(Viene del DIA 4 (I)) Hay lugares especiales capaces de transportarte de forma inmediata allí donde el eco de antiguos imperios resuena entre piedras milenarias y la naturaleza se ha convertido en la guardiana de sus secretos. Así es la que fuera orgullosa capital medieval de Sri Lanka. Después de la adrenalina y el vértigo de la visita a Sigiriya, llegar a esta vasta ciudad en ruinas fue como adentrarse en las páginas de un libro de historia viviente y ahora quiero dejar plasmado todo lo que ver en Polonnaruwa, sus templos y un itinerario con MAPA de nuestra experiencia REAL.
Solo hay que imaginar una ciudad que, hace casi mil años, bullía de vida, con imponentes palacios, templos sagrados y estanques ornamentales que reflejaban el esplendor de una de las dinastías más poderosas de Ceilán. Hoy, Polonnaruwa nos ofrece la oportunidad única de pasear (y al que quiera.. ¡pedalear!) por ese legado monumental, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Desde los colosales Budas tallados en roca de Gal Vihara hasta el intrincado Cuadrángulo Sagrado y las ruinas del Palacio Real, cada rincón de esta antigua capital cuenta una historia fascinante.
- Qué ver en Polonnaruwa en un día: templos e itinerario (con MAPA)
- Mapa de Polonnaruwa con ruta detallada de templos
- Rumbo a la capital medieval de Sri Lanka, Polonnaruwa (con parada para comer)
- Visita a Polonnaruwa, la antigua capital (experiencia REAL)
- Museo de Polonnaruwa
- El Palacio Real o Parakramabahu’s Palace
- Sala de Audiencias Reales o The Council Chamber
- Los baños o The Royal Baths (Kumara Pokuna)
- El Cuadrángulo Sagrado o Dalada Maluwa (The Quadrangle)
- The Hatadage
- The Satmahal Prasada, Rankoth Vehera o Lankatilaka Viharaya
- Gal Vihara, los Budas de Roca que ver en Polonnaruwa imprescindibles
- Regreso a Habarana y fin de jornada UNESCO
Qué ver en Polonnaruwa en un día: templos e itinerario (con MAPA)
Mapa de Polonnaruwa con ruta detallada de templos
Podríamos dividir Polonnaruwa de Este a Oeste de la siguiente forma en tres grandes secciones, además de los bosques y caminos secundarios (este mapa está pendiente de sustitución por uno más "currado"):
- Zona Exterior Este: Entrada principal - Museo arqueológico - Restos de fortificaciones y estructuras administrativas
- Zona Central (Ciudadela): Palacio real de Parakramabahu - Audience Hall - Baño del Rey (Kumara Pokuna) - Vatadage y otros relicarios - Gal Vihara (los famosos Budas esculpidos en roca)
- Zona Occidental: Lago Parakrama Samudra - Restos monásticos y estructuras religiosas más dispersas
Rumbo a la capital medieval de Sri Lanka, Polonnaruwa (con parada para comer)
A las 13'30, como un reloj y con el recuerdo imborrable de Sigiriya, pusimos rumbo hacia nuestra siguiente joya UNESCO: la antigua y legendaria ciudad de Polonnaruwa. El trayecto entre el Habarana Village by Cinnamon donde hemos pasado el resto de la mañana (en la piscina básicamente) y esta emplazaiento es de unos 65 kilómetros, que sin mucho tráfico, se recorren en aproximadamente 1 hora y 30 minutos. Sin embargo, la parada de la comida es ineludible y más cuando vemos el lugar donde hemos comido hoy. Apuntadlo, Saruketha Restaurant, porque es ideal para probar comida local típica con vistas a extensiones de arrozales en unas mesas preparadas para ello. Un 10.
El resto del camino es un auténtico regalo para la vista, serpenteando entre pueblecitos rurales con mucho encanto, campos de arroz de un verde intenso y una vegetación exuberante que lo envuelve todo. Es una gozada observar el contraste entre la vida más turística y la calma serena de estas pequeñas aldeas donde el tiempo parece transcurrir a otro ritmo. Los tuk-tuks de colores, las bicicletas cargadas de mercancías y los autobuses locales, pintados de forma llamativa, son una constante en estas carreteras secundarias.
