintado en nuestro mapa.

Fuera del valle del Nilo, en un cañón llamado Wadi Abu Dom que cruza el desierto de Bayuda y que alguna vez fue una ruta comercial transitada porque se llenaba de agua, se encuentra un monasterio en ruinas y abandonado que se sabe que funcionó hasta el S.XIII. Allí nos reciben sus "vigilantes".

No lo hemos comentado pero en Sudán no hay recintos arqueológicos, ni entradas ni vallas ni nada que se le parezca para acceder a ningún yacimiento. Lo que si hay es una especie de "guardianes" que siguen la tradición de sus padres y de los padres de sus padres. Nura es la hija del cuidador actual y pronto será la próxima encargada pues su antecesor ya necesita una jubilación.

Volviendo al Monasterio de al-Ghazali, Mohamed nos ha traído aquí porque es una iglesia única en la arquitectura monástica bizantina más importante de lo que parece en la historia de Sudán, especialmente del período de Makuria donde ya habíamos visto el más importante en Old Dongola, capital del reino de Makuria en la época medieval cristiana. Lo encontraron unos arqueólogos americanos y se excava desde los 50, ahora una expedición polaca, y la teoría dice que fue una de las grandes inversiones del emperador Justiniano de Costantinopla, con una estructura comparable a la del famoso monasterio de Santa Catalina en Sinaí. Mohamed nos propone el reto de buscar las 2 cruces nubias y la primera no es muy difícil de encontrar

¿Y la segunda? Siguiendo con la historia se cree que el monasterio era el centro de la producción de cerámica no necesariamente asociado con la presencia de monjes, lo que nos da una idea del poder y la riqueza de Makuria. Lo más extraño es que en la pared Este se ha encontrado una fila de 15 cuartos-retretes (cada inodoro era una habitación, algo único), un complejo sanitario tan grande no visto en ningún otro lugar de Nubia. Ah, ahora si, he tenido que volar a Perejildo para encontrar la segunda cruz en el propio perímetro de la construcción visto desde el aire.

Los arqueólogos también han sido capaces de identificar el culto a los cuatro arcángeles (Michael, Gabriel, Raphael y Uriel) aunque para ángeles, los que tenemos con nosotros. No me cansaré de decirlo, ¡qué gente más maravillosa! Esta foto para la abuela Chavetas, que se que sigues viajando conmigo cada día (y con Paula, Oli y Nico).

Desde al-Ghazali hemos regresado por el Wadi Abu Dom propiamente dicho, un cañón que aún lleva agua en determinadas épocas del año ...

... aunque nuestro objetivo del día, POR FIN, era otro.

El-Kurru y la tumba subterránea del faraón Tanutamani

Si Nuri correspondía a una época entre el 700 y 300 a.C., la necrópolis de El-Kurru es todavía más antigua, entre el 800 y 650 a.C, y está dividida en tres partes por dos wadis aunque quedan muchas hipótesis por resolver sobre ella en el aire. Por ejemplo, existe un túmulo de época del faraón Sheshonq I del antiguo Egipto (850 a.C.) anterior al Reino de Napata unos 200 años, pero también pirámides pertenecientes a Kashta y a su esposa Pebatjma, otra fila con las de Piye, Shabaka y Tanutamani y otras tantas de Reinas Negras de las que ya os hablaremos. Incluso cuatro filas de tumbas que contenían enterramientos de caballos. De todas ellas hay dos con pinturas perfectamente conservadas que, previa apertura del guardián del pueblo (ya que están herméticamente cerradas con llave), son visitables bajando por un tramo de escaleras cortadas en la roca, la K.16 de Tanutamani y la K.1. que se cree que es de su madre, la reina Qalhata. A esta última nos dirigimos aunque, desafortunadamente, están en pleno trabajo de restauración y no nos van a dejar entrar.

Vaya por delante que no se lo que me encontraré en Meroe pero creo que puedo decir que estoy ante el momentazo del viaje y de una vida viajera, ese tantas veces imaginado en mi infancia mientras me sentada boquiabierto ante las desventuras del señor Jones. Y todo surgió porque alguien lo quiso así, ¿verdad abuela Chavetas?

