Después de más de una semana intensa recorriendo Sri Lanka, llegó el momento de bajar el ritmo. ¡Qué estamos en las playas del oeste de Sri Lanka! Quizás no en la mejor época (te cuento más bajo), pero nos ha salido un ¡DIAZO! Por la tarde, ya había leído que el Fuerte de Galle era Patrimonio de la Humanidad, pero nada me preparó para la magia de caminar por sus calles empedradas, sentir la brisa del océano desde sus murallas centenarias y descubrir que, después de tantos templos y naturaleza salvaje, Sri Lanka también sabía a historia colonial europea.
Era nuestro último día completo en la isla antes del vuelo de madrugada, y no podríamos haber elegido un mejor broche de oro. Ya han pasado 8 días desde que aterrizamos en aquel Vuelo a Sri Lanka con Qatar Airways.
- Ruta del día: Bentota - Galle - (en vuelo)
- Planificación y reservas con antelación
- Cómo llegar a Galle desde Bentota o Kosgoda
- Último desayuno tropical y mañana de relax en las playas del oeste de Sri Lanka
- Qué ver en el Fuerte de Galle, Patrimonio de la Humanidad por UNESCO
- Almuerzo en un patio colonial escondido: The Heritage Hotel
- Iglesia Reformada Holandesa (Groote Kerk)
- Paseo por el Museo Marítimo y el caso histórico de Galle
- Tesoros Brillantes y Artísticos en las Calles Coloniales
- Faro de Galle, el guardián del fuerte
- Atardecer sobre las murallas del Fuerte de Galle
- Regreso a Kosgoda para hacer la maleta y despedir el paraíso
Ruta del día: Bentota - Galle - (en vuelo)
Planificación y reservas con antelación
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La ruta del día ha sido similar a ésta (Clic Google Maps) ...
¿Se puede llegar a Galle en transporte público también?
Cómo llegar a Galle desde Bentota o Kosgoda
Tienes varias opciones para cubrir los 35 km que separan Bentota o Kosgoda de Galle.
- El bus público es barato (100 LKR, 0,30€) pero puede tardar 45 minutos con paradas.
- El tren cuesta solo 50 LKR (0,15€) y tarda 30 minutos, pero los horarios son limitados.
- Un tuk-tuk cuesta unos 3.000 LKR (9€) ida y vuelta.
💡 CONSEJOS PRÁCTICOS: Si hace un día de mucho sol, sal antes de las 10:00 para evitar el calor del mediodía en el fuerte. El parking está fuera de las murallas (200 LKR/hora). Si vas en tren, la estación de Galle está a 10 minutos caminando del fuerte.
Último desayuno tropical y mañana de relax en las playas del oeste de Sri Lanka
Como todos estos días, son las 7 de la mañana, casi sin "poner la calles", cuando el menda ya está deambulando por las instalaciones del hotel. No se, en este viaje no he acabado de adaptarme con los horarios. ¿Será porque Sri Lanka tiene ese extraño cambio horario de 4h y media? En todo caso, eso me ha permitido pegar los últimos vuelos con "Perejildo" (mi dron), no sin pelearme con algún otro guardia del Sheraton Kosgoda Turtle Beach Resort a pesar de tener los permisos
Con la certeza de que este sería nuestro último desayuno completo en la maravillosa y sorprendente isla de Sri Lanka, decidimos tomárnoslo con esa calma especial que precede a las despedidas, sin horarios y sin turnos, cada uno cuando le apetecía. El buffet era un auténtico paraíso para los sentidos, un despliegue de opciones tanto occidentales, para los menos aventureros, como, por supuesto, de deliciosas y exóticas especialidades cingalesas que ya habíamos aprendido a amar. Aunque yo valoré mucho más ese cafecito en las instalaciones de la piscina
Algunos compañeros se han animado con el Aquagym. Otros simplemente han tomado el sol y otros, como Alfredo (otra gran sorpresa del viaje) y yo, nos hemos dedicado a las piñas coladas y la desconexión.