Visita a Polonnaruwa, la antigua capital (experiencia REAL)
Aterrizamos en la Ciudad Antigua de Polonnaruwa con el sol en su cénit, haciendo notar su presencia con fuerza. Vamos, hora perfecta para buscar una buena sombra. Polonnaruwa te atrapa desde el primer instante. Y no, no es un simple conjunto de ruinas; es una CIUDAD ENTERA de los siglos XI al XIII que ha llegado hasta nuestros días en un estado de conservación admirable. Palacios que todavía parecen contar historias de reyes poderosos, templos que evocan profunda fe, monasterios donde el silencio aún parece resonar, y estanques que en su día reflejaron la gloria de un imperio. Y todo esto esparcido a lo largo y ancho de varios kilómetros cuadrados, ¡así que es recomendable ir con calzado cómodo!
Museo de Polonnaruwa
Quizás por eso, el paso por el museo no solo nos sirvió para tener una visión detallada sobre la vida, la arquitectura y la cultura de la civilización que floreció en Polonnaruwa entre los siglos XI y XIII sino para dejar bajar un poco el sol en estos momentos.
El calor era intenso, pero en cuanto pusimos un pie en aquel recinto arqueológico que respira historia por los cuatro costados, se nos olvidaron todas las incomodidades.
La entrada para acceder a este tesoro arqueológico es de unos 💵 25 USD o su equivalente en rupias (unas 3.900 LKR nos costó a nosotros) por persona para los visitantes extranjeros. Y nada más pasar por taquilla, se puede alquilar unas bicicletas como ya habíamos hecho en otros lugares como Sukhothai en Tailandia en el pasado (unos 💵 500 LKR (aproximadamente 1,50€) cada una)
El Palacio Real o Parakramabahu’s Palace
Nuestra exploración sobre ruedas arrancó en el Palacio Real del rey Parakramabahu I, un monarca que no escatimó en gastos y que convirtió Polonnaruwa en una capital esplendorosa. Aunque hoy en día solo se mantienen en pie los imponentes muros de ladrillo de lo que fue el edificio principal, si le echas un poco de imaginación (y te ayudas de los paneles informativos), te puedes hacer una idea bastante clara de la magnificencia que tuvo que ser aquello: ¡un palacio de siete plantas con más de mil habitaciones!
Ahí es nada. Las paredes, que en algunos sitios tienen un grosor considerable, te hablan de la solidez y la ambición de sus constructores.
Sala de Audiencias Reales o The Council Chamber
Justo al lado, se encuentra la Sala de Audiencias Reales (o Cámara del Consejo), que sí que conserva gran parte de su antiguo esplendor y te deja admirado. Las columnas, talladas con una elegancia notable, y sobre todo, los frisos de elefantes, leones y otras figuras que decoran la base de la estructura, son una auténtica maravilla para la vista.
Cada detalle, cada símbolo, te transporta a una época de reyes, cortesanos y decisiones que marcaron el destino de un reino. Es un lugar que inspira respeto y te hace sentir la grandeza de aquel imperio que el tiempo se llevó.
Los baños o The Royal Baths (Kumara Pokuna)
Aquí cerca, vimos un espectáculo de un tipo de mono (había como 20), saltando al agua y liándola parda
No es de extrañar que muchos viajeros recomienden esta zona como un excelente punto de partida para la visita.
El Cuadrángulo Sagrado o Dalada Maluwa (The Quadrangle)
El Cuadrángulo Sagrado (o Dalada Maluwa) es otra de las joyas imprescindibles de Polonnaruwa. Imagina una plataforma elevada, como una especie de ciudadela fortificada, que alberga algunos de los templos y edificios más sagrados y mejor conservados de todo el complejo. Aquí la estrella es el Vatadage, una estructura circular que es una preciosidad, con cuatro entradas flanqueadas por unas piedras lunares (sandakada pahana) bellísimas –dicen que las de Polonnaruwa son de las más hermosas de toda Sri Lanka– y cuatro estatuas de Buda mirando a los cuatro puntos cardinales.
Cada detalle del Vatadage, desde las barandillas talladas con esmero hasta las estelas con inscripciones que cuentan historias de la época, es una obra de arte. De hecho, pudimos verla desde el aire gracias a que los permisos del dron que traemos nos permitieron volar en esta zona
Aquí, nuestro bus nos recogió para llevarnos al otro lado del recinto pero si vienes en bici disfrutando del paseo, creo que sería mucho mejor opción.
