La Mezquita Azul, templo al Islam

Todos conocemos como de la zona de Galilea surgía en el año 0 d.C. Jesús de Nazaret, y su mensaje creció en la estructura del Imperio Romano para alcanzar su apogeo con Costantino ya en el 312, y con Teodosio a finales del mismo siglo, implantándolo como religión oficial del ya nacimiento del Imperio Bizantino. Buscando similitudes, un pueblo beduino igualmente politeista como los Romanos en una zona de Arabia Saudita, servía como estructura para que en el S.VII d.C la figura de Mahoma, y bajo los mismas bases del  Judaismo, iniciara la expansión del Islam bajo el Califato Omeya y su apogeo durante los siglos siguientes con su capital en Damasco, que ya visitáramos durante el viaje a Siria de 2009.

Aunque sería ya con los turcos, el gran Imperio Otomano (y ya en la Edad Moderna) cuando se crearía este templo al Islam que vemos a primera hora, ya habiendo hecho check out en el hotel (dejando la maleta en consigna) y desayunados para aprovechar la mañana antes de nuestro vuelo a Madrid de la tarde... !! La Mezquita Azul !!

Percibir el patio en silencio, con la Mezquita todavía cerrada al público, da todavía más sensación de la grandeza que transmite. No obstante, su construcción e inaguración en 1617 pretendía ocupar el lugar del Gran Palacio de Constantinopla, en frente de Santa Sofia, un emplazamiento no elegido al azar, como simbolismo del gran Imperio Otomano.

La Mezquita Azul es sin duda, uno de los monumentos más impresionantes del mundo, evolución de elementos bizantinos y la arquitectura islámica tradicional, que recibe el nombre del efecto que crean sus mosaicos azules al exterior, creando una atmósfera especial. Quizás es por ello que no queríamos verla el pasado DÍA 2 de esta escapada a Estambul llena de gente y con colas, sino con la tranquilidad que se merece.

Son las 9'00 en punto, cuando ya descalzos, nos encontramos en su interior. Paula espeeeeeraaaaameeeeee!!

Sentarse y observar nos da una perspectiva de lo absurda que es la raza humana. No tanto por nuestras diferentes creencias, sino porque hasta cuando guardamos similitudes intentamos imponernos en lugar de respetarnos. El Islam es una religión Abrahamica, al igual que el Judaismo y el Cristianismo. También creen en la existencia de un único Dios y la diferencia radica en que mientras el Judaismo todavía espera su mesías, y el Cristianismo sigue el mensaje transmitido por Jesús como el suyo, el Islamismo cree en Mahoma como su mensajero, respetando la Tora de Moises, los Salmos de David y los Evangelios de Jesús como escrituras sagradas pero defendiendo el Corán como la última Escritura Sagrada de Dios.

Y todo ello cimentado en cinco pilares básicos, desde el testimonio a la obligación de realizar una vez en la vida la peregrinación a la Meca, pasando por el ayuno, la purificación de la riqueza y las cinco oraciones diarias (de las cuales, nos encontramos ante una de ellas).

El interior de la Mezquita Azul es realmente más bonito que el de otra mezquitas vistas estos días, con más de 20.000 azulejos de cerámica hechos a mano. Además hay pinturas de color, arcos, alfombras y, especialmente, unas impresionantes vidrieras que dejan pasar el sol a estas hora del día.

La Mezquita del Sultán Ahmed, como también se conoce la Mezquita Azul, es realmente una maravilla arquitectónica sin limites, en majestuosidad y esplendor. Sus cúpulas y semicupulas apoyadas en grandes pilares, su fuente hexagonal en el medio del patio, sus enormes bloques de piedra y mármol recubriendo cada esquina y sus seis minaretes, que desafió los seis de la Mezquita de la Kaaba en La Meca y cuyo conflicto se solucionó construyendo un séptimo en ésta.

La gente comienza a aglomerar un emplazamiento mágico, perdiendo por momentos su misticismo. No así sus exteriores ni el precioso espacio ajardinado y la fuente que lo separan de Santa Sofía.  El sol, ya más elevado, hace el resto ...

Antes de irnos, hemos dejado para el final otra visita que hace especial ilusión a Isaac, a la que se accede por la calle Yerebatan y por la que hemos pasado continuamente estos días. Estamos en la Cisterna de Yerebatan (20 TYR), la más grande de la ciudad.

La también llamada Basílica Cisterna o Cisterna Sumergida es una de las más de 60 cisternas construidas bajo la ciudad de Estambul en plena época bizantina y que se encargó de proveer de agua al Gran Palacio de Constantinopla, otros edificios y finalmente al Palacio de Topkapi que viéramos el DIA 2 de esta escapada. Hoy se puede acceder hasta casi la lámina actual de agua.