Así hemos pasado la mañana en las instalaciones del Sheraton Kosgoda Turtle Beach Resort que, todo sea dicho, son una maravilla.
Qué ver en el Fuerte de Galle, Patrimonio de la Humanidad por UNESCO
A las 13'30, puntuales, salimos hacia Galle aunque hubo una parada estremecedora que no esperaba hacer. Se trata de la Estatua del Buda Peraliya en el Tsunami Memorial De Sri Lanka allí donde la ola de alcanzó su máxima altura, cerca de la localidad de Hikkaduwa. Esta imponente figura de Buda, de unos 18 metros de altura, es una réplica de la famosa estatua de Buda en Bamiyán, Afganistán. Fue erigida gracias a donaciones, principalmente de la comunidad budista japonesa, como símbolo de paz, compasión y esperanza para quienes sufrieron la tragedia.
La Estatua del Buda Peraliya es uno de los monumentos más emblemáticos dedicados a la memoria de las víctimas del devastador tsunami que azotó Sri Lanka el 26 de diciembre de 2004, cuyo museo puede verse al lado. ¡50.000 personas! Ufs...
Así, sobrecogidos, llegamos a Galle sobre las 14:30 directos a la entrada principal del Fuerte de Galle, un lugar que, desde el primer instante, te hace sentir que estás a punto de entrar en un capítulo de la historia. La primera impresión es, sencillamente, imponente: te da la bienvenida un arco de piedra maciza, conocido como la Puerta Vieja (Old Gate). Al cruzar el umbral de ese arco cargado de historia, el cambio es inmediato y casi mágico. Dejamos atrás el bullicio, el concierto de bocinas y el tráfico un tanto caótico de la Galle moderna para adentrarnos en un remanso de calles tranquilas y empedradas, donde el único sonido que rompe el silencio es el de nuestros propios pasos sobre los adoquines centenarios y el suave murmullo de la brisa marina que se cuela entre los edificios.
La historia del Fuerte de Galle es tan rica y compleja como un buen curry cingalés. Aunque fueron los portugueses los primeros europeos en llegar a estas costas en 1505 y construir una pequeña fortificación inicial allá por 1588, fueron los holandeses quienes, tras arrebatársela en 1640, la expandieron y la convirtieron en la formidable obra maestra de la arquitectura militar que ha llegado hasta nuestros días, considerada una de las fortificaciones coloniales mejor conservadas de toda Asia.
Posteriormente, los británicos tomaron el relevo desde 1796 hasta la independencia de Sri Lanka en 1948, añadiendo también su propio toque al conjunto.
Almuerzo en un patio colonial escondido: The Heritage Hotel
Si buscáramos un lugar especial para almorzar, seguro que encontraríamos una decena con algo que mantuviera esa atmósfera colonial que tanto nos estaba gustando, pero este The Heritage Hotel es una auténtica joya entre ellos. Lo curioso de este sitio es que, desde la calle, apenas se intuye su encanto: un precioso patio interior, un auténtico oasis de paz y verdor en medio del bullicio del fuerte.
El restaurante tenía un buffet que ofrecía una interesante mezcla de cocina internacional con toques asiáticos y, por supuesto, una buena selección de pescados y mariscos frescos, como no podía ser de otra manera estando en una ciudad costera. Nosotros, que somos muy aficionados a los sabores del mar, no lo dudamos.
¡Ya teníamos pilas suficientes! Es hora de continuar
Iglesia Reformada Holandesa (Groote Kerk)
Después de un almuerzo reparador, continuamos nuestra exploración de los tesoros que esconde el Fuerte de Galle, dirigiéndonos primero a la Iglesia Reformada Holandesa, o Groote Kerk, uno de los edificios religiosos más antiguos y emblemáticos del fuerte. Construida originalmente en 1640 y reconstruida en su forma actual entre 1752 y 1755, esta iglesia es un magnífico ejemplo de la arquitectura colonial holandesa. Nada más cruzar sus puertas, el contraste entre el calor y el bullicio del exterior y la frescura y la quietud solemne del interior es inmediato y muy agradable.
