Manuscritos de casi mil años rozando nuestras yemas, los más antiguos del Islam en África. Textos que recorrieron miles de kilómetros a través de las caravanas y que hoy se recogen en modestas y familiares almacenes que son las antiguas bibliotecas de Chinguetti. Tratados de astronomía del siglo XIII, matemáticas y siglos de historia conservados milagrosamente. Era una de las experiencias únicas que buscaba en este viaje a Mauritania y ha sido ¡mágico, así como la travesía épica por dunas hacia Ouadane en busca de más tesoros del desierto.
Ouadane, antigua ciudad caravanera de Mauritania, tampoco ha defraudado pero lo que no esperaba son los escenarios que el paso de Amogjar, un estrecho y escarpado desfiladero que fue ruta clave para los comerciantes y viajeros del Sahara, nos ha regalado.
- Ruta del día: Chinguetti - Ouadane - Atar
- Planificación y reservas con antelación
- Cómo llegar a Ouadane desde Chinguetti
- Chinguetti y las bibliotecas perdidas del Sáhara
- Un paseo por la historia de Chinguetti (incluso perdiéndonos)
- Las bibliotecas milenarias de Chinguetti
- Viaje epico por el desierto de Chinguetti a Ouadane
- Ouadane, Patrimonio de la Humanidad
- Explorando el Ksar de Ouadane
- Paso de Amogjar, un escenario espectacular (y olvidado) en el camino
- Llegada a Atr y alojamiento en la Auberge des Caravanes
Ruta del día: Chinguetti - Ouadane - Atar
Planificación y reservas con antelación
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En este viaje, por logística y optimización de tiempo, me voy con Leti Lagarda y el grupo de la extraordinaria agencia de Joan Torres, especializada en destinos insólitos y poco convencionales. OJO que llena los grupos con meses (a veces muchos) de antelación.
La ruta del día ha sido similar a ésta (Clic Google Maps) ...
¿Cuáles son las opciones que tenemos para llegar a Ouadane?
Cómo llegar a Ouadane desde Chinguetti
La ruta entre estas dos joyas patrimoniales no es apta para cardíacos ni para quienes tengan cualquier problema de columna que queráis conservar:
- Distancia: Aproximadamente 80 km (que parecen 800 cuando los haces por dunas)
- Tiempo: Entre 3-4 horas, dependiendo de cuántas veces os quedéis atascados en la arena
- Tipo de ruta: Existen dos opciones: la "aburrida" (pista convencional, más larga pero segura) o la "interesante" (directamente sobre dunas, más corta pero capaz de hacerte ver tu vida pasar ante tus ojos varias veces)
- Requisitos: Vehículos 4x4 con conductores que parecen llevar el GPS grabado en el ADN y tienen menos instinto de supervivencia que un lemming suicida
Obviamente, nosotros tomamos la ruta "interesante", porque aparentemente no valorábamos suficiente nuestra integridad física.
Chinguetti y las bibliotecas perdidas del Sáhara
Ufs, que noche más mala he pasado. El ruido del aire acondicionado (por llamarle de alguna forma) ha sido insufrible en nuestra habitación del Auberge Timnguistt en Chinguetti donde nos alojamos anoche. Zach ya está desayunando. A mi me ha costado un poco más. Tras el desayuno es hora de explorar a fondo esta ciudad histórica antes de seguir la ruta, algo que me tiene especialmente emocionado pues era uno de los grandes objetivos de este viaje. Lo haremos a pie, los coches hoy se quedan esperando.
Acompañado por nuestro guía principal, Moma, y Leti, comenzamos el recorrido por el ksar (ciudad antigua). La calma matutina y la luz dorada bañando la piedra hacían que Chinguetti pareciera sacada de un cuento, un portal al pasado cuando las caravanas paraban aquí camino a La Meca.
Un paseo por la historia de Chinguetti (incluso perdiéndonos)
Chinguetti se fundó en el siglo XIII y llegó a ser la séptima ciudad santa del Islam. Era parada obligatoria para peregrinos magrebíes y se convirtió en un gran centro de erudición islámica". Fundada en 1264, fue un cruce vital para el comercio y el intercambio de ideas.
