Viajar con más gente no resta, suma. Las historias, las risas y las anécdotas compartidas hacen que cada destino se recuerde el doble. Porque lo que empieza como un grupo de desconocidos puede acabar siendo una red de amistades inesperadas. Y lo mejor: mientras compartes rutas, comidas y momentos inolvidables, sigues teniendo tu espacio para estar a solas con tu pareja.
- ¿Viajar en pareja… pero con más gente?
- Destinos que unen: del desierto de Marruecos a los fiordos noruegos
- Marruecos: del laberinto de Fez al silencio del desierto
- Noruega: naturaleza salvaje y pueblos de cuento
- Japón: tradición, modernidad y sorpresas constantes
- Conexión, no solo entre dos: el valor del grupo
- Historias compartidas: lo que una pareja se lleva a casa tras un viaje en grupo
¿Viajar en pareja… pero con más gente?
Cuando se piensa en viajar en pareja, hay quienes imaginan de manera inmediata una cena romántica a la luz de las velas rodeada de bellos paisajes. Pero como en la variedad está el gusto, no todas las parejas buscan este tipo de escapadas, o al menos, no siempre.
Si te puedes identificar porque buscas algo más animado que te dé la posibilidad de compartir con otras personas para enriquecer el viaje, quizás te pueda interesar una aventura en grupo. Pero, ¿en qué consisten estas salidas?
Pues como su nombre indica, se trata de desplazarse hacia otro destino con nuestra pareja sin la habitual exclusividad. Es decir, que seréis parte de un grupo más amplio donde puede haber otras parejas o viajeros que vayan solos. De este modo, habrá nuevas conversaciones, ideas y, por qué no, amistades al final del trayecto. A veces, las mejores conexiones aparecen de manera espontánea.
Pero si lo que te preocupa es tener que renunciar a la privacidad, ¡está siempre está garantizada! Tendrás tu propio espacio para el alojamiento donde disfrutarás de total intimidad con tu pareja. Lo que se busca en estas experiencias es el equilibrio entre lo personal y lo social.
Destinos que unen: del desierto de Marruecos a los fiordos noruegos
¿Y a qué destinos puedes viajar en grupo? La lista es larga, ya que el mundo está lleno de infinitas posibilidades. Pero si quieres algunos ejemplos que te ayuden a hacerte una idea, aquí van algunas recomendaciones que combinan aventura, cultura y naturaleza. Una mezcla perfecta para parejas que quieran vivir algo más que un viaje romántico tradicional.
Marruecos: del laberinto de Fez al silencio del desierto
Marruecos solo puede definirse como una explosión de colores, aromas y contrastes. En ciudades como Fez, podrás perderte por la medina más antigua del norte de África. Sus estrechas y laberínticas callejuelas te llevarán a bazares y lugares como las curtidurías. En ellas, el cuero se tiñe de forma artesanal desde hace siglos. El olor es intenso, pero la experiencia es única. Marrakech tampoco se queda atrás para despertar los sentidos. Basta acercarse una tarde a la plaza Jemaa el-Fna, donde músicos y acróbatas amenizan la tarde junto a los puestos de comida.
Pero Marruecos también es desierto. En Merzouga, tendrás la oportunidad de dormir en una haima bajo un cielo despejado y cargado de estrellas. En grupo con los beduinos, compartirás un té a la menta alrededor del fuego mientras escuchas historias locales. Y al final del día, podrás volver a tu alojamiento privado para descansar y recargar las pilas.
Noruega: naturaleza salvaje y pueblos de cuento
Si te gusta la naturaleza, Noruega es todo un espectáculo. Las islas Lofoten, al norte del Círculo Polar Ártico, serán como un paraíso para ti. Si sigues sus carreteras panorámicas, llegarás a pueblos pesqueros con nombres tan breves como Å. Pero aunque su nombre sea discreto, el lugar no escatima en belleza. Y si no lo crees, espera a ver las casas de colores reflejándose en las aguas cristalinas de la corriente del Golfo.
Si te gusta la gastronomía, no solo podrás probar el auténtico salmón que ha llegado hasta nosotros. Lo cierto es que aquí el bacalao también se come en abundancia. De hecho, Svolvær, la ciudad más grande del archipiélago, está muy asociada al skrei. Es el bacalao ártico migratorio que se pesca en invierno. Para que la experiencia sea más auténtica, prueba los platos típicos en los rorbu, que son antiguas cabañas de pescadores reconvertidas.