Estando mis compañeros inspeccionando la escalera anterior y descendiendo uno por uno según indicaba Mohamed, una pequeña niño llamó mi atención y volví sobre mis pasos elevándome sobre el terreno para acercarme a ella, con la suerte de que vi aparecer al guardián camino a la mastaba de Tanutamani (esta tumba subterránea no tiene pirámide ya exteriormente y muchas otras tampoco porque la mayoría han sido saqueadas como bloques de piedra arenisca para los edificios de los propios aldeanos). Lo que voy a intentar explicar a partir de estos momentos no se ni como hacerlo pues creo que desde que eché a correr para llegar al camino hasta que empezaron a venir mis compañeros, me dejó de llegar sangre al cerebro y no fui ni capaz de sacar fotos (las fotos están extraídas de un vídeo posterior que intenta reproducir el momento y que algún día editaré).

¿Os imagináis el momento de adrenalina que supone ver una escaleras excavadas en la roca que descienden a la más profunda oscuridad de la necrópolis y saber que ahí solo para mi, sin turistas -ni mis propios compañeros-, sin distracciones, sin adulterar? De hecho, ni el guardián hace el amago de bajar conmigo, buscando acomodo en una roca cercana a la puerta.

¡Hasta la linterna parece sacada de una película! Habrá unas 30 o 40 escaleras que me llevan a una segunda puerta con barrotes, ésta si abierta. Estoy en el subsuelo de la gran pirámide que hubo aquí, a más de 8 metros de la actual meseta y una antesala comienza a iluminarse ante mi con PINTURAS MARAVILLOSAMENTE CONSERVADAS que casi puedo (no debo) tocar.

No he estado en Egipto. Eso, unido a que creo que jamás en mi vida podré adentrarme completamente solo en una cámara funeraria de casi 3.000 años (concretamente 2.672 años), hace que este viaje, este día, este preciso momento, esté ya ubicado en mis grandes recuerdos de viajes para siempre (y que Oli, si algún día me lees, creo que sería un buen lugar para apuntar en tu lista de imprescindibles que hizo tu padre) y eso que no será hasta pasados unos minutos cuando baje Mohamed y comience a interpretar todas estas pinturas.

Contextualizando un poco El-Kurru, fue excavado por el arqueólogo colonial George Reisner entre 1918 y 1919 pero, sin embargo, apenas dejó anotaciones de cinco estructuras porque parece ser que no las excavó a fondo debido a que se les hundió el techo de la pirámide sepultando a 5 miembros de su excavación y decidió dejarlo. Esto hace que el yacimiento arqueológico sea todavía, a día de hoy, una de las fuentes de descubrimientos más importantes cada año y eso que el propio Reisner ya había sido capaz de recuperar cofres de oro con joyas bellísimas enterradas con los reyes kushitas. Por ejemplo, recientemente se encontraron grafitos del período meroítico con figuras humanas, caballos, demonios y formas geométricas. Ya llega Noe, que ha sido la siguiente que ha salido corriendo detrás de mi.

El faraón Tanutamani fue el sucesor de Taharqa y todas estas pinturas que vemos representan al faraón momificado ya dentro de su sarcófago, su corazón ante Horus y múltiples dioses que lo acompañan a la otra vida como Isis, la diosa madre; Anubis, el chacal, el guardián de los difuntos; Thoth, el babuino, el dios de la sabiduría...

Todas las escenas forman parte de un texto funerario del Antiguo Egipto que se utilizó desde el comienzo del Imperio nuevo y que hicieron suyo los kushitas, el Libro de los Muertos.

El ambiente está muy muy cargado aquí dentro. Hace muchísimo calor. Llama la atención ver que la parte de abajo de la cámara ha perdido las pinturas. Parece ser que hubo unas inundaciones hace un tiempo que anegaron la tumba subterránea

Mohamed acaba sus explicaciones y nos dice que somos de las personas que más tiempo hemos pasado en este lugar (llevamos más de 1 hora). El guardián le ha dicho que hace 2 días que no viene nadie. Juve y yo nos resistimos a subir, supongo que es una especie de despedida de un lugar con cierto halo místico.

