¿Qué mejor destino para inaugurar Mare Nostrum (sección que verá luz próximamente en la v4 de Chavetas)? ¿Te quieres adentrar en las aguas del Mediterráneo o, por el contrario, buscas un curso de inglés en Malta? Malta es una isla muy pequeña, de 25 x15 km, o casi ni a eso llega. Su población es de unos 400.000 habitantes, cosa que se hace patente en las horas punta, siempre a la europea. Lo bueno es que, dado que es muy turística puedes comer más o menos a la hora que quieras y siempre hay gente por la calle, ¿o será que para un territorio tan pequeño son demasiados?
No sé, el caso es que es un lugar sin tiempo donde eres bastante libre de hacer lo que te apetezca.
- Un curso de inglés en Malta para refrescar el idioma
- Sobre la escuela.. y La Valeta
- Combinando las clases con el ocio (y alguna fiesta)
- Últimas horas de clase .. y Mdna
- Fin de semana y reflexiones
Un curso de inglés en Malta para refrescar el idioma
Es curioso cómo lo primero que destaca un maltés cuando le preguntas es que la isla es un destino “barato” y eso justifica que esté tan masificada en verano. Tendré que volver a verla con su bullicio y su tráfico. Yo me llevo la idea de una isla donde el objetivo final es siempre “speed”: “quick English”, “fast food”, “speed dating”... Supongo que si no has estado nunca en destinos del Mediterráneo, Malta pueda llegar incluso a fascinarte. Yo el año pasado estuve en Dubrovnik, en pleno Adriático más o menos por estas fechas y tengo que decir que, para mí, es un poco más de lo mismo.
Sin embargo, no todos los días tiene uno la oportunidad de refrescar su inglés en una escuela de un lugar donde hace más de 15 grados en pleno mes de enero. Por eso salí de Italia con mi mochila cargada de energía a realizar un curso de inglés en Malta en Elanguest, un centro, con años de experiencia en la enseñanza de esta lengua y que ha elegido un escenario que deja cabida a pocos competidores en cuanto a oferta de actividad complementaria. Digo esto porque está claro que la gente que decide estudiar en esta escuela viene buscando algo más que un curso, sobre todo si es verano y el tiempo acompaña. Aunque mi avión llegó con un poco de retraso (ni que decir tiene, que venía de Italia) el conductor me estaba esperando para llevarme a los apartamentos de la escuela. No me daba cuenta de que conducían por el otro lado ¡Si estoy en una excolonia británica! Cuando llegué a mi habitación me encontré a María Helena, una brasileña en el quinto sueño, despierta a causa de la intrusa recién llegada. Ella sentía curiosidad por saber quién era yo y de qué nube había caído. Cerré los ojos...
Sobre la escuela.. y La Valeta
El primer día de escuela, lunes, te someten al test de nivel. El personal parece joven, digamos la jefa de estudios y los del departamento de ventas y marketing, luego los profesores son muy heterogéneos. Te hacen una breve prueba oral también y te ponen en un grupo reducido con otras 6 o 7 personas. En mi caso en un grupo de nivel intermedio-alto. Un grupo mixto recién sacado de un chiste de Lepe: dos españoles, un italiano, un holandés, un francés, un alemán, una rusa y una asiática.
Mi profesor para toda la semana es Ray, un maltés de casi 60 años que antes era banquero y que desde un primer momento me pareció empático ya que no solo tenía que romper el hielo, sino también un iceberg, con un grupo formado por culturas tan diferentes. La conclusión es que después de una semana de clases con actividades un poco repetitivas, he conseguido aprender algunas expresiones y vocabulario y he tenido la oportunidad de intercambiar impresiones en el aula a través del debate sobre temas de actualidad.
