!Lo admito! Soy adicto a las tarjetas de afiliación de las compañías aéreas. Gracias a ellas he podido hacer escapadas que no me hubiese planteado de otra forma. También admito que Aeromexico Club Premier no era una opción que me hubiese planteado previamente. Todo ha cambiado hoy cuando he sido uno de los pocos privilegiados (junto a mis compañeros de aventura) que ha podido visitar los hangares de Aeromexico en Querétaro ...
Y es que hoy, el día ha comenzado con la resaca de la noche de León, esa que no olvidaremos ya por lo que ha unido todavía más al grupo. Nuestro trayecto, largo, tenía como destino la capital, Ciudad de México. Aquí caeré rendido en unas horas ...
- Aeromexico Club Premier, el emblema de una compañía
- Aeroméxico, seguridad y mantenimiento al detalle
- ¿Te he convencido para incluir Aeromexico Club Premier entre tus tarjetas de afiliación?
Aeromexico Club Premier, el emblema de una compañía
Según escribo estas lineas, mi "casillero" marca más de 23,000 millas. Darse de alta en Aeromexico Club Premier no me resultó en absoluto complicado y aunque yo los he reclamado vía email, también se puede hacer automáticamente desde la propia web. Vaya por delante, para que no haya dudas, que nadie me paga por contaros "esta batallita".
Y ahora os preguntaréis, ¿por qué estás tan emocionado con esta nueva tarjeta de afiliación? La razón es que 4 horas después de nuestra partida de León, una parada muy especial y exclusiva nos esperaba. Si en el inicio de este viaje estrenábamos el nuevo 787 Dreamliner en el vuelo de Aeroméxico desde Madrid hoy tendríamos el privilegio de visitar los Hangares de Aeromexico-Delta en Queretaro y descubrir de primera mano los "exquisitos" protocolos que siguen en la revisión de su flota.
Adentrarse en el este complejo conlleva un riguroso control de seguridad, declarando todo lo que llevamos encima, anotando nuestros nombres, pasando un scanner y siempre acompañados. !!Estamos en el centro de mantenimiento de aviones más grande de toda Latinoamérica!! y eso se "huele" nada más acceder a sus primeras instalaciones.
El centro, con más de 100.000 m2, es capaz de dar mantenimiento hasta 9 naves de forma simultánea, y una de los valores añadidos que aporta Aeromexico es que si el mantenimiento requiere una revisión y desmontaje de cada una de ellas cada 4 años, la empresa mexicana no espera a este límite para realizar las suyas.
Otra de las cosas que me ha sorprendido gratamente, quizás por "deformación" profesional, es la eficiencia de todas sus instalaciones. Ya no sólo por respetar unos escrupulosos protocolos de control y seguridad de cada uno de los procesos realizados, sino por detalles como el aprovechamiento de la luz natural durante el día para trabajar, el reciclaje de agua o el almacenamiento de la misma, e incluso el uso de paneles solares.
Aquí se desmonta y comprueba desde la pieza más minúscula hasta las grandes turbinas a las que todos tememos acercarnos en un aeropuerto por miedo a la succión que provocan..... !!Está apagadaaaaa!!
Son más de 1.200 personas las que están empleadas en este centro (3.200 empleos si consideramos los indirectos), y que son las encargadas de realizar las revisiones y modificaciones de fuselaje, sistemas, interiores, componentes e incluso instalaciones tecnológicas que cada aeronave conlleva.
La inversión de Aeromexico-Delta en este hangar, de más de 60 millones de dolares, afirma la apuesta destinada a tecnología, equipamiento e I+D+i en una zona menos congestionada que el Aeropuerto de Ciudad de México, y donde posiblemente lo que más me llamó la curiosidad en esta primera toma de contacto fue poder observar desde sus "entrañas" un tren de aterrizaje, o un avión completamente "desnudo" en su interior.
Aeroméxico, seguridad y mantenimiento al detalle
Comenzaba el artículo hablando de la tarjeta de afiliación Aeromexico Club Premier como emblema de la aerolínea mexicana, un programa de viajero frecuente que incluye a las aerolíneas del Skyteam, pero también admito que no ha sido hasta mi paso por estas instalaciones cuando me he animado a unirme "al club". ¿Por qué? !!Me ha encantado la visita!! pero especialmente hasta el más mínimo detalle con el que unas instalaciones como estas trabajan, ¿Os cuento un poco más?
