¿Os imagináis despertar en Colombo y terminar el día viendo elefantes salvajes al atardecer tras haber cogido ¡5 MEDIOS DE TRANSPORTE DIFERENTES!? Pues eso es exactamente lo que vivimos en nuestra primera jornada fuera de la capital. Después del caos urbano, necesitábamos naturaleza URGENTEMENTE. Y vaya si la encontramos, Hiriwadunna, un pueblo auténtico donde el tiempo parece haberse detenido y ese Safari de elefantes en Sri Lanka donde ver manadas enteras con crías jugando en libertad mientras el sol se ponía... ¡Piel de gallina solo de recordarlo!
Salimos temprano de Colombo rumbo al corazón rural de Sri Lanka. En apenas 4 horas pasamos de rascacielos y tráfico infernal a campos de arroz infinitos y pueblos tradicionales. Primero exploramos, paseamos en tractor, navegamos entre nenúfares gigantes y almorzamos con una familia local. Por la tarde llegó el plato fuerte, el safari en busca de los gigantes grises. ¿Vamos allá?
- Ruta del día: Colombo - Hiriwadunna - Habarana
- Planificación y reservas con antelación
- Cómo llegar a Habarana desde Colombo
- Trayecto Colombo-Habarana con incidente inesperado
- Hiriwadunna Village, una experiencia auténtica rural en Sri Lanka
- Un viaje al pasado en un rústico tractorcillo
- Cruzando el lago para disfrutar de la hospitalidad cingalesa
- Almuerzo tradicional cingalés en casa local
- Navegando entre nenúfares y observando la fauna local
- Tuk tuk de regreso al punto de partida
- Safari de elefantes en Sri Lanka, encuentro salvaje en Hurulu Eco Park
- Habarana Village by Cinnamon, cena y descanso merecido
Ruta del día: Colombo - Hiriwadunna - Habarana
Planificación y reservas con antelación
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La ruta del día ha sido similar a ésta (Clic Google Maps) ...
¿Cómo realizar este mismo día en el que nosotros vamos con transporte privado?
Cómo llegar a Habarana desde Colombo
La distancia es de 177.4 km y tarda unas 3 horas 48 minutos. Tienes varias opciones de transporte:
- Coche privado con conductor: La opción más cómoda y que puedes reservar online
- Bus público: Sale de la estación central de Colombo. Tarda unas 5 horas con paradas. Cuesta unos 350 LKR por persona.
- Tren + tuk tuk: Tren hasta Kurunegala y luego transporte local. Más aventurero pero complicado con equipaje.
Trayecto Colombo-Habarana con incidente inesperado
Pusimos el despertador a una hora razonable para hacer desayuno, check-out en el Radisson Hotel Colombo donde nos alojamos anoche y poner a las 8:00 AM en punto rumbo al norte y así evitar el atasco mañanero de Colombo que, según nos habían advertido, puede ser bastante complicado. En aproximadamente media hora, ya habíamos dejado atrás el último semáforo y enfilábamos la autopista que va hacia el norte. El objetivo: Habarana, nuestro campamento base para explorar el famoso Triángulo Cultural. Unos 170-180 km de asfalto que, en teoría, se recorren en 3 o 4 horas, pero que con el tráfico y las paradas para estirar las piernas, siempre se alarga un poco más.
Hashini es una de las pocas guías en español que hay en Sri Lanka y es !!un tesoro!! Y no me voy a cansar de decirlo en todos estos relatos. Pocas veces hemos tenido un guía tan empático, pendiente, flexible y que sepa tanto del país como ella. Incluso hasta con los incidentes inesperados.. Y es que últimamente, ningún trayecto es banal
¡PINCHAZO! En otra situación me hubiera puesto nervioso pero aquí entraron nuestro conductor y un asistente que viene para ayudarnos con la nevera de agua fría que llevamos, subir y bajar maletas y para estas cosas. Así que, entre palmeras cocoteras por todas partes, vendedores de fruta y puestecillos de todo un poco, pasamos unos 30 minutos hasta que nuestro conductor decidió proseguir la marcha tras cambiar la rueda. ¡Estamos listos!
El viaje en sí mismo es como ver una escena en movimiento de la vida rural de Sri Lanka. A medida que nos adentramos en el interior de la isla el ritmo de todo parecía volverse más pausado. Veíamos a la gente trabajando en los arrozales, inclinados sobre el agua; a los niños, con sus uniformes impecables, yendo o volviendo del colegio con alegría; pequeñas tiendas familiares que vendían desde clavos hasta remedios tradicionales; templos budistas con sus banderas de colores (las que nos habia explicado Hashini al empezar el día) ondeando al viento; y un enjambre de tuk-tuks de todos los colores y condiciones, que son los dueños indiscutibles de estas carreteras.