Los profesores malteses son muy competentes en inglés, obviamente es su segunda lengua (de lo que se sienten muy orgullosos), pero está claro que su pronunciación es claramente mediterránea, es decir, suena un poco diferente a la estándar, según yo -que he vivido en Inglaterra-). En la pausa de la primera clase los lunes hay una reunión de bienvenida para orientarse un poco sobre las cosas que se pueden hacer en la isla. En invierno la oferta es mucho menor, por eso, a mí solo me sirvió para organizarme. El primer día, para aprovechar que no hacía muy mal tiempo fui a La Valeta con mi compañera de piso. Allí es donde te puedes dar cuenta realmente de que la historia de este país de remonta a más de 5.000 años. Invadida por múltiples pueblos y civilizaciones a lo largo de los tiempos, es difícil de entender cómo Malta haya logrado ser un país con autonomía y gobierno propio.
Sus primeros habitantes fueron fenicios, luego los griegos y posteriormente otros invasores que se querían apoderar de Malta dada su posición estratégica en el Mar Mediterráneo para el comercio y los conflictos bélicos. Los romanos consiguieron hacerse con ella en el año 218 a.C y en el año 60 d.C San Pablo visitaría esta isla debido a su naufragio convirtiéndose en uno de sus personajes más queridos y dando nombre a una localidad ubicada en el norte con una espléndida bahía St. Paul’s Bay. En el 533 llegó el Imperido bizantino que cayó a manos de los árabes en el 870, acontecimiento que hizo cambiar completamente su cultura. La lengua maltesa misma, procede de las lenguas semíticas (por lo tanto está vinculada con el árabe). Muchas construcciones todavía hoy presentes son un buen ejemplo de este periódo y del cambio que se produjo durante los casi dos siglos de dominación árabe.
Llegada la Edad Media y el cristianismo, dada la cercanía de la isla de Sicilia (a solo 70 km) Malta fue ocupada por muchos habitantes sicilianos que conformaron la nobleza de Malta. La lengua oficial era el italiano. Se fundó posteriormente la Orden de Malta . En aquellos momentos Sicilia pertenecía a la Corona de Aragón y se confiaba en los caballeros de esa orden religiosa para que velasen por la paz de la zona a cambio de una ayuda económica. Eso ha hecho que Malta posea una fuerte tradición católica a pesar de todas las otras invasiones e influencias. El 98% de su población hoy en día es católica. En 1565 tuvo lugar el enfrentamiento con el Imperio Otomano. Para luchar contra los turcos se construyó la ciudad fortificada de II-Belt- Valletta, la actual Valeta y capital de la República, también con intenciones defensivas futuras. Los caballeros malteses vencieron la batalla beneficiándose así de los favores y privilegios de los españoles a los que pertenecía Silicia en aquel momento histórico. En el siglo XVIII las tropas de Napoleón invadieron Malta. Los caballeros dado que habían hecho la promesa de no luchar contra ninguna nación cristiana, fueron expulsados de la isla y los franceses abolieron el sistema feudal, reformaron los monasterios y equipararon los derechos de judíos y musulmanes en la isla.
Los malteses, cansados de su sometimiento a los franceses que se habían apoderado de todas sus riquezas buscaron la ayuda de Gran Bretaña para acabar con ellos y en 1.800 lo lograron. Desde aquel momento se establecieron el maltés e inglés como lenguas oficiales y Malta estuvo bajo la influencia de los ingleses. En 1936 debido a la primera guerra mundial estuvo sitiada y el 21 de septiembre de 1964 se estableció su independencia (aunque Reino Unido controlaba todavía sus infraestructuras y comunicaciones) Digamos que la independencia real de Malta es muy reciente. En 1974 pasaron al tener un Jefe de Estado local y en 1979 Malta desapareció como base militar en los mapas, entrando en la Unión Europea en el 2004 y en la zona euro cuatro años más tarde.
Su capital, La Valeta, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1980 dado que reúne en poco espacio numerosos monumentos de múltiples estilos arquitectónicos diferentes (renacimentales, neoclásicos, modernos y restructurados tras la guerra). El más destacado la catedral de San Juan, antigua Iglesia de los Caballeros. Tras un paseíto y algunas fotos al atardecer, me llevé una idea bastante general de La Valeta y recordé el día en el que en la catedral de Loreto, cerca de donde vivo, en Italia, vi a los miembros de la Orden de Malta actual con sus uniformes que se despedían mientras anochecía a las puertas del templo. Sin duda son un grupo de personas misteriosas sobre las que se han escrito muchas novelas...