Y puesto que hemos dicho que la naturaleza es la gran protagonista, algunas de las actividades que te esperan son el avistamiento de águilas marinas en lancha, explorar fiordos en kayak o paddle surf o hacer senderismo en Reinebringen. Todas ellas son idóneas para hacer en grupo, para luego volver a la privacidad de tu alojamiento en pareja. En función de la época en la que viajes, también podrás disfrutar de las auroras boreales.
Japón: tradición, modernidad y sorpresas constantes
Japón es un país que no puede compararse con ningún otro. Más allá de las diferencias con nuestra cultura occidental, también resulta muy característico dentro de la oriental. Cuando viajes a Kioto, sentirás la paz en templos como Kiyomizudera o el Pabellón Dorado, mientras paseas por el bosque de bambú de Arashiyama o en una ceremonia del té en Gion. En Tokio, verás el contraste. Una ciudad moderna donde las luces de neón y la tecnología se apoderan de barrios como Shibuya o Akibahara.
Al ser una ciudad de lo más intensa y peculiar, en grupo se disfruta mejor. Hasta es posible que haya alguien que domine algunas palabras del idioma o que incluso sea aficionado al manga. Si visteis la película de Lost in Translation, podéis aprovechar para buscar karaokes y marcaros algunas canciones como hicieron Scarlett Johansson y Bill Murray. ¡Y que no se os olvide probar sushi! Pero eso os lo podéis llevar a vuestras habitaciones.
Como ves, viajar en pareja dentro de un grupo no significa que haya que renunciar a la intimidad. En realidad, de lo que se trata es de enriquecerla con nuevos puntos de vista. Hay comunidades de viajeros, como WeRoad, que ofrecen viajes en grupo pensados también para parejas que quieran descubrir el mundo en compañía de otras personas. Pero siempre manteniendo la privacidad. En los viajes de WeRoad, la cámara privada está incluida, lo que garantiza tu espacio personal y la intimidad con tu pareja.
Este tipo de viajes son una oportunidad para crear vínculos auténticos y espontáneos, y ver cómo nacen nuevas amistades. Al ser fruto de experiencias intensas, casi por descontado que dejarán huella.
Conexión, no solo entre dos: el valor del grupo
Una cosa es segura: en un grupo se viaja distinto. No solo porque hay más anécdotas, sino porque hay más ojos con los que mirar el mundo. Y eso también nutre a la pareja. Estar rodeados de personas con distintas edades, historias y acentos aporta una dosis de realidad que muchas veces falta en un viaje de solo dos personas. Las conversaciones nocturnas, los juegos improvisados, los consejos compartidos… todo suma.
A veces, un comentario casual de otro viajero puede abrir un tema de conversación en la pareja que nunca se había planteado. O una caminata en silencio junto a otros puede hacer que el reencuentro en la habitación privada se llene de significado. Lejos de quitar intimidad, el grupo ofrece perspectiva. Y no hay nada más íntimo que redescubrirse mientras se comparte el camino con otras personas.
Historias compartidas: lo que una pareja se lleva a casa tras un viaje en grupo
Lo mejor de los viajes es que no terminan cuando nos subimos al avión de vuelta. Se mantienen vivos en los souvenirs y en las fotos que hacemos, pero también en las frases que recordamos de las conversaciones que tuvimos y que nos arrancan una sonrisa. Incluso si ya han pasado meses desde que vivimos la aventura.
Los viajes en grupo para parejas no solo consolidan lo que ya existe en la relación, sino que añaden nuevas capas. Por ejemplo, de complicidad, de confianza y de un mundo compartido. A veces, tras la vuelta, hay amigos nuevos en WhatsApp, alguna visita pendiente a otro país o incluso una boda a la que terminamos invitados. Porque cuando el amor se mezcla con la apertura al otro, lo que surge es algo más grande que dos.
Viajar en pareja no tiene por qué ser una burbuja. Puede ser una ventana. Al final, lo que queda no es solo el lugar visitado, sino la manera en que se vivió y la forma en que nos abrimos a nuevas experiencias. La próxima vez que planees una escapada, piensa que tal vez el mejor plan no sea a solas… sino bien acompañados.