Hiriwadunna Village, una experiencia auténtica rural en Sri Lanka
Un viaje al pasado en un rústico tractorcillo
Aterrizamos en los alrededores de Hiriwadunna Village sobre las 12:00 de la mañana, y fue como cruzar un umbral a otro tiempo. Nada más poner un pie fuera del autobús, nos dio la bienvenida nuestro guía local. Un señor mayor, con la piel curtida por el sol y una sonrisa amable, nos esperaba junto a su medio de transporte: un imponente tractorcillo que serviría para la primera incursión en el pueblo.
El paseo en este carromato fue una experiencia singular. ¡Era como estar dentro de un documental! El sonido del carro, el canto de los pájaros y las sonrisas de la gente creaban una atmósfera especial.
De ahí al final del camino donde continuamos caminando por un sendero hasta el lago
Cruzando el lago para disfrutar de la hospitalidad cingalesa
La última parte de nuestra mañana en Hiriwadunna, y quizás la más especial, es la visita a una casa local. Pero para ello hay que cruzar en una especie de "ferry improvisado" el lago y recorrer un tramo sacado de una película de aventuras
Una familia del pueblo, con una generosidad admirable, nos abre las puertas de su hogar, una construcción sencilla pero acogedora, y nos enseñó con orgullo su forma de vida. Podemos ver un pequeño huerto orgánico, la forma de construir las casas o cómo fabrin cuerdas resistentes utilizando la fibra del coco, una técnica tradicional que han transmitido de generación en generación.
Aquí aprenden hasta las "salamandras" (o lo que sea esta lagartija que apenas es perceptible a la vista)
Pero lo que más nos gustó fue la demostración de cocina. Una de las mujeres de la familia, con una sonrisa amable, nos enseñó a moler especias frescas en un mortero de piedra antiguo y nos contó algunos secretos de la cocina cingalesa. ¡El aroma que desprendían esas especias recién molidas era una delicia!
La hospitalidad de esta gente es simplemente maravillosa.. y aún no habíamos comido.
Almuerzo tradicional cingalés en casa local
El broche de oro a una mañana muy agradable, ¡llegó la hora del almuerzo! Y qué almuerzo. La familia nos había preparado un auténtico banquete cingalés, cocinado con esmero en un fogón de leña tradicional, como se ha hecho siempre. El menú ... ¡simplemente ESPECTACULAR! Una delicia de sabores y aromas que nos conquistó.
La mesa estaba llena de platos a los que añadir una generosa montaña de arroz blanco, base perfecta para la variedad de curries que lo acompañaban: un curry de pollo tierno y jugoso, un dal (curry de lentejas rojas) cremoso y reconfortante, un curry de judías verdes frescas y crujientes, y una ensalada de coco rallado (pol sambol) que aportaba un toque picante y refrescante. Para acompañar, unos papadums crujientes y, de postre, unos deliciosos plátanos fritos con miel. ¡Todo orgánico, directamente de su huerto a la mesa! Y, lo mejor, cocinado allí mismo en fogón de leña.
Algún compañero como Manel, ya experto en el tema, siguiendo su ejemplo de comer con las manos, mezclando con curiosidad el arroz con los diferentes curries, descubriendo nuevas combinaciones de sabores en cada bocado.
Navegando entre nenúfares y observando la fauna local
Tras acabar y las despedidas oportunas, regresamos nuestros pasos a la orilla del lago Hiriwadunna, un auténtico remanso de paz y belleza natural. Aquí volvimos a una canoa tradicional de madera, con un flotador lateral para mayor estabilidad y comenzamos, junto a nuestro barquero, un paseo entre nenúfares.
un hombre que parecía conocer cada rincón del lago, manejaba la embarcación con una destreza admirable, impulsándola con una larga pértiga. El paseo por el lago fue una maravilla. Navegábamos en silencio, sorteando nenúfares gigantes de color rosa y blanco, cuyas hojas enormes flotaban en el agua.
El lago es un auténtico paraíso para los observadores de aves. Vimos garzas esperando pacientemente su pesca, martines pescadores de colores vibrantes lanzándose en picado, cormoranes abriendo las alas y muchas otras aves acuáticas que añadían un toque de alegría y color al paisaje. Pero el momento de mayor expectación llegó cuando vimos a lo lejos Sigiriya, el punto donde mañana si todo va bien alcanzaremos tras una dura subida.