Combinando las clases con el ocio (y alguna fiesta)
En los siguientes días, seguí con el curso general por las mañanas y haciendo algunas visitillas por las tardes. Conocí a Ysabel Taberner mientras se comía un bocata en la cafetería. Lleva algún tiempo en Malta, lugar que parece encantarle. Es abierta, positiva hace que la gente que va a la escuela a pedir información sobre los cursos se sienta verdaderamente como en casa.
Para los que estén interesados en algo más específico, en la escuela se ofrecen también cursos para aprender inglés de los negocios, que creo que pueda ser bastante interesante y de preparación para los exámenes oficiales en lengua inglesa, como por ejemplo Cambridge. Mi compañero de piso, Juan, un navarro muy aplicado, se estaba poniendo las pilas en unas semanitas para eso, así que si eres una persona que no tiene mucho tiempo libre y necesitas una “full immersion” te recomiendo que veas bien la tipología de cursos y elijas lo que más te convenza. Por allí siempre hay alguien para asesorarte, eso es también muy positivo.
La tarde del martes me fui al acuario con otros tres estudiantes de la escuela en un autobús (el transporte público en la isla es baratísimo y me hice un billete para toda la semana). No estaba demasiado lejos de St. Julians, el barrio de la escuela y de marcha. La bahía donde está ubicado se llama Bugibba, otro lugar muy turístico en temporada alta. Ya hacía un día de viento bastante desagradable así que el acuario fue un lugar agradable pero claramente no muy interesante, según yo, porque soy de una ciudad del Atlántico y he hecho snorkel en lugares como el Yucatán en el viaje a Cancún de 1996 y la República Dominicana entre peces fosforitos y de colores. Sinceramente, me pareció una pequeña pecera. Merienda de sushi en St. Julians y como estudiante aplicada, hice mis deberes para el día siguiente.
El miércoles el sol salía con uñas y otra nueva lección transcurría con normalidad. Pausa y cafecito, debate y lecturas y un plan para la tarde aconsejado por Ana, una chica de San Sebastián (casualidad de la vida porque yo nací allí) que no sabe muy bien por qué ha llegado a Malta. Los miércoles en Elanguest tienen una lección gratis de conversación así que como era con otro profe diferente, decidí quedarme a curiosear. En este caso el profe era un británico que es compositor de música también (no recuerdo su nombre, no se me da bien, lo siento). Se le planteó una pregunta sobre el uso del futuro y no pudo evitar irse por las ramas, así que me disculpé y me fui a buscar a un par de compañeros de viaje para esa tarde, una chica rusa, Veronika y un chico de Madrid, Nacho. Paseo bis por La Valeta y demasiados autobuses para desplazarme hacia el lado este de la isla al que le llaman “las tres ciudades” donde con un poco de mareo y la falta de iluminación entendí que Vittoriosa y sus aldeas cercanas había que visitarlas a la luz del día. El feeling que daba, era de todos modos de lugar interesante. Al regreso una cena demasiado abundante de pasta en un restaurante italiano de la zona. Y es que en Malta, se respira Italia por todas partes, de hecho, aunque el plato típico maltés es el conejo (una pena porque no me suelo negar a probar cosas nuevas pero no me resultaba apetecible) la mayoría de los bares y restaurantes ofrecen casi exclusivamente comida italiana o junk food disfrazada de plato combinado. Por las calles se encuentran muchos lugares también de comida para llevar tipo kebab y comida turca. Todo resultado de su historia y mezcla multiétnica en un espacio tan reducido. El pan tiene fama también. Hay muchas tipologías y normalmente está bueno.
