¿Habéis imaginado alguna vez cómo sería estar rodeados de CIENTOS de camellos mientras intentáis haceros un selfi sin que ninguno os escupa encima? ¿O sobrevivir al olor del segundo mercado de camellos más grande de África? Sobreviví para contarlo (aunque mis fosas nasales probablemente nunca se recuperen del trauma olfativo). Después de la épica aventura del Tren del Hierro, pensaba que nada podría sorprenderme en Mauritania, pero todavía quedaban algunos lugares inesperadas...
Te detallo mi visita al mercado, las anécdotas con los vendedores, los contrastes entre el ambiente del desierto y el océano, y mis impresiones sobre la vida cotidiana en la capital mauritana.
- Ruta del día: Nuadibú - Tiouilit - Nuakchot - España
- Planificación y reservas con antelación
- Cómo llegar a Nuakchot desde Nuadibú
- Tiouilit, una playa sorpresa en la costa de Mauritania
- Mercado de Camellos: Un Espectáculo Bíblico (y Olfativo)
- Cena y Despedida en Nuakchot
- Reflexiones finales, vuelo de regreso y despedida de Mauritania
Ruta del día: Nuadibú - Tiouilit - Nuakchot - España
Planificación y reservas con antelación
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En este viaje, por logística y optimización de tiempo, me voy con Leti Lagarda y el grupo de la extraordinaria agencia de Joan Torres, especializada en destinos insólitos y poco convencionales. OJO que llena los grupos con meses (a veces muchos) de antelación.
La ruta del día ha sido similar a ésta (Clic Google Maps) y de ahí, vuelo a España de Madrugada ...
¿Cuáles son las opciones que tenemos para regresar a la capital de Mauritania, Nuakchott?
Cómo llegar a Nuakchot desde Nuadibú
El trayecto entre Nuadibú y Nuakchot es uno de los pocos recorridos en Mauritania que cuenta con una carretera relativamente decente:
- Distancia: Aproximadamente 470 km
- Tiempo: Entre 5-6 horas en vehículo
- Tipo de ruta: Carretera asfaltada en su mayor parte, aunque con tramos deteriorados
- Opciones de transporte: Vehículos privados, minibuses compartidos o autobuses (yo viajé en los fieles 4x4 que ya consideraba como mascotas de metal)
Lo más impresionante de este trayecto es el contraste paisajístico: el viaje comienza en la costa atlántica y atraviesa zonas de desierto costero antes de llegar a la capital. Es como un resumen visual de Mauritania en unas pocas horas.
💡 CONSEJO PRÁCTICO: Durante el trayecto de Nuadibú a Nuakchot, aprovechad para descansar. Sí, sé que suena obvio, pero después de días moviéndoos sin parar y especialmente tras la experiencia del Tren del Hierro, vuestro cuerpo os lo agradecerá.
Tiouilit, una playa sorpresa en la costa de Mauritania
En el épico trayecto por carretera que une las ciudades de Nuadibú y Nuakchot, el paisaje se convierte en un personaje más del viaje. A un lado, la inmensidad árida del Sahara te susurra historias de caravanas y silencio. Al otro, la fuerza indómita del Océano Atlántico ruge sin descanso. Lo que no esperaba es que tuviéramos una parada inesperada sorpresa que el equipo de Against The Compass EXPEDITIONS nos tenía en secreto.
Justo cuando la monotonía del camino amenazaba con instalarse, los motores se detuvieron en un lugar sin nombre en el mapa, pero que grabaríamos en la memoria: la playa de Tiouilit (Clic Map). Lo que parecía una simple parada técnica se transformó en uno de los momentos más mágicos del viaje, donde rápidamente el equipo montó una gran tienda sobre la arena dorada, creando un oasis de sombra frente a las olas. La invitación era irresistible.
No tengo fotos pero, sin pensarlo dos veces, nos cambiamos, y con el bañador puesto, corrimos hacia el agua. Sumergirse en las templadas (no muy frías) y potentes aguas del Atlántico, con las dunas del desierto más grande del mundo a tu espalda, es una sensación surrealista. Fue un bautismo de sal y arena, un instante de pura libertad en el que todos compartimos la misma sonrisa de asombro y felicidad.
Tras el refrescante baño, nos reunimos bajo la lona para reponer fuerzas. El menú del día, unas lentejas calientes y reconfortantes (por si el hierro del tren no llegaba), supo a gloria bendita en aquel paraje salvaje. No hay manjar de lujo que pueda superar la satisfacción de una comida sencilla compartida con compañeros de aventura, con los pies descalzos sobre la arena y la mirada perdida en el horizonte azul.
