Es difícil entender como se siente uno mismo ante desgracias, tales como el terremoto de Haiti y otras muchas catástrofes.
Es difícil definir las sensación interior que te produce la visión de estos acontecimientos.
Todos tendemos a decir expresiones como….. “Es horrible”, “siempre les toca a los más pobres”, “que injusticia”, etc.. Esto en realidad, nos lleva a pensar por unos momentos y a decidirnos a realizar un mínimo esfuerzo y a sentirnos solidarios y generosos con un pequeño aporte económico en alguna cuenta abstracta, cuyo contenido realmente no se sabe muy bien si llega a su destino, pero que, en cierto modo, sirve para lavarnos la conciencia, y digo la conciencia, porque nosotros los del primer mundo, instalados en nuestro bienestar, sabemos muy poco de los que sufren. Hemos tenido la gran suerte de nacer en la parte favorecida del planeta y no en esa otra. Aunque esto no pasa de ser una circunstancia; fue aquí pero pudo ser allí.
Son simples noticias reflejadas en los medios de comunicación que asoman a nuestras realidades en momentos, tal vez inoportunos, y nos hacen reflexionar por unos instantes en esas otras vidas, pero la nuestra continúa y nuestros pensamientos rápidamente vuelven a la rutina que nos rodea, que en definitiva es lo que nos importa de verdad.
Son admirables algunos personajes de nuestro entorno, verdaderamente especiales, verdaderamente héroes, y no precisamente de cómics, que realmente si que se involucran, ayudando de cerca en todos estos sucesos, con cometidos distintos, pero todos importantes, tocando el dolor con sus propias manos, o sintiendo el sufrimiento tan de cerca, como para poder compartirlo de verdad.
Uno se pregunta, si hay que tener una pasta especial para poder asumir e implicarse en los sufrimientos de los otros o simplemente hay que dejar el egoísmo a un lado, ceder una pequeña parte de ti, de tus esfuerzos, de tu vida relajada y de tu tiempo para aportar algo a ese punto del universo necesitado. Otra pregunta sería como canalizar este pensamiento ínfimo para que sirva de ayuda, tal vez solo para que haya alguien que reciba algo de ti y sepa que no está solo.
Supongo que cualquier gesto hacia los demás bien vale la pena, pero no deja de ser tarea difícil saber lo que uno realmente siente.