Si bien hay una zona más moderna, este casco histórico es un laberinto de callejuelas estrechas perfectamente adaptado al desierto con casas de piedra arenisca mimetizadas con el entorno... o al menos lo que queda de ellas.
Sobre todo ello sobresale la mezquita de Chinguetti, cuyo minarete no tiene escaleras interiores. A estas horas no se puede acceder aunque somos capaces de verlo desde fuera
Giramos en una esquina y logramos ascender a lo que fue el antiguo tejado, inestable, de una casa ahora abandonada donde la vista da una perspectiva y contexto del lugar donde estamos
Seguimos por el laberinto de callejuelas, algunas tan estrechas que íbamos en fila india... ¡HASTA QUE NOS PERDIMOS! Fue un instante, sacando 4 fotos, pero Arjun, Ehedi, Antonio y Nina quedamos descolgados hasta el momento en que dejamos de oír al resto del grupo. "Letiiiii" "Momaaa". Nadie respondía y aquello era un puro laberinto. La arena omnipresente se acumulaba en rincones, un recordatorio constante de la lucha de la ciudad contra el desierto y nuestra salida. Hasta que tras 20 tensos minutos apareció nuestro guía, preocupado. Ufs... ¿cómo hubiéramos salido de aquí? Nuestra siguiente parada.... el momento tan deseado..
"Hace cincuenta años", comentó Moma con melancolía, "muchas de estas casas abandonadas estaban llenas de vida. La desertificación y la migración han ido vaciando el ksar".
Las bibliotecas milenarias de Chinguetti
Vamos a la biblioteca de la familia Al-Ahmed", una de las mejor conservadas. Mohamed, el custodio, nos recibe. Parece un hombre de aspecto sereno vestido con la daraa azul tradicional. La biblioteca, una habitación con gruesos muros de piedra, alberga estanterías repletas de manuscritos centenarios envueltos en cuero.
"Esta biblioteca familiar tiene unos 400 manuscritos", explicó Mohamed poniéndose guantes blancos. "Los más antiguos, del siglo XI. Tratan de astronomía, matemáticas, medicina, derecho islámico, literatura, Corán...". Estas familias han protegido estos tesoros del clima durante generaciones.
Con delicadeza, Mohamed nos mostró algunas joyas. Primero, un tratado de astronomía del siglo XIII con diagramas de constelaciones en tintas naturales increíblemente vivas. "La tinta se hacía con carbón, goma arábiga y secretos de cada escriba", explicó. Resistente al tiempo y a los insectos.
Luego, un manuscrito médico con recetas aún usadas en la medicina tradicional local. "Este remedio para la fiebre lo preparaba mi abuela igual, ochocientos años después". La joya de la corona: un manuscrito jurídico del siglo XI, traído de Al-Ándalus. "Contiene comentarios legales de juristas cordobeses que no se conservan en ningún otro lugar", dijo Mohamed con orgullo. "Investigadores europeos vienen a estudiarlo".
Estas bibliotecas están vivas. Mohamed explicó cómo la responsabilidad de cuidar los manuscritos pasa de generación en generación, y cómo él enseña a su hijo las técnicas. "¿Y cómo los protegéis de la arena y la humedad?", preguntamos. "Con métodos ancestrales", respondió. "Arena limpia y seca para absorber humedad, cambio de envolturas de cuero, aireación en días óptimos". Simplicidad y eficacia probada por siglos.
He visto lugares fascinantes por el mundo. Así de primeras me viene a la memoria el "Monasterio Sakya, la biblioteca de oro del budismo tibetano". Pero este lugar, este entorno y escenario, esta sensación de Indiana Jones y aventura perdido en las calles de una población devorada por el desierto... olvidada... abandonada a su suerte...
Salí de allí profundamente impresionado, no solo por los tesoros vistos, sino por la dedicación de estas familias custodias.