¿Y por qué le hace tanta ilusión a Isaac (y seguro que se lo haría a Juve)? Aún tiene reciente el viaje de Siria de 2009, cuando estando en la ciudad de Rasafa (Sergiopolis), la ciudad fantasma en medio del desierto sirio, comenzaron a gatear por una especie de hueco entre la arena y las piedras encontrando un pasadizo que daba acceso a las más preciosas y recónditas Cisternas encontradas en un lugar abandonado. Ufs, posiblemente uno de los mejores momentos de una vida. Eran las Cisternas de Rasafa.

Al igual que aquellas, la Cisterna Sumergida de Estambul es del tamaño de una catedral bajo la tierra y rodeada de muros de ladrillo. Sirvió de localización para el rodaje de Desde Rusia con Amor (un fan de 007 como Isaac nunca lo olvidaría) y, en parte, guarda su grado de misterio, cuando en su esquina noroeste se accede a dos columnas con la Medusa tallada, columnas cuyo origen es ciertamente desconocido.

Con esta acabamos las visitas de esta ciudad, que hay que reconocer que nos ha enamorado, a pesar de su turismo masivo (que a veces echa para atrás para conocer ciertos lugares). Y como buenos viajeros, jajaja, dejamos para otra escapada lugares por conocer, como Ortaköy, Besiktas, hacer ese crucero largo por el Bósforo, más zonas del área Asiática (Palacio de Beylerbeyi) o las Islas Principe

El resto de la mañana lo aprovechamos para disfrutar de un ambiente único, con un día expléndido.

Alguien nos preguntaba por la seguridad. Estambul es una ciudad que nos ha dado una sensación de completa seguridad en todo momento, incluso cuando nos perdíamos por esas "calles secundarias" lejos de las tradicionales rutas de más aglomeración de gente. Incluso diríamos que es un lugar donde una mujer sola se puede sentir cómoda a no ser que haya visto La Pasión Turca, jajaja.

En el paseo de hoy llegamos al último Hamami que nos faltaba por ver. Metido en una callejuela está el Sultanahmet Hamami datado de 1710, que también parece muy apetecible. Aunque para apetecible esos últimos tés (7,50 TYR) al solete de una terraza.

Por supuesto, y hemos de reconocer que completamente "enganchados", no podíamos marcharnos de Estambul sin probar hasta nuestro próximo regreso del último Kebap (10 TYR los dos) acompañados de un buen zumo de naranja natural de alguno de los puestecillos (2,50 TYR). Si ya sabemos hasta prepararlos... jajjaa

Lo de los pasos de cebra tiene tela. Si no hay semáforos hay que suicidarse porque ningún coche lo respeta. Si hay semáforo y está abierto para los coches, son los peatones los que se tiran directamente sobre ellos. Por no hablar de las estaciones de Tranvía, por donde seguimos viendo colarse a decenas de personas saltándose las vayas o directamente por los "cachibaches" de salida. Y encima a ciertas horas van tan llenos que es imposible entrar... no nos vemos con las maletas ahí, aunque vamos a tener algo más de suerte, ya que será el servicio del Zeynep Sultan Hotel (ARTÍCULO COMPLETO SOBRE EL HOTEL AQUÍ) quién nos acerque al Aeropuerto gratis (vivan las negociaciones de Paula)

Lo del Aeropuerto si que no tiene nombre. Si ya son 40 minutos de tráfico para salir de una ciudad de 13 millones de habitantes, no son menos los 20 minutos que tardamos en pasar el primer de control de seguridad, que sólo es para entrar. Posteriormente otros 40 minutos de cola de los mostradores de facturación de Iberia, mal organizada a decir basta, otros 20 minutos para el control de pasaporte y, por fin, 10 minutos más para el control de equipaje de mano. Vamos, que llegamos por los pelos para coger el vuelo directo de Iberia que parece que sale en hora ...

Las poco menos de 4 horas que dura el trayecto las aprovechamos para comer algo, leer y escribir (y Paula caer dormida), para finalmente llegar a la Terminal 4S de Madrid-Barajas alrededor de las 19'30.

Del enlace con A Coruña, hay poco que contar, y eran las 22'30 de la noche cuando ya estábamos cenando esa riquísima tortilla de patata que hace la madre de Isaac y que nunca falta en un regreso al hogar.

Atrás queda esa fantástico interior de Santa Sofía, esas llamadas a la oración de cada mañana de cada Mezquita, ese lujo exagerado de los Palacios de Topkapi o Dolmabahçe o esos iconos antiguos como la Torre Gálata o la Torre de Leandro. También el olor de las especias del bazar, del cordero por las calles, del pescado en las orillas del mar... o el bullicio de la Calle Istikla o Eminonu o Sultanahmet al mediodia. Y por supuesto, sobre todas ellas, ese verdadero templo al Islam... la Mezquita Azul, un regalo del hombre.

Isaac y Paula, ya en A Coruña despidiendo la Navidad

GASTOS DEL DIA: 40 TYR (apróx 17.39 EUR)