¿Os imagináis estar chapoteando alegremente en un manantial fresco, rodeados de palmeras, tras haber pasado dos días abrasándoos en el desierto? Pues eso es exactamente lo que nos sucedió en el oasis de Terjit, donde dejamos escapar gritos de alegría que probablemente se escucharon hasta en las duna de Azoueigua que habíamos dejado atrás. Después de noches acampando bajo estrellas y días tragando arena, encontrar este paraíso escondido, tras realizar el trayecto más bonito de toda Mauritania desde el paso de Tifougar, fue como topar con un espejismo...
Del infinito mar de arena dorada pasamos a un refugio verde y acuático donde el único peligro era resbalar por culpa de nuestro entusiasmo desmedido. Además del baño en las pozas de Terjit, exploramos los miradores con vistas espectaculares del extenso palmeral de Mhaireth, antes de llegar a nuestro destino final, Chinguetti, donde pasaremos la noche tras ver UN MARAVILLOSO ATARDECER.
- Ruta del día: Azoueiga - Terjit - Mhairith - Chinguetti
- Planificación y reservas con antelación
- Cómo llegar a Terjit desde Azouega
- Amanecer y desayuno en la duna de Azouega
- Cruzando el Paso de Montaña de Tifoujar, el trayecto más bonito de Mauritania
- Terjit, un oásis del Sahára de antiguas caravanas
- Llegada al oasis, una vergel de vida en medio de la nada
- Un paraíso inesperado, el oasis de manantial
- El baño revitalizante en Terjit en dos ubicaciones
- Picnic y siesta en un lugar privilegiado de Terjit
- Explorando los Miradores del Valle: Mhaireth
- Atardecer en Chinguetti, la magia de una ciudad histórica
Ruta del día: Azoueiga - Terjit - Mhairith - Chinguetti
Planificación y reservas con antelación
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En este viaje, por logística y optimización de tiempo, me voy con Leti Lagarda y el grupo de la extraordinaria agencia de Joan Torres, especializada en destinos insólitos y poco convencionales. OJO que llena los grupos con meses (a veces muchos) de antelación.
La ruta del día ha sido similar a ésta (Clic Google Maps) ...
¿Cuáles son las opciones que tenemos para alcanzar Terjit?
Cómo llegar a Terjit desde Azouega
La ruta entre el campamento en Azouega y el oasis de Terjit implica atravesar diferentes tipos de terreno desértico:
- Distancia aproximada: 160-180 km
- Tiempo de viaje: 3-4 horas dependiendo de las condiciones
- Tipo de ruta: Principalmente pistas de arena y grava, algunas secciones de dunas
- Vehículos: Imprescindible 4x4 con conductor experimentado en terreno desértico
El trayecto en sí mismo es ya una aventura, atravesando paisajes que cambian constantemente: desde las grandes dunas de arena fina de Azouega hasta terrenos más pedregosos y ondulados conforme nos acercamos a la región montañosa donde se esconde Terjit.
💡 CONSEJO PRÁCTICO: Aunque vayáis a un oasis, no abandonéis la protección solar ni el sombrero. El trayecto sigue siendo desértico y el sol mauritano no perdona ni siquiera cuando estáis mirando agua. Además, llevad un bañador y toalla en la mochila de mano, no en el equipaje principal.
Amanecer y desayuno en la duna de Azouega
"Isaac, ¡a levantar!" "Isaac, estamos en la mesa". La voz de Leti me despereza rápidamente. Son casi las 7'00 y se supone (aunque yo ni me enteré con la emoción de la noche) que a las 6'30 teníamos que ir dejando las cosas para que el equipo recogiese las tiendas. ¡Qué bien he dormido!
En la mesa, que por cierto ¡me encanta el desayuno hasta con "filloas" (jaja, una especie de crepé mauritano), se ven caras de todo tipo. Ehedi y Antonio parece que no han pasado demasiado buena noche porque se levantó bastante viento en torno a las 3. Yo ni me he enterado. Ahora sí, ¡todos listos! y subidos a los coches...
¡Empieza el rally por la dunas! Ayer me pareció simplemente maravilloso pero... ejem, hoy hemos tenido un pequeño inconveniente. Nada más coger velocidad, Antonio ha perdido la gorra y he avisado tan bruscamente que el conductor ha clavado frenos pensando que pasaba algo y nos hemos quedado encallados. Finalmente, con ayuda de los otros coches y tras unos 10-15 minutos de sacar tierra y empujar, hemos logrado salir..