Y ¡vuelta al rock&roll! Aquel sería nuestro último "baile" en 4x4 por la playa antes de adentrarnos definitivamente en el interior. Y decidimos despedirnos a lo grande. Los coches aceleraron, bailando sobre la arena húmeda en una última carrera llena de adrenalina y alegría.
Dejamos atrás las olas y las dunas, llevando con nosotros el sabor a sal y la imagen imborrable de Tiouilit, mientras poníamos rumbo a nuestro siguiente destino: el bullicioso y fascinante mercado de camellos.
Mercado de Camellos: Un Espectáculo Bíblico (y Olfativo)
Unas cinco horas de coche por la carretera costera, llegamos de nuevo a Nuakchot a inicio de la tarde. El plan era ir directos al mercado de camellos. Para ello atravesamos esas calles "devoradas por la arena" que vimos el primer día y que relataba en el artículo "Nuakchot, capital de Mauritania (y Port du Pêche)".
El mercado de camellos, en las afueras, es una experiencia sensorial total. Primero lo hueles, luego lo oyes, y finalmente, lo ves. Un espectáculo que desafía cualquier lógica occidental. Menos mal que hemos comido ya porque el aroma... puede afectar al apetito". ¡Ya me lo imaginaba!
"¡MADRE MÍA!" Ante mí, una escena bíblica: cientos (¿miles?) de camellos de todos los tamaños y colores en un terreno polvoriento. Hombres con túnicas y turbantes negociando, cargando, descargando, o simplemente charlando como si estar rodeados de gigantes ungulados fuera lo más normal. "El mercado de camellos más grande que he visto".
Bajamos con aprensión. El olor (animal, estiércol, vete a saber qué más) me golpeó como una pared. "¿Siempre huele así?" Me adentré siguiendo al guía, que se movía con soltura entre animales y dueños. Ver tantos dromedarios (los camellos mauritanos, de una joroba) juntos es impresionante. Tumbados rumiando indiferentes, de pie imponentes, o mirándome con esa superioridad tan suya.
Parece ser que el mercado tiene su organización interna: zonas por tipo de camello (carga, reproductoras, jóvenes) e incluso una sección de "camellos de carrera". ¡Sí, las carreras de camellos son un deporte aquí! "¿Y cuánto cuesta un camello?" "Uno de carga básico, 1.000-1.500€. Uno bueno de carrera, 7.000€ o más. Y una hembra reproductora de buena genética... por ese precio te compras un coche decente en Europa". ¡Ojo!
De todos modos, de toda Mauritania, este es el lugar donde menos me he sentido "bienvenido" (y mira que el país es MUY AMABLE). No estuvimos ni media hora allí, absorbiendo este microcosmos. Vi camellos cargados hasta lo imposible y otros, literalmente, "empotrados" en el fondo de una furgoneta...
"No hay Mauritania sin camellos", reflexionó el guía al volver al coche. "Son nuestros coches, camiones, moneda, compañeros. Para entender este país, tienes que entender a estos animales".
Cena y Despedida en Nuakchot
Antes de la última ducha en el Nouakchott Hotel (como el primer día), nos hemos dejado caer por una moderna galería de arte donde comprar algún pequeño recuerdo. Lo cierto es que no hemos tenido muchas ocasiones para souvenirs. El tema es que poco dinero nos queda. ¡Apenas hemos gastado 100 € en todo el viaje! La expedición lo cubría todo..
Para la última noche, el equipo ha organizado una cena especial en otra casa tradicional donde se quedan los cocineros y chófers. Despedida del equipo y de la gastronomía mauritana. Últimas palabras, abrazos, despedida de Leti (estoy convencido que volveremos a coincidir por el camino). La verdad es que ha sido un grupo con grandes y buenas vibras...
La cena para Brendan y para mi no dio para mucho más porque éramos los primeros en ser trasladados al Aeropuerto ya que nuestro vuelo con escala en Gran Canaria salía de madrugada. Antonio iría dos días después. Ehedi aún no lo tenía claro. El resto irían salpicándose entre ellos...
Reflexiones finales, vuelo de regreso y despedida de Mauritania
Mi vuelo con Binter salió puntual, aterrizando alrededor de las 4 en Gran Canaria. Allí me despediría de Brendan y apenas 3 horas después embarcaría hacia Vigo, de ahí a A Coruña.. y ¡mi pequeña Olivia ya estaba esperando un abrazo de su papá! La conversación conmigo mismo no duró horas. Repasando momentos, organizando fotos, planes futuros... Mauritania había dejado una marca indeleble. En apenas una semana, había conectado genuinamente con un lugar desconocido para la mayoría. También con mis queridos Antonio y Ehedi, y Leti. Algo me dice que volveremos a coincidir pronto. ¡Hasta el próximo viaje!
Isaac (con el grupo español), ya desde España tras un gran viaje a Mauritania