Tengo que admitir una cosa aunque pueda "dejarme mal".. ¡Qué ignorante me siento! He viajado por medio mundo y hoy puedo decir que me voy de Sri Lanka, metiéndolo en mi TOP de destinos favoritos para recomendar, cuando jamás había estado en mi radar. Un país amable, sencillo de hacer por libre (volveré con las chicas), de ciudades fantasma, fortalezas en lo alto de rocas, de safaris de elefantes que te puedes encontrar en la misma carretera, de centros de espiritualidad, de playas, de gran gastronomía, de contrastes culturales y gente maravillosa. Todo ello resumido en este artículo de fotos de Sri Lanka mientras regreso a España.
Han sido días intensos, de madrugones que dolían pero que siempre merecían la pena, de trayectos que nos descubrían paisajes cambiantes, de encuentros con una cultura milenaria y una naturaleza que te dejaba sin aliento. Desde el caos ordenado de Colombo hasta la serenidad de las playas del sur, pasando por la historia viva de sus ciudades antiguas y el verdor infinito de sus plantaciones de té. Cada instante, una foto para el alma.
- Un trayecto silencioso al aeropuerto de Colombo
- Fotos de Sri Lanka, un viaje en instantáneas
- Vuelo de regreso a España desde Sri Lanka (¡volveremos!)
Un trayecto silencioso al aeropuerto de Colombo
El trayecto de aproximadamente 2 horas desde Kosgoda hasta el Aeropuerto Internacional Bandaranaike de Colombo (CMB) transcurrió en un silencio casi absoluto, roto solo por el suave ronroneo del motor y alguna que otra cabezada intermitente. A esas horas de la casi madrugada, el temido tráfico de Colombo y sus alrededores era prácticamente inexistente, lo que permitió un viaje fluido y sin contratiempos. Empiezan las despedidas...
Llegamos al aeropuerto de Colombo sobre las 00:30 AM, con tiempo más que suficiente para nuestro vuelo de Qatar Airways (QR663) de las 3:35 AM del 6 de junio de 2025. El aeropuerto, para nuestra sorpresa, estaba bastante animado y concurrido a pesar de las horas intempestivas. Parece ser que muchos vuelos internacionales desde y hacia Sri Lanka tienen horarios de salida o llegada de madrugada, por lo que la actividad en la terminal es constante.
¡Chao Hashini! Nos vemos, ¿pronto? (¿con Oli y Paula?). El proceso de facturación y los controles de seguridad fueron ágiles y bien organizados. Una vez en la zona de embarque, aprovechamos para gastar las últimas rupias en algún pequeño recuerdo de última hora y para tomar un último té de Ceilán, esta vez con ese sabor agridulce de la despedida. La espera se hizo un poco larga, como suele ocurrir en estas situaciones, pero la emoción del viaje vivido y la perspectiva del reencuentro con casa hacían que el cansancio fuera más llevadero.
Fotos de Sri Lanka, un viaje en instantáneas
Así, entre la nostalgia del último té y la anticipación del regreso, la mente se llena de imágenes. El recuerdo de la llegada a Colombo y el primer impacto con su vibrante caos organizado, donde los tuk-tuks son los reyes de la carretera y los templos antiguos conviven con modernos rascacielos.
La autenticidad de Hiriwadunna, con ese paseo en carretillo que nos transportó a otra época y el almuerzo casero compartido con una familia local, una lección de sencillez y hospitalidad.
La emoción indescriptible del safari en Hurulu Eco Park, esperando en silencio hasta que, al atardecer, decenas de elefantes salvajes aparecieron en la pradera, un espectáculo de la naturaleza en estado puro.
El desafío y la recompensa de subir a Sigiriya, la Roca del León, con sus frescos milenarios de las Apsaras y esas vistas de 360 grados que te hacían sentir en la cima del mundo.
Recorrer la antigua ciudad de Polonnaruwa, descubriendo palacios en ruinas, estupas gigantescas y los impresionantes Budas tallados en roca de Gal Vihara, testigos silenciosos de un imperio perdido.
La profunda espiritualidad de los templos cueva de Dambulla, con sus cientos de estatuas de Buda y sus techos pintados que narran historias de hace más de dos mil años.
El fervor religioso y la atmósfera vibrante del Templo del Diente en Kandy, rodeados de fieles y el sonido ancestral de los tambores.
El encanto colonial y el aire fresco de Nuwara Eliya, la "Pequeña Inglaterra", con sus cuidados jardines, su arquitectura británica y el verde infinito de las plantaciones de té.
La visita a Glenloch, aprendiendo sobre el fascinante proceso de elaboración del té de Ceilán y compartiendo una sonrisa con las trabajadoras tamil.
Y finalmente, la magia del Fuerte de Galle, caminando por sus murallas centenarias al atardecer, con el Océano Índico como telón de fondo, y perdiéndonos por sus calles empedradas llenas de historia y encanto bohemio.
Sri Lanka tiene esa magia inexplicable, esa capacidad de atraparte entre sus redes y de dejar una huella imborrable en el alma viajera. Si estáis planeando un viaje a esta isla maravillosa, mi único consejo es que vayáis con los ojos y el corazón bien abiertos, dispuestos a dejaros sorprender y a empaparos de todo lo que tiene que ofrecer. No os arrepentiréis.
Vuelo de regreso a España desde Sri Lanka (¡volveremos!)
El embarque para nuestro vuelo QR663 hacia Doha comenzó puntual. Unas 4 horas y 45 minutos de vuelo nos separaban de nuestra primera escala. El avión, un moderno Boeing 789 de Qatar Airways, ofrecía todas las comodidades para un viaje nocturno. Intentamos dormir un poco, aunque la mente seguía repasando los recuerdos. Sobre Qatar Airways tenéis mi experiencia, extensible a estos trayectos, en la primera jornada con el "Vuelo a Sri Lanka con Qatar Airways: Experiencia REAL". Ahora llegamos a Hamad International Airport (DOH) en Doha a las 05:50 AM, hora local. ¡Qué locura de aeropuerto! ¡Maravilloso! No me cansaré de decirlo...
Tenemos una escala relativamente corta antes de nuestro siguiente vuelo, el QR149 hacia Madrid, que sale a las 07:50 AM, así que nos ha dado para un pequeño desayuno y despedirnos de Maeva y Manel, magníficos compañeros con los que me ha encantado compartir aventura, que salen a Barcelona 1 hora más tarde. Mientras, nosotros ya volamos Qatar y afrontamos el siguiente tramo, de unas 7 horas y 20 minutos en un Boeing 777-300ER, que se hizo un poco más largo.
Las ganas de llegar a casa y, sobre todo, de reencontrarme con Oli comenzaban a pesar más que el cansancio. Aterrizamos en el aeropuerto de Barajas (MAD) en Madrid a las 14:10, hora española y la última etapa, tras las despedidas de Celia, Alfredo y mis queridos Jose y Eva, era el Madrid a La Coruña de las 19:40 que encima se retrasó a las 21'30.
Pise casa en mi tierra gallega a las 23'00. Oli ya dormía pero sus dos regalitos quedaron a sus pies. Paula ya supo que volveríamos a Sri Lanka muy pronto y yo, ya en cama, pensaba que el viaje había sido largo, pero cada kilómetro, cada hora de vuelo, había merecido la pena. Sri Lanka es un DESTINAZO. ¡Ni lo dudes! Definitivamente es un "hasta pronto".
Isaac, ya desde A Coruña