No ha pasado ni 1 hora cuando hay una parada, ya casi obligatoria, que no perdonamos. Es el "té social" de la mañana. Bueno, las 3 tazas. Y es que aunque todavía no lo he explicado demasiado, el té mauritano, también conocido como ataya, es una tradición muy importante en Mauritania y otros países del Magreb. Prepararlo y tomarlo es casi un ritual social.
Tradicionalmente, el té se sirve en tres rondas (vasos), cada una con un sabor y dulzura diferente. La primera fuerte y amargo, la segunda un poco dulce y la tercera muy dulce y suave. Incluso hay un dicho que dice que este té es "amargo como la vida, dulce como el amor y suave como la muerte".
En fin, parada para "repostar" y seguimos...
Cruzando el Paso de Montaña de Tifoujar, el trayecto más bonito de Mauritania
El desierto cambia cada pocos kilómetros, pasando de dunas a caminos pedregosos.
En un momento dado desaparece la carretera. ¿Y ahora por donde vamos? La respuesta de Leti me deja "loco": "Vamos a iniciar el, para mi, trayecto más bonito de toda Mauritania".
Resulta que el camino es "descendiendo por un imposible" y entrando en un recorrido entre cañones simplemente espectacular. Cada curva era una nueva postal del desierto, con formaciones rocosas imponentes y esa sensación de inmensidad constante.
Pronto empezamos a subir el sinuoso paso de montaña de Tifoujar. La pista se retuerce entre las rocas, ofreciendo paisajes cada vez más espectaculares. La habilidad del conductor es asombrosa, sorteando el terreno con una maestría que daba seguridad pese a los precipicios. En algunos puntos, sentías estar al borde del mundo.
El paso fue históricamente importante para conectar regiones y para las caravanas. Imaginar a la gente cruzándolo a pie o en camello te conecta con el pasado.
Terjit, un oásis del Sahára de antiguas caravanas
Llegada al oasis, una vergel de vida en medio de la nada
Tras muchas horas y horas sin asfalto, por fin cogemos una pequeña pista que nos devuelve algo de estabilidad al coche. Por ella nos adentramos en Terjit y al final, encajado en un desfiladero, el gran tesoro.
Mi primera reacción al llegar a Terjit fue de pura incredulidad. Tras kilómetros de aridez, los 4x4 se detuvieron frente a lo que parecía una simple grieta en la montaña. "¿Esto es Terjit? Parece la entrada a una cueva". "Seguid el sonido del agua", fue su única pista mientras bajábamos algo confusos. Y sí, al acercarnos a la grieta, un sonido casi olvidado llegó a mis oídos: ¡agua corriendo! Agua de verdad, no un espejismo esta vez.
Al adentrarme en el estrecho cañón, el contraste fue brutal. El calor achicharrante del exterior dio paso a una sombra bendita entre las paredes rocosas. Y entonces, la visión: un auténtico edén de palmeras datileras, vegetación exuberante y, lo más increíble, agua fresca manando de la roca.
Un paraíso inesperado, el oasis de manantial
Terjit es un oasis de manantial. A diferencia de otros que dependen de pozos, aquí el agua brota directamente de las rocas, formando pequeñas piscinas y riachuelos. La temperatura era notablemente más fresca gracias a la sombra y la evaporación. ¡Un refugio perfecto! Aquí actualmente hay montadas unas pequeñas haimas, unos baños medianamente decentes y poco más. El lugar sigue siendo pura autenticidad.
"Durante siglos", explicó Leti mientras flipábamos con el paisaje, "las caravanas transaharianas paraban aquí. Imaginad llegar después de días de desierto... debía ser el paraíso". No hacía falta imaginar mucho, mi propia reacción tras solo día y medio ya era de éxtasis puro.
El baño revitalizante en Terjit en dos ubicaciones
No tardé ni cinco minutos en quitarme las botas y meter los pies en el agua. Había una pequeña poza que es lo que tenemos todos como idea de oasis. Aquí entraron las chicas con respeto pues había unas beduinas locales y ropa modesta ya que Terjit es vital para la comunidad local (agua potable y agricultura). Los chicos, para dejarles espacio, nos fuimos a una especie de piscina más arriba, algo más artificial pero igualmente refrescante
Más tarde, ya mucho más fresco, nos metimos en las piscinas naturales. ¡Qué sensación! El contraste agua fresca / calor seco, la luz filtrándose entre las palmeras, el sonido del agua... Pura felicidad.