Lo más llamativo, y un tanto sobrecogedor, es que el suelo de la iglesia está completamente cubierto por lápidas de colonos holandeses del siglo XVIII y XIX. Caminar sobre estas losas de piedra, leyendo los nombres y las fechas grabadas, te produce una extraña sensación de estar pisando la historia, una conexión directa con las vidas de aquellos que habitaron el fuerte siglos atrás. El interior de la iglesia es sobrio pero elegante, con sus paredes encaladas, sus bancos de madera oscura y un impresionante púlpito de madera de calamander tallada. El órgano de tubos original, aunque restaurado, todavía funciona y se utiliza en los servicios religiosos que se celebran los domingos en inglés.
Paseo por el Museo Marítimo y el caso histórico de Galle
Camino junto al Museo Marítimo de Galle, admirando su imponente fachada de piedra mientras sigo por las murallas que rodean el caso histórico. El edificio, con sus muros gruesos y ventanas arqueadas, parece guardar secretos del pasado, pero decido continuar mi paseo y dejar la visita para otro momento. Siento la brisa marina y el bullicio suave de la ciudad antigua que se despliega ante mí.
Me adentro por las calles empedradas del caso histórico, donde cada esquina revela una nueva postal: casas coloniales con techos de tejas rojas, balcones llenos de flores y pequeñas tiendas que venden artesanías y especias.
Sigo caminando hasta llegar a las murallas que dan al mar. Desde aquí, el caso histórico de Galle muestra su mezcla única de culturas y épocas, y uno se siente parte de este escenario tan especial, aunque solo sea por un instante.
En esta zona, antes de llegar al faro, me paro a saciar una curiosidad que traía
Tesoros Brillantes y Artísticos en las Calles Coloniales
Galle es mundialmente famoso por sus piedras preciosas, especialmente por esos zafiros azules de Ceilán que parecen tener un trocito de cielo dentro y que son de una calidad y una belleza que te dejan sin palabras. Os encontraréis con un montón de joyerías, algunas más modestas y con pinta de tenderete de toda la vida, y otras con un aire de gran lujo que te hacen sentir como si estuvieras en la Quinta Avenida. Todas ellas exhiben estas gemas deslumbrantes que te hacen soñar con ser millonario. Sin embargo, y aquí va el consejo de amigo, es fundamental andar con mil ojos si os da por comprar alguna piedra preciosa, porque, lamentablemente, también hay mucho timo y falsificaciones en el mercado que os pueden dar un disgusto.
Aunque tengo que admitir que, cuando me pidieron 8.500 USD por una cadena llena de zafiros, casi me da un pasme y decidí poner mi faro en otro tipo de galerías de arte o, ¿para qué engañarnos?, de cervecerías con encanto, jajaja
Pero Galle Fort no es solo el paraíso de los amantes de las piedras preciosas; también es un auténtico hervidero de creatividad, con un montón de galerías de arte y tiendas de diseñadores locales que ofrecen piezas únicas y muy originales, desde pinturas y esculturas que te hacen reflexionar hasta ropa de diseño con un toque étnico, textiles artesanales que son una maravilla y objetos de decoración con ese aire cingalés contemporáneo que tanto nos gusta. Pero antes, vamos al faro...
Faro de Galle, el guardián del fuerte
Ninguna visita al Fuerte de Galle estaría completa sin acercarse a su icónico faro, el Galle Lighthouse, que se alza orgulloso en el bastión de Point Utrecht, en el extremo sureste de las murallas. Este faro, con sus 26,5 metros de altura y su impoluta pintura blanca, es uno de los símbolos más reconocibles y fotografiados de Galle, y el faro en funcionamiento más antiguo de Sri Lanka, aunque la estructura actual data de 1939, ya que el faro original de 1848 fue destruido por un incendio.