Viaje epico por el desierto de Chinguetti a Ouadane
Nos repartimos en los Land Cruiser que ya estaban en la puerta esperándonos con los equipajes cargados y comenzamos a dejar atrás la ciudad de Chinguetti, con alguna parada en una más moderna mezquita con el "Minaret d'Abeir" construida para conmemorar parte de la antigua ciudad que quedó sepultada por la arena.
A partir de ahí se acabaron las pistas tranquilas. El océano de dunas doradas y la maestría de los conductores hicieron el resto: acelerones brutales seguidos de descensos casi en caída libre por paredes de arena. "¡ESTO ES UNA LOCURAAAAAA!"
¿Y el té de la mañana? ¿No decía que siempre había? Hoy lo hicimos en otro pequeño oasis camino a Ouadane que se llama Tanouchert. A estas alturas de viaje puedo decir perfectamente que Bastian, es la gran energía positiva del grupo. No he visto persona que transmita tanto positivismo. Leti o Linda también lo hacen, siempre con una sonrisa. El grupo la verdad es que es una gozada...
¿Seguimos? El paisaje era espectacular. Dunas infinitas cambiando de forma y color, patrones hipnóticos. A veces, un arbusto solitario o rocas emergiendo como islas.
"¿Cómo os orientáis?", pregunté, viendo solo dunas idénticas. "Ya conocemos estos caminos perfectamente pero si falla, tenemos GPS y las estrellas, el sol y la intuición de cruzar el desierto más veces que pelos tienes en la cabeza".
El viaje siguió con su dosis de adrenalina entre saltos y velocidad y, por supuesto, nuestro lugar en la ventanilla para disfrutarlo. Hubo un momento que apagué cámara y móvil y simplemente sentí ese oxígeno y libertad que venía buscando aunque estas reflexiones las dejo para mi en esta ocasión.
Finalmente, el paisaje se volvía más rocoso. Nos acercábamos a Ouadane. Y de repente, allí estaba, emergiendo del horizonte como una visión..
Ouadane, Patrimonio de la Humanidad
Ouadane significa en árabe “dos oasis” o “confluencia de dos ríos”, el del saber y el de la riqueza aunque según te adentras parece más "la Pompeya de Mauritania". Encaramada en su colina rocosa, de piedra ocre, sobrecoge.
Aquí vamos a tener un guía de la ciudad, obligatorio, pero Zach (mi compi de habitación) sabe francés y nos va hacer de traductor desde el primer momento... a 40 grados bajo el sol a las 12'00 que son ya. Va a ser una visita dura... La antigua mezquita del siglo XIII, aunque en ruinas, sigue dominando con su minarete. Ya no se usa a diario, pero a veces hay oraciones especiales.
Fundada en el siglo XII por bereberes, Ouadane fue un importante centro comercial transahariano (oro, sal, esclavos...). Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996, en su apogeo tuvo 4.000 habitantes, eruditos y comerciantes.
Explorando el Ksar de Ouadane
Entramos al ksar prácticamente solos, lo que añae misticismo. Ouadane sufrió mucho, con ataques portugueses, tribus rivales y el peor, el abandono cuando cambiaron las rutas comerciales...
La ciudad se estructura en terrazas adaptadas a la colina. Calles estrechas, edificios en diversos estados de conservación. Solo unas pocas familias viven ya en el ksar antiguo, la mayoría está en la ciudad nueva, pero las tradiciones pesan...
Me impresionó la ingeniería hidráulica: un sistema de cisternas y canales para recoger y almacenar la escasa lluvia. También visitamos los restos del antiguo mercado (suq). Aquí se comerciaba con productos del sur (oro, esclavos) y del norte (telas, armas, libros). Las tiendas, ahora vacías o almacenes. Ahora solo viven sus fantasmas ....
También se establecieron comerciantes italianos y portugueses en el siglo XV e incluso había un barrio judío. Una mezcla multicultural fascinante en pleno desierto.
