Toda la familia hemos hecho un día grande del cumpleaños de la abuela María, cumple “96 años”. Es una viejita especial, y no es porque sea mi madre, pero es así, y cualquiera que la conoce lo puede confirmar.
Es muy raro que a una persona tan mayor le interese casi todo; las noticias, el football, la lectura, las labores, la cocina, entre otra multitud de cosas y que quiera seguir aprendiendo.
Ella contagia su manera de ver las cosas tan positivamente, aunque tengo que reconocer que es algo mandona, pero algún defecto tenía que tener, y como se suele decir “genio y figura”, pero sus intentos de mandar, siempre van dirigidos a algo que te pueda ayudar, aunque esté equivocada.
Hace un tiempo me dijo: “yo, cuando hablan de ancianos, creo que no va conmigo, pues yo no me creo Matusalen, que en realidad es lo que soy”. No pude evitar que me diera la risa, pues tiene algunas salidas que son de traca. Como dice mi hijo, es todo un personaje, eso por no contar los refranes que se sabe y que algún día deberíamos apuntar.
Bien, pues ese día no falta nadie a la cita para agasajar a nuestra María, “que es mucho”.
Nos reunimos en casa para cenar todos juntos y la verdad es que acabamos bailando y cantando como locos sin proponérnoslo. Ella se siente un año mas la protagonista del momento, y eso la hace inmensamente feliz, aunque hay que decir que la única sombra para ella es la falta de su otro hijo y de sus nietas en las que siempre piensa y que jamás se unen a nosotros desde hace muchos años por su peculiar manera de ver la vida y las relaciones con la familia, a la que culpan de todos sus males. Yo, personalmente, pienso que no saben asumir sus traumas y una manera fácil de resolverlos es cargar a otros con las propias culpas y así eludir responsabilidades, pero bueno eso ahora no importa; el resto hacemos lo imposible por no faltar a la cita, estemos donde estemos, y si no que se lo digan a mi hija que está en Italia y va a venir puntualmente a la cita. ¡El abrazo a la viejita lo merece!.
Ella siempre tiene una palabra amable y de ánimo cuando la necesitas y es capaz de ver la luz cuando los demás no lo conseguimos.
Físicamente es un huesecito de 32 kilos, al que le falla, entre otras muchas cosas, el oído y la vista por el paso del tiempo y por el cansancio de tanto camino recorrido, pero a pesar de todo, la energía que irradia es superior al envoltorio exterior. Su mejor cualidad es la fuerza de voluntad. Si tendrá fuerza de voluntad que aun sigue haciendo gimnasia en su habitación todas las noches, “para mantenerse en forma y no quedarse inútil y luego dar la lata”, como dice ella.
Bueno pues así es nuestra María, un entrañable personaje, al que todos admiramos de alguna forma, porque a pesar de todas las dificultades vividas en su largo recorrido por este mundo, que han sido muchas, incluidas las guerras, la soledad temprana y la pobreza, ¡que ya es bastante!, ha sabido sobreponerse a todo con fuerza, valor y energía y por eso la queremos con sus aciertos y sus errores, tal y como es, porque si algo la puede definir en este mundo es el título de “Buena persona”.