A solo unas pocas calles de distancia de la iglesia holandesa, la Mezquita Meeran Jumma Masjid se alza como un testimonio de la rica diversidad religiosa y cultural que siempre ha caracterizado al Fuerte de Galle. Construida en 1904 por la comunidad musulmana local, descendientes de los comerciantes árabes que llegaron a estas costas hace siglos, la mezquita presenta una arquitectura verdaderamente singular y sorprendente. En lugar del estilo islámico más tradicional que uno podría esperar, la fachada de la Mezquita Meeran mezcla elementos que recuerdan a una catedral barroca europea con detalles islámicos, creando un conjunto ecléctico y muy fotogénico que no habíamos visto en ningún otro lugar.
De tiendas y compras en Galle
Si hay un sitio para comprar recuerdos bonitos de Sri Lanka es el barrio holandés de Galle donde puedes perderte por las encantadoras y laberínticas calles del barrio holandés, que es el auténtico corazón del Fuerte de Galle. Calles con nombres tan evocadores como Pedlar Street, Church Street o Lighthouse Street son, sin duda, algunas de las más fotogénicas y con más vidilla. Aquí te encuentras con una sucesión de casas coloniales que parecen sacadas de un cuento, perfectamente conservadas, con sus fachadas de colores pastel que alegran la vista, sus puertas de madera maciza elegantemente tallada y sus características ventanas con postigos de colores vivos que parecen invitarte a descubrir los secretos que se esconden en su interior. Y, como te decía, galerías, tiendecitas, souvenirs y lo que quieras para llevar.
Atardecer sobre las murallas del Fuerte de Galle
Tras algunas compras por el barrio holandés (donde no hice muchas fotos pero conseguí traer un regalo para el "museo de Oli" que espero que valore algún día), llegué a las murallas cercanas a la Torre del Reloj justo para el atardecer, y la experiencia fue, sencillamente, mágica. La Torre del Reloj de Galle es uno de los monumentos más emblemáticos dentro del Fuerte de Galle, estructura construida en 1883 como homenaje a Peter Daniel Anthonisz, un médico local que fue muy querido por la comunidad. Fabricada principalmente con piedra, la torre se alza imponente sobre las murallas del fuerte y es visible desde varios puntos de la ciudad, convirtiéndose en un símbolo histórico y arquitectónico de Galle.
En ese momento el cielo se tiñó de una increíble gama de colores naranjas, rosas y violetas mientras el sol se hundía lentamente en el vasto Océano Índico. Decenas de personas, tanto locales como turistas, se habían congregado en las murallas cercanas para presenciar el espectáculo
El circuito completo que rodea esta península fortificada es de aproximadamente unos 3 kilómetros, pero entre las paradas obligatorias para hacer fotos (¡y os aseguramos que son muchas!), simplemente para contemplar las vistas que te dejan sin aliento y para dejarte llevar por la historia que emana cada piedra, calculad que os llevará tranquilamente entre 2 y 3 horas.
Salimos del Fuerte de Galle sobre las 17:00, con el corazón lleno de historia y los ojos todavía maravillados por la belleza colonial. El viaje de regreso a Kosgoda, aunque era el mismo camino que habíamos hecho al mediodía en sentido contrario.
Regreso a Kosgoda para hacer la maleta y despedir el paraíso
El trayecto, de aproximadamente una hora, transcurrió en un ambiente más silencioso y reflexivo. Cada uno de nosotros parecía estar procesando las increíbles experiencias vividas durante la semana, desde el caos fascinante de Colombo hasta la serenidad de las plantaciones de té, pasando por la majestuosidad de los templos antiguos y la emoción de los safaris. Tocaba hacer la maleta, la última cena buffet como la que os conté ayer en el artículo "Playas de Bentota y Kosgoda en Sri Lanka (larga jornada)" y poner rumbo, casi de madrugada, hacia el aeropuerto. Pero eso os lo cuento en el último artículo del diario de viaje...
Isaac, las playas del oeste de Sri Lanka