¿Y donde está la momia de Tanutamani ahora? Se sabe que murió en el 653 a.C. pero su sarcófago desapareció hace tiempo y se le perdió la pista. Entre las 7 estatuas que Charles Bonnet descubrió en Kerma había una suya. ¿Quién sabe? más enigmas por resolver... aunque si hay algo que me deja el cuerpo temblando cuando Noe sale de la cámara sola, sin hablar con nosotros y se va hacia el coche. Hace meditación desde hace un tiempo, algo que entre otros beneficios le permite percibir ciertas sensaciones que otros no llegamos ni a entender. "He sentido muy malas vibraciones ahí abajo como si el hecho de bajar fuese una ofensa para los fantasmas que allí habitan" me dice. ¿Tanutamani tuvo una muerte horrible? ¿Tendrá que ver con el ambiente cargado? ¿O con el colapso que vivió la expedición Reisner?  Nunca lo sabré ...

Atardecer en la cima de Jebel Barkal (y un bosque petrificado)

Todo aquello que viene después de ese incremento del ritmo cardíaco, esa respiración acelerada o ese estado de euforia en forma de adrenalina es un bajón del copón. Da igual ese “Bosque Petrificado“ al que nos lleva Mohamed después ...

... un yacimiento paleontológico con fósiles de árboles convertidos en piedra de un lugar que fue un vergel de palmeras en su momento ...

.. o la comida en grupo con Sharaf y sus deliciosos platos que vino después en nuestra casa en Karima. He tardado un buen rato en volver a "pisar" Sudán, ensimismado en mis pensamientos y en apuntar estas líneas en mi libreta.

Hemos descansado un buen rato pues el sol ha estado pegando fuerte durante todo el mediodía antes de salir andando a la que será la despedida del día. Volvemos a percibir que el relajado Islam de Sudán no obliga a renegar de una conversación con el extranjero, la diversión, la música o incluso a esas miradas de complicidad que encuentras durante todo el viaje. Un "Mara yamila" (a saber como se escribe), algo así como "chica guapa" que nos ha enseñado a decir Hawari, siempre saca una sonrisa aunque estés en el barrio más suburbial de Karima (más bien, todo Karima es así)

Nuestro destino es ese enorme montículo, Jebel Barkal, centro neurálgico de todo que hemos estado viendo una y otra vez en nuestras visitas desde ayer por la tarde y que está apenas a 20 minutos de donde dormimos. A lo lejos otras pirámides, las de Karima que visitaremos mañana

Pero el día ha sido muy intenso, no vamos a hacer una visita al uso de la montaña sagrada (que es el plato fuerte de mañana) sino que David y Noe quieren llevarnos a un lugar que consideran muy especial de su antiguo viaje. ¿Subimos?

La cima de Jebel Barkal, completamente plana, es el mejor mirador que encontraremos en toda la aventura. Desde aquí se puede observar perfectamente las pirámides de Karima a un lado, la propia ciudad y el Nilo de fondo al otro y, sobre todo, disfrutar de uno de los momentos más relajados y confortables de una expedición que empezó ya hace más de una semana y que acumula horas de agotamiento.

Abajo en una de sus caras, los templos y palacios excavados por exploradores europeos en el S.XIX y que forman parte de lo que fue el reino de Napata, actual Patrimonio de la Humanidad por UNESCO desde 2003 junto con las necrópolis, incluida El-Kurru

Aunque habrá tiempo de explicarlo mañana, y posiblemente hay que echarle mucha imaginación, pero esa cobra que aparecía en las coronas de los faraones como símbolo de protección está labrada en esta montaña y es el principal motivo para considerar este lugar sagrado.

Noe, sin embargo, ya sabe cual es su sitio en este privilegiado mirador. El sol está cayendo por el horizonte cerca de un lado que tiene una enorme duna que nos permitirá bajar corriendo al finalizar este bonito momento. A partir de aquí, se acabaron las fotos.. ¡nos lo merecemos!

Descansamos ya, tras la cena, en nuestra pequeña casa local de Karima con los recuerdos más bonitos del viaje. Lo admito, me he emocionado como el niño que llevo dentro pero de forma tan intensa que hacía tiempo que no lo recordaba. Descender esas escaleras y ver iluminarse las pinturas de esa oscura y milenaria cámara funeraria lo recordaré para siempre como "el día que bajé completamente solo a la tumba subterránea del faraón Tanutamani en El-Kurru". Guardo mi sombrero, hora de dormir.

Isaac (junto con la Expedición Pobes), desde Karima (Sudán)

GASTOS DEL DÍA: 400 SDG (apróx 7.40 EUR)