¡Estamos deshidratados! Los coches nos esperan para llevarnos a un almuerzo tardío en una casa cercana al ksar con una deliciosa comida tradicional. Destacó el mechoui (cordero asado lentamente) sobre cuscús, ensaladas frescas y el té. Eso sí, la siesta sobre esas alfombras, en un patio centenario, fue incomparable.
Paso de Amogjar, un escenario espectacular (y olvidado) en el camino
Salimos de Oudane en torno a las 15'00 en dirección a Atar aunque para nada intuíamos que el trayecto nos ofrecería algo más que simples kilómetros de desierto. Avanzamos por pistas polvorientas, rodeados de formaciones rocosas que parecían custodiar secretos milenarios. A mitad de camino nos desviamos hacia el paso de Amogjar, una ruta poco transitada en la actualidad pero que, durante siglos, fue la vía principal para ascender a la meseta donde se alza la mítica Chinguetti. La sensación de estar siguiendo los pasos de antiguos viajeros y caravanas era palpable, casi podíamos imaginar el eco lejano de sus voces y el tintinear de los camellos cruzando el paisaje. Y allí paramos...
La zona de Agrour Amogjar guarda un secreto, pinturas rupestres neolíticas que cubren las rocas. ¿Cómo? ¿Dónde está esto en el programa? Otra de las tantas sorpresas de este viaje, ahora en forma de testigos silenciosos de un pasado remoto con escenas talladas y pintadas representaban animales, figuras humanas y símbolos cuyo significado aún nos resulta misterioso, presentadas por un curioso hombrecillo.
Las pinturas rupestres neolíticas de Agrour Amogjar fueron descubiertas por Theodor Monod. Nos quedamos un rato en silencio escuchando las explicaciones. Elefantes, Jirafas,... intentando imaginar cómo sería la vida de quienes dejaron allí su arte miles de años atrás y donde quedaron semejante ecosistema. Este área debió ser un vergel en su día.
La experiencia no terminó ahí. Subimos hasta lo alto de uno de los promontorios cercanos y desde allí disfrutamos de una panorámica impresionante. El desierto se extendía ante nosotros como un mar dorado sin fin, y la vista nos hizo comprender la magnitud y la belleza inhóspita de Mauritania. En ese momento, sentimos esa mezcla de pequeñez y asombro que solo provocan los grandes paisajes.
Cerca de aquí también está el Fort Saganne, construido en 1984 como escenario para la película homónima y que ha terminado integrándose en el imaginario del lugar. No nos acercamos pero el regreso al camino hacia Atar fue otro espectáculo de carretera que compite directamente con el "trayecto más bonito de Mauritania" que visitamos ayer rumbo a "El oasis de Terjit y el palmeral de Mhaireth"
"En Atar tendremos una sorpresa", dijo Moma con misterio antes de subirnos a los coches. Su concepto de "sorpresa" nos generaba curiosidad y ligera inquietud.
Llegada a Atr y alojamiento en la Auberge des Caravanes
Llegamos a Atar ya de noche. Es una ciudad más grande, capital regional, perouestro alojamiento, el Auberge des Caravanes es un remanso de paz. Mezcla de tradición y comodidades modernas muy bienvenidas.
Su estética local con comodidad casi lujosa tras días de aventura, habitaciones espaciosas, son siempre bienvenidas aunque la cena en ese maravilloso patio fue lo mejor de todo (las fotos no hacen justicia).
Y en ese momento ocurrió algo que no me ha pasado en 30 años de aventuras. ¡CRACK! Un mal movimiento, un resbalón en un momento no calculado y el tobillo se torsionó a unas horas de afrontar el túnel de Choum y prepararnos para el Tren del Hierro, la experiencia más extrema del viaje. ¡Qué dolor! Antiinflamatorios, vendas... ¿qué voy a encontrar en un lugar como este? Las bibliotecas milenarias de Chinguetti, la adrenalina de las dunas, la quietud de Ouadane me tenían en una nube pero la preocupación antes de cerrar los ojos con ese pie en alto me traía mucha incertidumbre...
Isaac, desde Atar (Mauritania)