The Hatadage
Muy cerquita de allí se encuentra el Hatadage, un templo que, según cuenta la tradición, se construyó en la asombrosa cifra de sesenta días (¡de ahí su nombre!) para albergar la reliquia más sagrada del budismo: el Diente de Buda (que hoy se encuentra en Kandy). El Thuparama, con sus muros de ladrillo gruesos y su techo abovedado original (algo muy raro de ver), es otro de los edificios que te transportan a otra época. Dar un paseo (o un recorrido en bici) por el Cuadrángulo es como sumergirse de lleno en el epicentro espiritual y político de la Polonnaruwa medieval.
The Satmahal Prasada, Rankoth Vehera o Lankatilaka Viharaya
Y no muy lejos de esta zona, seguimos explorando estructuras como la Rankoth Vehera, una estupa gigantesca de ladrillo rojo de 54 metros. O el Lankatilaka Viharaya, un templo con unos muros altísimos y un Buda de pie de 13 metros de altura al que, lamentablemente, le falta la cabeza, seguramente víctima de alguna invasión o acto vandálico del pasado. Cada rincón de Polonnaruwa, cada piedra que pisas, parece contarte una historia de gloria, de fe, de guerras y de reconstrucciones. Es un lugar para tomárselo con calma, disfrutar del paseo en bici y dejarse maravillar por la grandiosidad de una civilización que, aunque perdida en el tiempo, sigue viva entre estas ruinas.
Gal Vihara, los Budas de Roca que ver en Polonnaruwa imprescindibles
Está comenzando a atardecer según nos acercamos al grupo sur de las ruinas de la antigua capital de Sri Lanka y no queremos perdernos el plato fuerte.
Si hay una imagen de Polonnaruwa que se queda grabada en la retina, una de esas que te llevas contigo, esa es la del Gal Vihara (o Templo de Roca). Y con razón. Porque aquí te encuentras con cuatro Budas de tamaño colosal, tallados con una maestría asombrosa directamente en una enorme pared de roca de granito. Es la quintaesencia del arte cingalés del siglo XII, una demostración de fe y habilidad artística que te deja, sencillamente, admirado y con la piel de gallina.
El Buda sentado en posición de meditación (Dhyana Mudra) mide unos 4,6 metros de altura y desprende una serenidad que te contagia al instante. A su lado, una figura más pequeña (que algunos identifican con Ananda, su discípulo más cercano, aunque hay diferentes interpretaciones) y luego un Buda de pie, de unos 7 metros de altura, que te observa con los brazos cruzados sobre el pecho en una postura poco común que algunos interpretan como de compasión.
Pero la auténtica estrella, la que te hace contener la respiración, es el Buda reclinado de 14 metros de largo, que representa el momento de su Paranirvana. La delicadeza con la que están tallados los pliegues de su túnica, la expresión de paz infinita en su rostro, cada dedo del pie... es la perfección hecha piedra.
Gal Vihara es, sin duda, la joya de Polonnaruwa. Cuatro budas colosales tallados en una sola roca de granito. El arte cingalés del siglo XII en su máxima expresión.
Regreso a Habarana y fin de jornada UNESCO
Del resto de la jornada, poco que contar más que afrontamos un regreso en silencio, intentando asumir lo que habíamos vivido, un buffet del Habarana Village by Cinnamon que fue una bendición (variedad occidental y local, pasta, ensaladas, curries suaves, postres...) y un descanso merecido.
Al final del día, con el cuerpo pidiendo descanso pero el espíritu enriquecido, te das cuenta de la magnitud de lo que has vivido. Has tocado piedras que fueron talladas y colocadas con esmero hace más de mil quinientos años. Has caminado por los mismos lugares donde reyes planificaron sus reinos y donde monjes meditaron durante siglos. Has contemplado un arte que ha sobrevivido a invasiones, al abandono y al implacable paso del tiempo. Sri Lanka, a través de estos tesoros Patrimonio de la Humanidad, te demuestra una vez más por qué es una isla tan excepcional y con una riqueza cultural que sobrecoge. ¡Mañana más!
Isaac (con Jose y Eva, Manel y Maeva, Celia, Alfredo y Hashini), desde Habarana (Sri Lanka)