También el guía señaló un cocodrilo tomando el sol aunque no llegué a "cazarlo"...
Tuk tuk de regreso al punto de partida
Lo que ya no esperaba a estas alturas es ¡otro medio de transporte más! En la otra orilla, tras unos 30 minutos de paseo, nos esperaban varios tuk tuk listos para llevarnos al grupo al punto de partida.
Y aquí os presento a unos de mis compañeros a los que tengo gran cariño. Son Maeva y Manel de Viajando Nuestra Vida que, además, han estado recientemente recorriendo Sri Lanka en tuk tuk y nos han contado maravillas. Aquí podéis ver su serie. ¡Son dos personas maravillosas en todos los sentidos!
¿Qué es eso que nos espera? ¿Un 4x4? ¡El 5º medio de transporte del día? ¿Qué toca ahora?
Safari de elefantes en Sri Lanka, encuentro salvaje en Hurulu Eco Park
Y entonces llega EL MOMENTO CUMBRE del día, ¡y diría que casi del viaje entero si estuviese Oli aquí! Después de la inmersión en la vida rural de Hiriwadunna, el cuerpo nos pedía emociones fuertes, ¡algo que nos hiciera sentir la adrenalina! Y qué mejor para eso que un safari en toda regla para intentar ver de cerca a los gigantes de Sri Lanka: ¡los elefantes!
Nuestro conductor, muy conocedor de la zona, nos explicó que los elefantes se mueven entre los Parques Nacionales de Minneriya, Kaudulla y el Hurulu Eco Park según la temporada de lluvias y la disponibilidad de pasto y agua. Como nosotros estábamos allí en mayo, Hurulu Eco Park es perfecto, porque es donde suelen congregarse bastante manadas en esa época, sin ser la mejor, pero ¡acertó de pleno!
Tabla Maestra de los Parques de Elefantes de Sri Lanka
Sri Lanka tiene la mayor densidad de elefante asiático del mundo. La siguiente tabla está elaborada en base a mucha investigación en foros y opiniones de viajeros, comparando de un vistazo los parques más importantes de Sri Lanka para la observación de elefantes. Cada puntuación y resumen se basa en una síntesis de todo ello.
Minneriya ★★★★★ (Estacional)
Julio - Octubre (Pico: Ago-Sep)
Posibilidad de ver la mayor congregación de elefantes de Asia.
Muy concurrido en temporada alta.
Búfalos de agua, cocodrilos, macacos..
Kaudulla ★★★★★ (Estacional)
Octubre - Noviembre (Flexible: Ago-Dic)
Grandes manadas de elefantes, a menudo con menos jeeps que en Minneriya
La visibilidad depende totalmente de la migración estacional.
Leopardo (raro), oso perezoso (raro), ciervos, aves..
Hurulu Eco Park ★★★★☆ (Estacional)
Diciembre - Enero (Flexible: Mayo-Jun, Nov-Jun)
Opción principal durante los meses de invierno; menos conocido.
Menos popular, a veces los avistamientos son de grupos más pequeños o solitarios.
Reptiles, camaleones, aves..
Udawalawe ★★★★★
Todo el año (Óptimo: May-Sep / Dic-Abr)
Avistamientos de elefantes casi garantizados; menos masificado que Yala.
Menos diversidad de grandes depredadores que en Yala.
Búfalos, cocodrilos, ciervos, gran variedad de aves..
Yala ★★★★☆
Mayo - Agosto
La mayor biodiversidad de Sri Lanka; además de elefantes, el mejor lugar del mundo para ver leopardos.
Extremadamente concurrido ("atascos de jeeps"); puede ser estresante.
Leopardo, oso perezoso, chacales, cocodrilos..
Wilpattu ★★★★☆
Mayo - Septiembre (Alternativa: Dic-Mar)
Paisajes espectaculares; mucho menos concurrido que Yala; gran variedad de fauna.
Los animales están más dispersos debido al tamaño del parque.
Leopardo, oso perezoso, ciervos, aves acuáticas..
Wasgamuwa ★★★★☆
Noviembre - Mayo
Experiencia de safari íntima y sin multitudes; comportamiento natural de los elefantes.
Los elefantes pueden ser más esquivos; menos infraestructura turística.
Oso perezoso (el nombre del parque significa "bosque de osos"), búfalos..
Gal Oya ★★★★★ (Único)
Marzo - Septiembre
Experiencia única de safari en barco; avistamiento de elefantes nadando.
Menos visitado y más remoto; avistamientos no garantizados.