El agua, aunque venía directamente de la roca, no estaba helada. Tenía esa temperatura perfecta que te refresca al instante sin hacerte tiritar. Algunos creen que estas aguas tienen propiedades curativas; yo puedo confirmar que fueron profundamente revitalizantes. La temperatura era perfecta, fresca pero no helada.
Picnic y siesta en un lugar privilegiado de Terjit
Este oasis ha sido un punto de encuentro crucial durante siglos. No solo ofrecía agua, sino descanso y la oportunidad de reponer fuerzas para las caravanas. Su ubicación estratégica lo convirtió en un lugar lleno de vida. Y eso hemos hecho nosotros, en una de las haimas, en uno de los picnic más especiales que he tenido en mi vida viajera
Entre las rústicas instalaciones se pueden ver ruinas de antiguas estructuras cerca del manantial, testigos silenciosos de su pasado como centro de comercio de sal, oro y otros bienes. Historias de comerciantes, de culturas encontrándose...
De la siesta que me he echado mejor no hablamos, jajaja...
💡 CONSEJO PRÁCTICO: Por favor, nada de jabones ni champús en el agua! Es un ecosistema frágil y agua de consumo local.
Explorando los Miradores del Valle: Mhaireth
Continuamos nuestro camino, volviendo a ascender ligeramente, lo que nos da nuevas perspectivas del valle de Terjit, ahora visto desde otro ángulo. Tras otro largo trayecto volvemos a parar en un mirador donde pasamos un buen rato fotografiando (e Idrisih haciéndose algunas fotos más "creativas", jaja). El guía mauritano, Moma (todavía no os había hablado de él) volvió a señalar en la distancia. Es Mhaireth
Bajamos otra vez (más "descenso controlado") y nos adentramos en Mhaireth. El trayecto por pistas desérticas siguió ofreciendo paisajes cambiantes hasta que, de repente, apareció un vasto mar de palmeras datileras. Mhaireth es un palmeral extenso y abierto, mucho más grande que Terjit. Miles de palmeras ordenadas creando un microclima fresco y húmedo aunque lo dejamos en la lejanía
Atardecer en Chinguetti, la magia de una ciudad histórica
A media tarde, tras bastantes hora de trayecto, nos adentramos en Chinguetti, una de las ciudades históricas más legendarias del Sahara. La emoción era palpable aunque será mañana cuando la recorramos. Nuestro alojamiento será el 📍Auberge Timnguistt, una casona tradicional rehabilitada con mucho encanto. Casi, a estas horas, es otro oasis en si mismo
Habitaciones sencillas pero cómodas alrededor de un patio. Muros gruesos que mantenían el frescor. El patio, perfecto para relajarse. Pero nuestro atardecer sería en otro lado así que ¡arriba a los coches! El paisaje volvió a ser árido, dunas y reg que los 4x4 devoraban. A lo lejos, se dibujó el perfil de Chinguetti, con su icónica mezquita de piedra y minarete cuadrado. La primera visión de Chinguetti al atardecer es imborrable.
Es un silencio diferente al del desierto abierto, un silencio cargado de historia, casi reverencial. "Chinguetti es la séptima ciudad santa del Islam" Fue centro de peregrinación, estudio y comercio transahariano. Y, aunque la vemos a lo lejos, subidos a una duna, estamos ante un foco intelectual de África Occidental en su apogeo.
"La población ha disminuido mucho", contó Moma. "Los jóvenes se van, el desierto avanza... Pero algunas familias resisten, manteniendo viva la historia". Solo hay que ver este panorama antes de regresar a la auberge para cenar en el patio, bajo un cielo que empezaba a estrellarse. Las mismas estrellas que nos vieron bailar músicas tradicionales con las que nos ha regalado hoy el final de aventura
El plan de mañana es uno que vengo buscando en este viaje a Mauritania: explorar Chinguetti a fondo, visitar sus famosas bibliotecas de manuscritos antiguos, y luego seguir hacia Ouadane. Pero eso será en la próxima jornada tras hoy visitar ese oasis de Terjit, un lugar que no entraba en mis planes y me ha fascinado.
Isaac, desde Chinguetti (Mauritania)