Volvimos a Italia en busca de unos días tranquilos y un tiempo para compartir con Miriam, adoptada, por decisión propia, en aquel país. También compartimos todos juntos, mientras estábamos allí, algún que otro partido del mundial de football, lo que le dio cierta emoción añadida a la estancia.
Pudimos comprobar que se siente como pez en el agua, dominando aquella lengua en poco más de una año; con un montón de sueños e ilusiones por cumplir. En su cara se dibujaba la inquietud de los retos, que parecen ser su única manera de ser feliz.
La cercana lejanía que nos une, gracias a las nuevas tecnologías, a veces es dura de aceptar, pero “es la vida”, como se suele decir y cada uno tiene que experimentar sus propios aciertos y errores para poder comparar y tener un punto de referencia para plantearse como realmente quiere vivir.
Otro punto a tener en cuenta y que me tranquiliza es que está rodeada de gente que la quiere y si tienes a tu alcance este tipo de sentimiento, todos los conflictos son mucho más fáciles de sobrellevar, porque como todos sabemos las cosas buenas y malas compartidas son mucho más llevaderas.
Ahora ha estado estos últimos quince días en casa, compartiendo algunos momentos especiales, entre ellos el cumpleaños de Isaac y mañana volverá a su destino elegido,
Otro triste adiós de aeropuerto y besos, muchos besos y abrazos de despedida; después el gran vacío de su ausencia.
La casa perderá su alegría y nuestros corazones volverán a soñar con el messenger.
He llegado hasta aquí a través de chavetas y me he leído el blog entero de cabo a rabo. Me encanta la naturalidad con la que cuentas las cosas y lo bien que sabes expresar tus sentimientos. Un abrazo M.Teresa