El jueves amaneció ya nublado, parecía que las temperaturas descendían. La clase siempre interesante pero echando de menos algún medio tecnológico para llevarlas a cabo. Como lectora y profesora de español hace años creo que para mantener la atención alta es mejor alternar diferentes momentos. Aunque hicimos comprensiones auditivas, eché en falta el uso de materiales visuales para motivar la interacción. Quizás se deba a mi concentración actual en el estudio de la percepción cognitiva del lenguaje. Muy interesante, en cualquier modo. Me comentaron que esa noche había clases de salsa en un bar e intenté ver si a otros estudiantes les apetecía. La respuesta fue bastante rápida y acabamos en un pub un buen grupito. Me volvieron reminiscencias de mis tiempos de Erasmus cuando iba a clases de salsa en Inglaterra. El caso es que tengo doce años más, aunque no quiera y los momentos se viven de otra manera. Fue una noche entretenida, además tuve la suerte de que mi compañero Juan cocinara una tortilla. Mucho más sano que cualquier muslito de conejo, eso seguro, jeje. Bailoteé como “abuela Macarena” con Ana, gin and tonic y a dormir los vapores malteses.
Últimas horas de clase .. y Mdna
El viernes y último día en la escuela se pasó volando. Cuando me quise dar cuenta, tenía mi diploma de presencia y me estaba despidiendo.
En la pausa, esta vez, había pizza, que la escuela ofrece gratis a los estudiantes ese día de la semana. Decidí optar por un café americano para despertar ya que por la tarde tocaba la excursión a Mdina y quería estar bien despierta. Con la suerte de que salió el sol un ratito y me dio una tregua, allá nos fuimos. Paramos en algunas fábricas de vidrio típico maltés y vimos cómo se fabricaba. Naturalmente, la intención era la de una compra exprés. Me recordó un poco al que se hace en Murano, pero un poco más “en bruto”, menos refinado. Luego nos dirigimos hacia lo alto, hacia Mdina.
Mdina es una ciudad amurallada situada en una colina en el centro de la isla. Fue la capital de Malta hasta que esta se transfirió a La Valeta. Antes de llamaba Città Vecchia y es conocida por sus pocos habitantes (hoy en día alrededor de 300) como La Ciudad del Silencio. En ella destacan los palacios y edificios religiosos del siglo XV que en las actualidad son propiedad de nobles y aristócratas.
Por ella pasaron muchos de los habitantes de la isla, desde los fenicios en el siglo VII a.C, hasta los romanos y normandos, hospedando (según se cuenta) al apóstol San Pablo después de su naufragio, al que se le dedicó una magestuosa catedral y sufriendo numerosas modificaciones en su forma como con los normandos en el s. XI d.C. que le añadieron un prominente foso de protección. Desde el siglo XVI en Mdina se llevaban a cabo las ceremonias de juramento de protección de las islas maltesas por parte de los caballeros de la Orden de Malta que se ocuparon de la reconstrucción de la catedral tras un fuerte terremoto que desoló la ciudad en el año 1.696 y que hizo aparecer en ella nuevas construcciones de corte barroco. El Palazzo Falzon es otro de sus edificios emblemáticos.
Por suerte, estabamos en compañía de una guía de la ciudad que nos llevó por sus calles y nos explicó algunos de los eventos básicos de su historia. Estaba atardeciendo, por lo que me quedé encantada de la mágica ciudad silenciosa de Mdina y acabé merendándome un buen pedazo de tarta de zanahoria en una cafetería que está abierta todo el año para deleitar a nativos y turistas con sus deliciosas tartas caseras a la que nos llevó Anna, la guía, mientras nos facilitaba más información sobre la economía maltesa.