Leopardos (raro), búfalos de agua, aves..
Lunugamvehera ★★★☆☆
Mayo - Septiembre
Safari tranquilo y sin multitudes; importante corredor de elefantes.
Menor densidad de fauna que en sus vecinos más famosos.
Búfalos, ciervos, aves..
Maduru Oya ★★★☆☆
Todo el año (Zona seca)
Experiencia de safari muy poco concurrida, casi privada; ruinas antiguas dentro del parque.
Remoto y de difícil acceso; infraestructura limitada.
Leopardo, oso perezoso, aves endémicas..
No nos extraña que muchos viajeros en los foros insistan en que es vital fiarse de los locales o los conductores de los jeeps para elegir el parque con más posibilidades de avistamiento.
Eran las 16:00 cuando nos subimos a un jeep 4x4 descapotable, de esos que te hacen sentir como un explorador. ¡Cámara lista! ¡aunque soy consciente que no hay foto que pueda capturar la verdadera magnitud de un safari! Sea en Asia o en África, aunque también son muy diferentes. Así, los primeros 20 minutos de safari fueron un traqueteo constante por caminos polvorientos, rodeados de una vegetación densa y arbustos que parecían esconder multitud de secretos. El conductor, con vista aguda, iba parando de vez en cuando para señalarnos algún que otro animal que se cruzaba en nuestro camino: macacos curiosos que nos observaban desde las ramas, pavos reales sin desplegar su abanico de colores, y hasta un varano de tierra de tamaño considerable que cruzó el camino con calma.
Y de repente, ¡zas! El conductor frenó suavemente y apagó el motor del jeep. Nos hizo una seña para que guardáramos silencio y señaló hacia la derecha, entre unos árboles frondosos. Al principio, costaba distinguir algo entre las sombras y la maleza. Pero agudizamos la vista y... ¡allí estaba! Los primeros elefantes salvajes.
A partir de ese momento fue un "sin parar". Macho solitarios, imponente, comiendo hojas tranquilamente, ajeno a nuestra presencia. Manadas enteras ante las que nos quedábamos en absoluto silencio, conteniendo la respiración, apenas con el discreto clic de alguna cámara. La emoción era palpable. ¡Qué sensación tan increíble!
Aunque el momentazo fue el casi encuentro con uno que se acercó tanto al coche que podríamos susurrarle al oído, ignorándonos totalmente a su paso.
El conductor, con una sonrisa cómplice, arrancó de nuevo y nos llevó hacia otra zona del parque donde vimos grupo, jóvenes juguetones persiguiéndose y, lo más tierno de todo, crías pequeñitas, torpes y adorables, que no se despegaban de sus madres.
¡Llegamos a contar más de 60 ejemplares en todo el safari, una auténtica maravilla!
La escena se completó con el atardecer, los últimos atrevidos elefantes asiáticos que se acercaron a nosotros y el aprendizaje, junto a Manel, de un precioso ave que vimos repetidamente llamado Green Bee-Eater.
Tocaba poner rumbo final, de vuelta a la carretera, ya casi con la noche encima de nosotros.
Habarana Village by Cinnamon, cena y descanso merecido
El grupo va en silencio. ¿Demasiadas emociones juntas o simplemente agotamiento de una larga jornada? Nuestro alojamiento los próximos 2 días va a ser el Habarana Village by Cinnamon con sensación clara de que habíamos cambiado la ciudad por la selva. Vegetación exuberante, este hotel parece escondido en un rincón secreto del corazón de Sri Lanka. y recibimiento en un rincón de paz absoluta, con el canto de los pájaros como banda sonora y una arquitectura que se mimetiza con el entorno. Las habitaciones, tipo cabañas tradicionales, están distribuidas como si fuesen una aldea local, lo que potencia la inmersión total en la cultura rural cingalesa.
No tengo fotos, pero tras dejar las maletas y cenar en uno de los buffets más completos que hemos tenido en los viajes, la piscina iluminada en la oscuridad llamaba nuestro merecido refresco. En esta ubicación estratégica del hotel despedimos la jornada, sabiendo que será la base perfecta para visitar lugares como Sigiriya o Polonnaruwa. Mientras, toca digerir un día que concentra todo lo bueno y mejor que Sri Lanka tiene para ofrecer: la belleza serena de sus paisajes rurales, la calidez y la autenticidad de su gente que te hace sentir uno más, y la majestuosidad de su vida salvaje que te deja sin palabras con ese safari de elefantes en Sri Lanka. ¡Mañana más!
Isaac, desde Habarana (Sri Lanka)