La vida de los aviones no se cuenta en kilómetros, sino en ciclos y son precisamente estos ciclos desde que despega hasta que aterriza los que determinan las necesidades de mantenimiento. Entre ellos especialmente importantes son las llantas de los trenes de aterrizaje, expuestas a un esfuerzo mayor y son de tal importancia que aquí se procede a "levitar" el avión con tal de realizar los cambios y revisiones necesarias.
El procedimiento requiere un desmontaje completo del avión hasta límites que jamás hubiese imaginado. Piezas como las puertas de emergencia, cuya funcionalidad es vital para la explotación comercial correcta y segura, son extraídas y comprobadas al igual que otros elementos conocidos.
Es posible lo más "emocionante" de la visita sea nuestro paso por el área de talleres, pero si ya organizar el trabajo en una oficina es complicado, ¿cómo hacerlo del mantenimiento de un avión? Un grupo de ingenieros y un riguroso sistema documental, deja constancia de cada mínima tarea y protocolo seguido en cualquiera de las múltiples aeronaves que en estos momentos están en los hangares. Es la manera de llevarlo todo controlado.
Ya en los talleres, la corrosión del acero es uno de los factores más delicados a analizar. Se actúa sobre oxidación de ciertos elementos en talleres contra la corrosión, dando la solución apropiada a cualquier mínima incidencia.
Otro aspecto interesante es el comportamiento de la "tornillería" a la fuerte deformación que sufre un avión en vuelo, así como muchas de sus piezas. El uso de hornos térmicos y de tornillos expansivos comprueba y soluciona cualquier anomalía al respecto.
¿Y para las fisuras más diferenciales? Tampoco se deja una mínima incertidumbre en ese aspecto. Una sala de partículas, donde las piezas son sometidas a una solución química permite visualizar los daños mediante luz ultravioleta. Si eso no fuese suficiente, o quedasen dudas por fracturas o daños internos, una "radiografía" (si, como las del médico) aportan otra visión microscópica de la misma.
Los talleres de componentes removibles son otro espacio importante dentro del centro. Curioso es ver la evolución de la tecnología en ese aspecto y que comprobaríamos un poco más tarde. Así, el nuevo 787 Dreamliner ya lleva una chapa mucho más fina y que guarda mejor el aspecto térmico de la cabina que las antiguas aeronaves, cuya solución pasaba por una especie de "almohadillado" interior.
Cercana está la "sala de vacío", que mediante un mecanismo de dos puertas que se abren en distintas fases, evita la entrada de polvo y otras partículas en suspensión, lo que aunque a primera instancia parece que no debiese ser mayor problema, podría provocar en pleno vuelo una expansión que deteriorase alguna pieza importante.
Vale, y lo que todos esperáis. ¿Y el avión por dentro? Un avión no tiene llave, aunque creo que eso todos los intuíamos, pero lo que no me podía llegar a imaginar es la multitud de canalizaciones, cables, instalaciones y hasta especie de "fosa séptica" que llevan en apenas un "tubo" de cabina.
El aislamiento térmico del que hablaba anteriormente tiene una solución más "rústica" pero que se ha utilizado a lo largo de los tiempos con más o menos éxito. ¿Queréis saber a que es debido esa sensación de frío que tenemos a veces en los aviones? La temperatura de -50 y -60º exterior es combatida con una especie de "almohadillas" alrededor de la cabina, algo que ya no ocurre en los nuevos modelos y lo que explica porque tuvimos un viaje tan plácido con el Boeing 787 Dreamliner a nuestra llegada.
Tras una breve comida en el buffet de los propios empleados, abandonamos realmente satisfechos de poder haber entrado en un lugar lleno de "secretos" que jamás hubiese imaginado así y que espero haber explicado lo mejor posible, teniendo en cuenta que desconocía los términos antes de escribir este artículo (si alguien más especializado quiere realizar cualquier corrección, estas líneas son bienvenidas para él)
No se si por la experiencia, por el cansancio o bien por la necesidad de cada uno de tener su propio espacio un rato, las 2 horas que nos separaron de nuestro Hostel Amigo, en pleno centro de Ciudad de México y uno de los más valorados, transcurrieron en bastante silencio. Posiblemente fue el primer y único momento del viaje en que esto ocurría, y la noche en aquella azotea traería para mi uno de los grandes recuerdos que llevo conmigo ya guardado en mi buena botella de instantes que detienen el tiempo sin necesidad de tener un monumento al lado. Aunque esto posiblemente os lo cuente otro día. !!A dormir!!
¿Te he convencido para incluir Aeromexico Club Premier entre tus tarjetas de afiliación?
Isaac, ya desde México DF (México)