Me sorprendía que ella no tuviese un acento maltés tan marcado pero luego descubrí que su hijo vive en Reino Unido y ella viaja muy a menudo allí, así que su inglés suena mucho más británico. Media siesta en el mini bus y un poco de movida nocturna aunque ya era viernes y el ambiente estaba más saturado. Observando por la noche a los malteses y maltesas intenté hacer un análisis de su fisonomía y comportamiento. Sus rasgos son árabes o británicos radicales, en ese sentido hay dos grupos bien diferenciados. En cuanto a su personalidad creo que tal vez abiertos, no diría tanto como los italianos, pero si es verdad que están un poco cansados de los turistas y digamos que me los esperaba más dicharacheros. De hecho no me pareció así. Solo directos, no muy amables, digamos. Puede que se hayan cansado de que la gente venga a su isla pensando que “todo el monte es orégano”. También en Dubrovnik me lo habían explicado: “Es una medio sensación de no tener vida. De ir y venir de personas con las que hablas unos días, desaparecen y...¿qué te ha quedado?”
Fin de semana y reflexiones
El sábado dormí como un lirón. Tenía programado ir a Gozo y a Comino, dos islas a las que se pasa en ferry, pero con el temporal que llegó, imposible moverse del barrio. Para colmo nos quedamos sin wifi la noche del viernes en los apartamentos, que por cierto están muy bien equipados, y no había quién mantuviera comunicación con el mundo exterior.
Este viaje me ha servido también para comprobar cuánto depende mi vida de la conexión a Internet. No, no os creáis que estoy exagerando. Me había llevado trabajo, el número 6 de una revista que escribo para niños y que tenía que estar lista el domingo. Entre las clases, el turismo y la movida nocturna todavía no había terminado. Pasé el día a caballo entre una cafetería de St. Julians que se llama Portomaso, comiendo con unos compañeros y el McDonald’s (¡quién lo habría imaginado!). Copiando y pegando, copiando y pegando...Whatsapp, Viber, Skype, millones de mensajes por segundo acumulados. Todos con propuestas y sugerencias... “speeding up”. Esa noche me sentí un poco abuelita. Algo de frío había cogido y empecé a incubarlo.
Cuando me levanté el domingo, por fin salía el sol. Me había perdido algunas actividades por causa del mal tiempo y se había ido apoderando de mí un extraño síndrome de la isla y mucho cansancio. Eso sí, algo de inglés se refrescó en mi memoria gracias a Elanguest. Gracias a ellos he vuelto a casa diciendo “tanks” en vez de “thank you” al más puro estilo maltés-mediterráneo. Porque en esta vida siempre hay cosas que aprender, ni mejores ni peores, diferentes. Tener la oportunidad de compartirlas con otras personas es siempre un placer humano. El mare es siempre “nostrum”. Somos peces y es nuestra la libertad de poder ver y valorar el mundo con nuestros propios ojos.
Miriam, desde Malta
si claro... seguro que un adulto en malta resulta fantastico, o en temporada baja.. en plena temporada no mando alli a un hijo ni de broma... tiras el dinero
Jajaja Marta! De todos modos debe ser por épocas. Supongo que ahora será temporada baja y es algo menor que lo que puede haber en verano... ¿nos quitamos 15 o 20 añitos? jejejej
Mi marido fue hace unos años a Malta a un congreso y dijo que en su vida vio tanto adolescente borracho junto.... y no es el primero que me lo dice... yo de joven fui en verano a oxford en dos acasiones y aunque si bebes unas pintas y eso no es ni de lejos el desfase de Malta...
es verdad , si a ver si en Gijón nos vemos si 🙂
Listo, agregada también tu experiencia 😉
Muchas gracias Judith! Por cierto, te debo una cervecita y una charla. que la verdad es que el Fitur estaba apirolao y me dio bien tiempo a conoceros a algunos de toda la vida, entre ellos tú... q ni te reconocía al principio. Así que apuntatela para la próxima que coincidamos (¿TBM?) 😉
de nada, han ido Jesús McMartin, Xipo Enelmundoperdido, Abilio Estefania, Hector De Mi Baúl de Blogs y no sé si me dejo alguien
Gracias Judith, eso mismo iba a preguntar ahora mismo... voy a añadir el tuyo. ¿Quién más tuvo experiencia "maltesa? 🙂
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